—¿Este mes te están doliendo? —preguntó, agarrando con suavidad mis pechos. Su sonrisa creció más cuando notó que mi respiración se agitó. Yo asentí a su pregunta, queriendo cerrar las piernas, pero su cuerpo entre ellas imposibilitó la acción—. Yo puedo ayudarte en eso, linda. —Su caliente mano se introdujo entre la falda de mi vestido; la otra desabotonaba los botones delanteros, abriendo uno por uno, dejando a la vista tanto mi sostén como mi vientre. Sus labios se estrellaron con los míos—. Pero te quiero en la cama, no en la cocina.

No había ido para tener sexo con él, pero lo necesitaba y quería, así que no me negué.

***

—Se suponía que no me iba a acostar contigo hoy —le dije mientras descansaba, bastante adormilada, en el pecho de mi novio.

—Soy muy persuasivo. —Presionó su boca en mi cabeza en un pequeño beso—. He estado pensando que nunca has acampado y... quisiera que fuéramos, este fin de semana, desde mañana hasta el lunes, aprovechando que es un día feriado. ¿Qué dices? Nosotros dos, solos por algunos días.

Hice la que me lo pensaba, aunque era obvio que iba a aceptar. Me encantaba la naturaleza, como al resto de mi familia, y quería ir con él.

—¿Por qué no? —Suspiró aliviado haciéndome reír.

—Entonces mañana partimos... ¿Quieres comer o prefieres dormir?

—Dormir y luego comer, pero antes de cualquier cosa, me daré un baño e iré a hacer pis. —Apoyé la barbilla en su pecho haciendo un puchero decidido que lo hizo reír. Enredó sus brazos en mi espalda para deslizarme por su cuerpo hasta que tuvo su boca en la mía.

—Quédate en un rato más, puedes ducharte luego. —Negué: necesitaba limpiarme.

—También puedo dormir luego y tengo que lavarme... ya sabes —dije incómoda, haciéndolo reír un tanto. Me dejó ir.

—Te esperaré aquí, no quiero dormir ni una hora más sin ti.

Volví a mi antigua posición.

—Respecto a eso..., creo que es mejor que yo viva en mi casa.

—¿Qué? no —se quejó alargando la «o» y volviendo a retenerme con él en la cama.

—Si lo piensas bien, si es lo mejor. Lo único que hacemos es quitarnos tiempo, tú estás con lo de la universidad y yo casi comienzo exámenes: tengo que estudiar y sería una distracción, una gran distracción. Mi familia desaprobaría esto, y no quiero decepcionar a nadie. —Hizo una mueca comenzando a acariciar mi cabello.

—Pero seguirás pasando días conmigo, ¿verdad?

—Podría hacerlo.

—No quiero ser una pareja convencional que solo ve a su novia los fines de semana. —Reí dejando un beso en su cuello.

—No solo nos veremos los fines de semana, no creo que pueda hacerlo. Quizá solo cuando esté enojada contigo, tanto que no quiera verte. —Dio pequeñas caricias en mi rostro, enseriándose.

—Quiero casarme contigo ya... por cierto, no se me ha pasado por alto que no tienes el anillo de compromiso en tu dedo.

—Hablando de anillos de compromiso... tengo el auto sin gasolina.

—¿Qué tiene que ver un anillo con un auto?

—Que el anillo está en el auto.

Subió mi rostro con su mano lanzándome una mirada que dejaba ver que lo que había dicho no tenía sentido para él.

Lunas escarlataWhere stories live. Discover now