Capítulo 4: Nunca te metas con una anciana.

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—Una lección que no aprendió en el colegio, y es a ser sapo—Louis completo. Brad soltó una carcajada negando con la cabeza.

Salimos de la cafetería por fin.

—Bueno Brad, nos vemos después—Torcí el gesto—Mejor dicho, después me sigues persiguiendo...

—Ilusa-Volteó los ojos—No te perseguía esa cafetería es de una amiga de mamá solo estaba haciendo un trabajo—Se rasco el cuello.

—Aja si tú lo dices, Adiós Brad—Me despedí con la mano.

—Adiós—imito mi gesto.

Nos subimos al carro de Louis.

—¿Dónde está?—pregunte tranquila.

—¿Dónde qué?—Se hizo el que no sabía de qué hablaba.

—¿Dónde pusiste el rastreador?—Louis miró nervioso a todos lados.

–En tus aretes—Abrí los ojos sorprendida—Tú realmente estás loco, ¿en mis aretes, enserio?

—A ver como la niña encontraba en donde estaban entonces decidí que era mejor que lo llevaras en miniatura y pegado a tu oído, lo sé soy un genio, no hace falta que lo digas-Movió su cabello de un lado a otro.

—Eres un idiota—Espeté.

—Un idiota que te salvó tu casi inexistente trasero, así que: Calladita te ves más bonita—Me puso un dedo en mis labios mientras con la otra mano manejaba.

—Quítame tú asquerosa mano de mis labios—Le di un manotazo para que quitara la mano de mi cara—Ve tú a saber qué cosas han pasado por ella.

—Cosas que es mejor que nunca sepas—Me guiño un ojo. Hice una mueca de asco.

—Cerdo—murmuré.

—Para que hablas—Me miro, después regreso la vista hacia el camino.

Y se acabó la conversación.

Una vez llegamos a mi casa subimos a mi habitación a seguir hablando sobre lo que había pasado, terminamos acordando que no le diríamos a nadie por ahora para no asustarlos. Cuando dio la hora mis hermanos entraron a la casa gritando:

—TENEMOS HAMBRE—Hablaron a la vez.

Louis y yo bajemos las escalares, Fiorella no se había dado cuenta con lo ocupada que estaba que no había entrado con ellos.

Mis hermanos en conjunto con Louis comieron hasta saciarse, parecían cavernícolas. Después del almuerzo cada uno subió a su habitación a cambiarse, para luego hacer sus tareas, yo subí me tire en mi cama mirando el techo, al rato entro Cooper.

—Perdón—murmuro sentándose en mi cama, yo me levante apoyando mi cabeza en su hombro.

—Perdonado hermanito—Cuando discutíamos nos molestamos con el otro pero siempre luego de un rato se nos pasaba la rabia dándole paso el remordimiento.

—Tengo una idea Fiorella el día de hoy para cenar va a ser espaguetis, vamos a hacerle una broma Chase...—Yo solo asentía con la cabeza.

Bajamos antes que Fiorella los llamara todos para comer. Mamá ya había llegado de trabajar ahora se encontraba en su cuarto cambiándose, aprovechamos que se estaba cambiando y una distracción de Fiorella para echarla salsa picante de habanero en el espagueti de Chase.

Salimos de la cocina antes que Fiorella entrara, y subimos a nuestros cuartos a esperar que nos llamaran.

—TODOS BAJEN A COMER—Fiorella gritó. Esto iba a ser divertido. Baje las escaleras hoy me había puesto unos calcetines Morado y el otro amarillo, sonreí, cuando llegue todos ya estaban en la mesa sentados esperando que yo llegara.

Charlotte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora