Capítulo 15

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Siento un frescor en mi pecho que me hace despertar, la ventana seguramente está abierta. Con los ojos cerrados, paso la mano por la cama buscando a Iker. No está. Habrá ido a desayunar. Me levanto, me pongo la ropa interior y me dirijo a la cocina para ver si esta ahí. No está tampoco, así que voy al salón para saber si esta ahí y, efectivamente lo está, viendo la tele.

—Buenos días feo —me dice— desayuna que yo ya desayuné.
—No tengo hambre
—Ven entonces —me dice mientras da suaves golpes al lado suyo en el sillón.

Me tumbo y me recuesto encima de su pecho, la verdad es que no he dormido muy bien. Oigo como le llega un mensaje, responde, le llega otro y vuelve a contestar. Así durante un rato.

—¿Quién es? —le pregunto extrañado.
—Aitor, un amigo mío, que quedé con el después porque le tengo que devolver unas cosas.

La verdad es que no le doy importancia, aunque lleve unos minutos pegado al móvil. De repente me llega a mi también otro mensaje, miro a ver quien es y veo que es de mi madre:

"—Dylan, ya estoy en casa. ¿Te vienes ya?
Ok, me visto y voy.
Ok."

Bloqueo el teléfono y le digo:

—Me tengo que ir.
—Vale, yo esta noche te llamo.

Voy a la habitación y me visto. Meto todo en la maleta y salgo al salón para irme ya. Antes de abrir la puerta, se levanta y me da un beso y un abrazo.

—Te quiero —le digo mientras bajo las escaleras.

Llego a mi portal, abro la puerta y subo las escaleras lentamente. Al entrar en mi casa, cierro la puerta y saludo a mi madre con dos besos y un abrazo.

—¿Qué tal está abuela? —le pregunto.
—Está mejor, ya sólo tiene un poco de fiebre.
—Me alegro.
—Vete preparando la mesa que dentro de un rato comemos que traje un poco de ensaladilla.

Dejo las cosas en mi habitación y me pongo un pantalón corto de pijama. Es ahí cuando me percato de que tengo la ropa interior de Iker. Se los devolveré otro día. Salgo y empiezo a preparar las cosas para el almuerzo. Al rato, mi madre pone nuestra comida y comemos mientras vemos la tele y hablamos un rato. Al terminar, recojo la mesa mientras mi madre frega los platos y vasos. Nos sentamos a ver la tele hasta que ya son las cuatro. Me levanto y le digo:

—Me voy a bañar. ¿Vas a entrar al baño?
—No, pero no tardes de todas maneras.
—Vale.

Cojo otra ropa interior limpia y un pantalón de pijama. Voy al baño y me quito la ropa, poniendo los calzoncillos de Iker a lavar para dárselos limpios. Me meto en la bañera y me baño con agua caliente, estoy bastante cansado por lo que la ducha cada vez me relaja más. Me pongo el gel y el champú dándome masajes. Me lo aclaro, salgo de la bañera, me seco y recojo el baño. Al terminar, voy a la cocina ya que tengo un poco de hambre. Me hago un sándwich mixto caliente y un vaso de leche tibia con cacao. Termino, ordeno las cosas y me tumbo en el sillón. Mi madre, que estaba en su habitación, viene.

—Dylan, hazme un favor.
—Si claro, díme.
—Vistete y vete a comprar un refresco que no hay.
—Vale dejame el dinero en la mesa.- le digo mientras voy a mi habitación a vestirme.

Al llegar me pongo lo primero que cojo: un pantalón corto de deporte, una camisilla blanca y las zapatillas. Cojo el dinero y salgo de mi casa para ir a la tienda, la cual está a casi diez minutos caminando. Deberían hacer una mas cerca. Tengo que pasar por la plaza y el parque así que a lo mejor veo a alguien.
Por desgracia, no veo a nadie conocido ni diferente en el camino a la tienda. Sólo a dos ancianas dando un paseo por la plaza, una señora minusválida en el parque y a un niño de mi edad que no había visto nunca al lado de un callejón, a dos o tres calles de mi casa.
Llego a la tienda y compro el refresco. De regreso a casa, paso por el callejón que había dicho antes. Al girar la esquina, me quedo boquiabierto, mi corazón se encoge pero a la misma se acelera, me recorre una sensación de vacío por todo el cuerpo, de decepción y desconcierto. Me quiero morir. Estoy viendo la última cosa que, ni me había imaginado, ni quería ver. Veo al chico de mi edad que había visto antes besar a Iker. No sé ni que hacer. ¿Qué está pasando? ¿Por qué Iker me hace esto? ¿Sólo me quería para lo que pasó anoche? Quiero ir y pegarle una bofetada, pero mi cuerpo no me deja en este momento. No me puedo ni mover. Cuando Iker se percata de que estoy ahí, abre los ojos como platos y empuja fuertemente al niño hacia un lado, ese debería ser Aitor.

—¡Dylan! —grita mientras.

Se acerca a mi a la misma vez que camino hacia atrás, mientras tanto noto las lágrimas en mis ojos. Cuando por fin llega a mí, me coge de la muñeca intentado pararme.

—¿Cómo has podido? —le digo mientras le suelto la mano con un brusco y fuerte golpe mientras corro de vuelta al principio del callejón.

Mientras corro, se me salen las lágrimas una detrás de otra. Cuando noto que él ya no esta detrás mía, paro de correr. Me seco las lágrimas mientras vuelvo a mi casa por un camino diferente. Al entrar al portal, me vuelvo a secar las lágrimas para que mi madre no me pregunte. Aunque sé que no se me han quitado del todo. Entro a mi casa y me dirijo a la cocina ligeramente para que mi madre no me vea el brillo en los ojos y la cara sonrojada. Dejo el refresco en la nevera y me dirijo a mi habitación.

—¡Me voy a acostar, no me molestes! —le digo a mi madre desde mi habitación.

Cierro la puerta con llave y me tumbo en la cama. Miro al techo y empiezo a llorar, aún más que antes. No sé cómo me pudo hacer esto. Recuerdo los pocos momentos que he vivido con él. Cuando lo conocí en la plaza, cuando se quedó dormido en mi hombro, cuando se durmió en mi pecho, cuando vimos esa película de miedo, cuando nos besamos, ayer... Cada vez que recuerdo cada uno de los momentos, se me salen más y más lágrimas, cómo si cada una de ellas fuese un momento a su lado. Hasta que, entre llantos me quedo dormido.

Una y otra vez.Where stories live. Discover now