Capítulo 9

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La nave hostil estaba ganando terreno. Las naves quarianas y la Nilo parecían moscas que revoleteaban a su alrededor y cada pocos minutos alguna era alcanzada y se convertía en chatarra espacial.

Para colmo un acorazado apareció de la nada. El coronel se temía lo peor. Piratas, Batarianos, cualquiera con ánimo de guerra. O una nave invasora aun más grande a la que se enfrentaba.

Todas las posibilidades eran terribles, ninguna buena.

El teniente y Leesa compartieron una mirada de desesperación. Todo estaba avocado al fracaso. La misión estaba predestinada a un desastroso final.

—Siento todo lo que dije antes, siento que esto tenga que terminar así— dijo Leesa con la mirada fija al suelo.

—No te preocupes—tranquilizó Cooper—. El coronel ha salido de peores situaciones—dijo mientras miraba al coronel que se encontraba sujeto a una de las barras de metal que sobresalían de la cabina mientras observaba la batalla y hacía leves indicaciones al piloto. Leesa seguía con la mirada estancada. El teniente le levantó la barbilla metálica del casco y le dirigió la cabeza hacía la suya.

—Pase lo que pase—dijo Cooper—. Siempre te tendré aquí—El teniente se señaló el corazón. No se atrevía a decir nada más. No allí, no en esa situación. Pasara lo que pasara el futuro era negro. Sus decisiones tendrían consecuencias. O morían allí mismo a manos de la nave invasora, o la sobrevivían y se pudría en una celda de la alianza después de un consejo de guerra.

Leesa asintió y le abrazó, al tiempo que la nave se tambaleaba nuevamente.

El joven piloto de la Nilo voló pegándose mucho a la nave hostil y soltó misiles que impactaron de lleno.

—Este era el momento al cual no quería llegar piloto—dijo el coronel—. Es una pena que todavía no sepa de donde ha salido usted.

—Señor, espero seguir con vida para contarle la historia de mi vida—sonrió el piloto mientras acometía maniobras inverosímiles.

La SSV Nilo esquivó unas cuantas naves quarianas y dio media vuelta para volver a atacar a la nave invasora. Pero una lluvia de proyectiles impactaron contra ella y le hicieron perder orbita.

La nave quedó a oscuras.

Estaba cayendo.

Los motores se habían desactivado con la explosión y caían peligrosamente y sin rumbo. De seguir así se iban a evaporizar en pocos minutos.

—Timonel, es el momento de mostrar su valor como piloto—dijo el coronel—. Ahora recupere mi nave y evite que nos convirtamos en polvo.

La Nilo recuperó el rumbo cuando la sobrecarga de sus motores cesó. Todos los sistemas se encendieron repentinamente y vieron que un misil se acercaba directamente hacía ellos. No había tiempo para esquivarlo.

Ese era el final.

Una ráfaga milagrosa hizo estallar el misil a poca distancia de la Nilo y seguidamente se escuchó un mensaje de radio.

—SSV Nilo, aquí la SSV Laos ¿Nos recibe?

Al coronel se le iluminó la cara al escuchar la transmisión. La SSV Laos era uno de los acorazados más importantes de la Alianza. Una inmensa nave de guerra.

—Aquí la SSV Nilo os recibimos perfectamente. Nos alegramos de escucharles.

—SSV Nilo, tenemos ordenes del Almirante Hackett de ayudarles en todo lo que necesiten.

Tras esto el coronel pudo contemplar vía radar como los misiles nave-nave de la SSV Laos llovían encima de la nave invasora, que por fin parecía mostrar síntomas de estar sufriendo daños.

Mass Effect: The old arkWhere stories live. Discover now