Capítulo 17

246 20 2
                                    

Me despierto algo molesto, en toda mi habitación se escucha un ruido constante y fuerte. Seguramente es el vecino haciendo alguna "pequeña" obra. Miro la hora en el reloj y son las diez y cinco nada más. Me levanto de la cama, todavía con legañas en los ojos, y me dirijo al baño para lavarme la cara y así despertarme un poco. Al salir, compruebo si mi madre está despierta en el salón, y, efectivamente está ahí.

—Buenos días ¿Cómo dormiste? —me dice con una voz baja y grave, seguramente ella también se habrá levantado por el ruido del vecino.
—Dormir bien, pero despertarme mal.
—¿Tú también te despertaste por el vecino?.

Asiento y hace una cara burlona de enfado. Me río y luego ella hace lo mismo.

—Desayuna que yo ya lo hice —dice luego.

Entro a la cocina y veo que queda un poco de café en la cafetera. Me lo pongo en un vaso con leche y la caliento. Me hago unas tostadas con mantequilla también. En lo que espero a que el pan y la leche terminen de calentarse voy a mi habitación, cojo el móvil y regreso. Termino de prepararme el desayuno, me siento y empiezo a comer. Cojo el móvil y enciendo la pantalla. Tengo un mensaje, desbloqueo el móvil y compruebo que el mensaje es de Iker.

"Buenos días feo. No te olvides de que tienes que venir a mi casa eh."

Sonrío al terminar de leer el mensaje y le contesto:

"Buenos días, no me he olvidado, después te veo."

Termino de comer y frego el plato y guardo todo lo que utilicé. Voy a mi habitación y cojo unos calzoncillos y un pantalón de pijama corto para bañarme.
Entro al baño, me desnudo y me baño con agua tibia. Estoy bastante cansado por lo que el agua, como siempre, me relaja. Al salir, me visto, recojo todo y vuelvo a mi habitación para tumbarme un rato con el móvil. 
Al cabo de un par de minutos, compruebo la hora en el móvil y ya son las doce y media. Recojo un poco mi cuarto y me visto.
Mi madre ya terminó de hacer la comida, por lo tanto salgo a comer. Al verme vestido me pregunta:

—¿Adónde vas a ir?
—A casa de Iker, pero como contigo.
—Ah vale —me dice mientras me sirve la comida.

Nos sentamos a comer mientras vemos las noticias.

—Ah por cierto, antes de que se me olvide. Mañana por la noche no me quedo aquí, me quedo en casa de abuela que sigue un poco mala, pero, me voy por la tarde por que como no puede salir tengo que hacerle la compra. Por lo que te quedarás sólo.

—Vale, no pasa nada —le contesto.
—Si quieres dile a Iker que se quede aquí, ya que estas mucho con él últimamente.

Al oír esas palabras, me sonrojo un poco pero asiento y le digo:

—Vale yo se lo digo después. ¿Hugo, Daniela y Valeria también pueden?
—Sí, claro.

Terminamos de comer y lo recojo todo con un poco de prisa, ya que, ya son las dos menos veinte. Le doy un beso a mi madre y me despido, cojo las llaves, el móvil y salgo. En un minuto llego al portal de Iker y toco el timbre. Estoy un poco nervioso por esa pequeña discusión  de ayer y no sé de qué hablar ahora.

—Voy —me dice por el telefonillo.

Se abre la puerta y subo hasta su casa ligeramente. Veo que la puerta está levemente abierta y entro. No hay nadie en salón, pero, antes de entrar oigo a Iker que me dice desde su habitación:

—Ya salgo, siéntate.

Dejo las llaves en la mesa del salón y me siento. Cojo el móvil y me pongo a jugar a algunos juegos que tengo desde hace montón. Sale de su habitación y se sienta al lado mío.

—¿Qué haces? —me dice comprobando mi móvil.

Dejo el móvil y me saluda con un beso y un abrazo. Enciende la tele y nos ponemos a verla.
Durante tres o cuatro minutos hay un poco de tensión entre los dos ya que no hemos dicho apenas tres palabras. Apaga la tele de repente y me coge las manos.

—Dylan... —me dice mientras giro mi cara hacia él— quiero hablar sobre lo de ayer.
—No pasa nada —digo.
—Sí, si pasa. Ayer no lo dejamos muy claro y quiero que entiendas lo que pasó.
—No pasa nada en serio, ya me diste tu razón y te creo.
—Está bien... Sólo quiero que sepas que te quiero a ti y no a él —me dice mientras me acaricia las manos y se acerca poco a poco para besarme.

Le devuelvo el beso a la misma vez que le abrazo. Siento que es el más sincero que jamás me ha dado. Cuando nuestras lenguas y labios hacen el ritual de alejarse, me dice:

—Al final, los chicos no pueden venir.
—No pasa nada. Otro día será.

Me mira a los ojos y se tira encima mía a abrazarme y darme más besos. Y yo, le devuelvo el abrazo más fuerte y le beso aún más.

Así estuvimos prácticamente toda la tarde, vimos una película, se quedó dormido como siempre, tomamos la merienda y estuvimos tirados en el sofá toda la tarde.

Han pasado un par de horas, ya son las nueve y media de la noche. Tengo un poco de sueño y estoy un poco cansado.

—Ya me voy, estoy agotado —digo mientras le abrazo y le doy un beso.
—No pasa nada feo, mañana hablamos.

Antes de salir por la puerta, me acuerdo y le digo:

—Mañana me quedo sólo desde por la tarde hasta por la mañana. Quédate a dormir en mi casa si quieres y así pasamos el día juntos. Se lo voy a decir a las chicas y Hugo.

Sonríe y me contesta mientras se acerca:

—Esta bien, mañana te llamo y ya me dices la hora. Te quiero —me dice mientras se dirige a la puerta, me da un beso y me abraza lento y flojo. Como me gustan que me abracen.

—Y yo —le contesto mientras bajo las escaleras.
—Y recuerda... —me dice—. Una y otra vez...

Una y otra vez.Where stories live. Discover now