EPILOGO

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Una hermosa mujer de cabello plateado y ojos claros se encontraba alejada de la sociedad en algún lugar de Noriega, estaba en una habitación apartada de aquella mansión, algo oscura para su gusto. Estaba en pleno parto por lo cual sostenía las sabanas como podía esperando que así aquel dolor desgarrador cesara, su respiración era disfuncional y algunos que otros gritos se podían oír de sus labios. A su lado se encontraba una hermosa rubia de ojos miel y cabello enrulado atendiéndola en tan maravilloso momento.

Estaba a punto de traer al mundo una nueva vida, una que estuvo en su vientre por varios meses.

-Esto no debería estar pasando –Decía la madre mientras alternaba las reparaciones y pujaba.

-Todo saldrá bien señora Germanotta –Le aclaraba la chica que tenía un traje blanco.

-Aun faltan dos meses –Dio un respiro profundo y luego dejo salir un pequeño gemido de dolor, aquella situación era demasiado angustiante y desesperante para ella- ¿Ya viene el doctor?

-Ya le he informado, debe venir en camino. Ahora confié en mi y puje –Le decía la chica mientras mantenía sus piernas separadas.

Sintió que el mundo se le venía encima cuando intento pujar por última vez, pudo apreciar en medio de aquel suplicio como la rubia sostenía en sus manos el cuerpecito ensangrentado de un bebe, su bebe. Era tan blanco y hermoso, su cabello tan negro y abundante. Lo mejor que sus ojos habían apreciado.

-Es una hermosa niña –Decía la muchacha mientras se la colocaba en sus brazos, seguido de eso se dedico a atenderla.

Después de varios minutos la nueva madre estaba lista. Le entrego la bebe de nuevo a la muchacha que con buenos sentimientos lavo el cuerpecito del infante. Tenía muy buenos pulmones y eso le parecía maravilloso. Jamás imagino que su pequeño bebe seria niña, desde que supo de su existencia prefirió alejarse de aquellos detalles.

-Ya está lista para ir con mama –Le dijo la muchacha con una radiante sonrisa.

-Llévatela lejos de aquí –La partera se coloco rígida y meció a la infante con amor.

-¿Qué? –Pregunto con inocencia.

-Cuando el doctor llegue el sabrá que hacer con ella –Las lagrimas en el rostro de aquella mujer eran de puro dolor- No puedo tenerla. Mi vida se vería alterada y no me siento lista para ella.

-Pero es su pequeña. No lo haga –La voz tenia cierto tono suplicante.

-Lo he decidido –Otta la miro suplicante, ver a su pequeña la hacía fallecer- Ni siquiera sé quien sea su padre. Por culpa de mis errores esta aquí. No quiero complicarle más su existencia.

-¿Puedo quedármela? –Esta vez se miraron por largos segundos, Germanotta no sabía que responder pero cuando vio con el amor que ella la abrazaba supo que era lo mejor.

-Ciento un vínculo amoroso entre ustedes. Si la deseas yo te la entrego. Solo por favor... -Ambas se miraron y de cierto modo se comprendieron- Cuídala mucho.

La chica salió de la habitación meciendo a la que sería su nueva hija. Había llegado con el plan de robársela pero la misma diosa se la había entregado. Llego hasta una habitación y sin recoger nada se coloco una capa y marcho de la mansión, lejos de todos.

-Tu padre estaría orgulloso si pudiera mirarte –Observo el cielo y como si hubiese pedido permiso este se ilumino, transportándola a aquel mundo de dioses. Heimdall la miro con recelo y ella le respondió del mismo modo. Camino unos pasos observando a Odin, padre de todo el cual permanecía de pies a unos metros lejos de ella. Extendió el pequeño cuerpo al frente y en una reverencia afirmo su pedido- Me gustaría cuidarla yo padre de todos. Le juro con mi vida protegerla.

Control Total [Loki Laufeyson y Lady Gaga]Where stories live. Discover now