Capítulo 1

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La pantalla holográfica parpadeaba incesantemente con un color naranja oscuro bastante característico. La luz sobresalía intermitentemente bajo la puerta del dormitorio de aquel pequeño apartamento. Situada frente a la cama, sobre la pared, proyectaba pequeños destellos sobre los que se podía vislumbrar la sombra de un hombre que yacía sobre un estoico colchón.

La luz del sol bañó la habitación cuando las persianas automáticas se abrieron. Alejando la penumbra y dejando entrever un dormitorio ordenado y austero.

La alarma despertadora emitía una melodía armoniosa. Hoy era un día espléndido. El cielo había amanecido despejado y ni una nube empañaba el mar azul en el que se había convertido la mañana.

El coronel se incorporó cuidadosamente. Y enseguida se dirigió a la terminal holográfica, en ella se podía apreciar tenue el logo de la Alianza. Parecía una transmisión urgente de alta seguridad.

Activó el mensaje, y empezó la reproducción.

Se trataba de una enigmática clave alfanumérica. Suspiró brevemente en señal de hastío. Seguidamente saco su omni-herramienta y copió los datos. Una vez en su brazo, el sistema tardó unos segundos en descifrar el mensaje.

La alianza de sistemas, el gobierno de la tierra independiente y supranacional que representaba los intereses de la humanidad, le habían convocado para una misión de urgencia.

Tanteó la puerta del armario que decoraba la pared y de una percha sacó un elegante traje de la marina de la Alianza, que se colocó cuidadosamente. De su hombro sobresalían las flechas que indicaban su rango, en la solapa una ristra de medallas de varios tamaños y colores.

Aquel hombre era un soldado importante en la Alianza. Su hoja de servicios tenía al menos dos medallas al honor y una decena de distinciones, repartidas en un centenar de misiones.

Era un comando, y de los mejores.

Salió de aquel pequeño apartamento. Estaba situado en la planta ciento trece de una torre de viviendas. Todas esas torres eran iguales, angulares, prominentes. Idéntico pasillo, angosto y luminoso. Los mismos apartamentos, las mismas puertas, el mismo color. Todo blanco, reluciente. Era su caja de zapatos particular.

Cogió uno de los quince ascensores que se desperdigaban por toda la planta. Era el que más cerca le dejaba de la salida. Aunque realmente eso no le importaba. Los tres o cuatro minutos que pasaba en el ascensor para llegar al bajo eran eternos. No le gustaba vivir en aquellos apartamentos vivienda. Pero era lo que ofrecía la Alianza a sus soldados.
Años y años de servicio activo, y como recompensa te daban una palmada en la espalda, dos medallas para lucir en las cenas familiares y un diminuto apartamento situado en lo alto de una torre, en medio de la nada. Magnifico.

Una vez fuera del edificio, cruzó la calle poco transitada y no tuvo ningún problema en parar un taxi. Tenía su vehículo propio. Pero a donde se dirigía no lo iba a necesitar.

Su destino era el cuartel general de la alianza de sistemas. Situado a las afueras de la capital de Ibérica. El país estado que estaba constituido por las naciones que antaño se denominaban como España y Portugal.

El cuartel general se ubicaba en una zona privilegiada de las afueras de la ciudad. Entre la bella llanura verdosa y las montañas blancas. Era un edificio triangular de exquisita belleza arquitectónica.

De metal plateado y blanco lacado, sobresalía de entre todas las edificaciones una en concreto. Una gigantesca plataforma de lanzamiento. Moderna, de última generación.

El coronel se abrió paso por el cuartel. Puertas automáticas con lectura facial, se habrían a su paso. Saludos y poses militares para los soldados que custodiaban los accesos. Un intenso desfile coreográfico militar hasta llegar a la zona de lanzamiento. Allí un trasbordador le esperaba para llevarle a velocidad MRL hasta su destino.


El coronel casi siempre trabajaba solo, su especialidad era la infiltración tras las líneas enemigas. Sus últimas incursiones eran rescates, sabotajes y neutralización de objetivos. Solía concluir las misiones, incluso antes de que el enemigo se diera cuenta.

Pero ya le habían informado de que para esa misión no tendría la oportunidad de trabajar solo. Sabía que en cuanto llegará a su destino, una nave clase Fragata, le esperaba para comandarla hacia los sistemas Terminus, más concretamente hacia el sistema Fathar, dentro de la Nebulosa de Omega. Acompañado de un Quariano de nombre impronunciable y que era más joven que cualquiera de los reclutas que la Alianza de Sistemas se atrevería a meter en una nave.

Tendría que hacer de canguro. Y eso le hacía revolverse. Se preguntaba, desde cuando la Alianza trabajaba en conjunto con los Quarianos. Nunca habían mostrado interés alguno en aquella especie. Y la flotilla sabía a qué atenerse, por eso nunca se habían acercado a ningún asentamiento humano.
¿Qué significaba que le asignaran proteger a ese Quariano en esta incursión?

Mass Effect: The old arkOnde as histórias ganham vida. Descobre agora