—Me llamo Noah —dije en voz baja frente a él.

Él se removió nervioso frente a mi, no estaba disfrutando mi cercanía.

—¿Cuál es tu nombre? —pregunté, el alzo un poco la cabeza pero su mirada nunca se encontró con la mía.   Parecía que tenía miedo de hablar, abría un poco su boca, pero luego la cerraba sin emitir sonido.

—Está bien, pues hablar, no te preocupes —le alenté.

—El que usted desee amo —dijo en voz muy baja, su voz sonaba rota.

—No soy tu dueño—dije rápido y me sentí mal por el.

—¿Entonces quién es mi nuevo amo, a quien me vendió mi manada? —dijo lento y bajito.

—Nadie te ha vendido, te rescatamos, ya no eres el esclavo de nadie —dijo medianamente molestó, él se tensó por mi tono.

—Eres libre, ahora ¿cuál es tu nombre? —pregunte más calmado.

—Aiden—respondió, su nombre era hermoso, al igual que su voz.

—Ven vamos a mi habitación—dije poniéndome de pie y extendiendo una mano para ayudarlo a ponerse de pie, pero él esquivo mi mano creyendo que lo golpearía.

—Oye relajaté, yo no te voy a golpear, lo prometo —el asintió y se puso de pie. Entonces recordé como lo habían golpeado con aquel látigo y que estaba casi desnudo.

Le di un vistazo a su cuerpo, traía solo un bóxer y su camisa que estaba rota por detrás, su piel era naturalmente lechosa pero estaba sumamente manchada por suciedad, hematomas de colores, tenía cicatrices de cortes y también de quemaduras de varios tipos, pero las que más podía reconocer eran las de cigarrillos.

Otra cosa que me rompió el corazón fue ver un enorme collar metálico y viejo en su cuello, como podía alguien humillar así a una persona.

Dejando de mirarlo como si fuera un extraterrestre, le señale la puerta, él camino lento he inseguro.   Yo camine detrás de él y vi su espalda, llena de líneas rojas y en carne viva, él no se cura como nosotros.

Fui a mi cama y me senté en la orilla.

—Ven siéntate aquí —señale el espacio en la cama frente a mi.

Él lo hizo muy indeciso, entonces pensé en que no había visto bien su rostro.   Acerqué lentamente mi mano para que no pensara que le haría daño aunque no hizo la diferencia porque igual se tensó, tome suavemente su rostro y lo levanté, tenía el pómulo y la mejilla morados, su labio también estaba roto, mi lobo gruñó y el tembló un poco.

Entonces nuestras miradas chocaron, lo sentía, era él, es mi compañero.

—Llamaré a un doctor para que te cure esas heridas, te duele algo además de la espalda? —pregunte, él me miró sorprendido como si le hubiese dicho que podía respirar bajo el agua.

—No, no es necesario se van a curar con el tiempo —respondió.

—Claro que no, lo traeré y le dirás lo que te duele —dije firme, el bajo la mirada.

Narra Aiden

Luego de varios gritos de distintas personas en el comedor, dos hombres fuertes me tomaron de los brazos y me llevaron a otro lugar mientras yo gritaba en pánico, tenía miedo de lo que planeaban hacerme.

Ellos me llevaron al segundo piso y me dejaron en una cama que se encontraba en una enorme habitación, ambos muchachos salieron sin hablarme y yo me calme un poco ya que no me hicieron nada.

Le di una mirada a la habitación, estaba llena de aparatos electrónicos que yo no conocía y parecía decorada como para un hombre, quizá esta era la habitación de mi nuevo dueño y la mujer estaba molesta por qué había hecho algo sin el permiso de mi dueño, eso quiere decir que mi amo estaría furioso también, el miedo me invadió y termine metiéndome en el armario de la habitación.

—Umm hola yo —escuche la voz del muchacho que había entrado a la habitación, el debía ser mi nuevo dueño.

En un intento por no hacerlo enojar más, me arrodillé frente a él con la mirada en el suelo y le pedí disculpas.

—Ummm no, tú no, no es necesario que hagas eso, no estás en problemas —dijo haciéndome callar, era bueno saber que no me iba a castigar.

—Me llamo Noah —dijo en voz baja, me sentí tan nervioso, no sabía que esperar de él, el Alfa dijo que sería peor que el, pero no parecía serlo o quizá solo lo fingía para burlarse de mí luego.

Él se acercaba lentamente a mí y lo único que podría pensar era en qué forma pensaba golpearme.

—¿Cuál es tu nombre? —pregunto, yo levanté un poquito la cabeza pero mantuve la mirada en el suelo, intente responderle, pero recordé que nesecitaba que me diera permiso para hablar.

—Está bien, puedes hablar, no te preocupes —una vez que me dio permiso respondí.

—El que usted desee amo —dije en voz baja, la verdad no importaba mucho mi nombre, él me diría como creyera más apropiado, después de todo  soy su propiedad.

—No soy tu dueño —dijo medianamente molesto y me asuste, quizá esta enojado.

—Entonces quién es mi nuevo amo, a quien me vendió mi ex manada? —pregunte casi sin querer escuchar la respuesta.

—Nadie te ha vendido, te rescatamos, ya no eres el esclavo de nadie —dijo, si ya no era esclavo entonces ¿Qué soy?  ¿Para que le sirvo?

—Eres libre, ahora cuál es tu nombre? —pregunto, no sabía si decir la verdad o solo jugaba.

—Aiden —respondí con la voz gangosa, puede que dormir en medio de una nevada no me mate, por ser un lobo pero tal vez me enfermé.

—Ven vamos a mi habitación —dijo y entonces extendió su mano hacia mi, lo primero que pensé fue que me golpearía, pero sorprendentemente solo extendió su mano para ayudarme.

—Oye relajate, yo no te voy a golpear, lo prometo —asentí sin creerle del todo y me puse de pie por mí mismo, lo que fue difícil por el dolor de mi abdomen y de mi brazo.

Luego de unos minutos de examinarme, él caminó y se sentó en su cama, yo no tenía permitido usar los muebles en la mansión asique ni me acerqué a la cama.

—Ven siéntate aquí —señaló un espacio en la cama, bueno si eso es lo que quiere eso haré.

Luego de sentarme el acercó su mano a mí, confíe en lo que me dijo sobre no golpearme, pero el instinto me gano y me removí un poco, el tomo mi barbilla y levanto mi rostro, quizá quiere que lo mire o talvez no, nunca miro a nadie a los ojos, me castigan si lo hago, pero quizá con él sea diferente. Levante un poco mi vista y por unos segundos hicimos contacto visual, por dicha no se veía molesto.

—Llamaré a un doctor para que te cure esas heridas, ¿te duelo algo además de la espalda? —pregunto, bueno eso me sorprendió bastante, para que llamaría a un doctor, no lo merezco no he visto a un doctor desde que tenía cinco años.

—No, no es necesario se van a curar con el tiempo —respondí, y era así, la verdad he estado mucho peor y he vivido para contarlo.

—Claro que no, lo traeré y le dirás lo que te duele—dijo con voz autoritaria.

Publicado Dic. 21, 2015.

Editado 2018

The Broken Omega (Terminada)Where stories live. Discover now