Capítulo 9

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Voy abriendo los ojos poco a poco. Miro el reloj de pared que tengo en mi habitación, son las cinco y diez. Me levanto y voy a la cocina a merendar para no tener el estómago vacío. No tengo mucha hambre, así que cojo una magdalena y un zumo. Mientras tanto cojo el móvil, lo desbloqueo y veo "Mensaje de Iker".

Al ver eso noto una sensación en el pecho bastante fuerte, como de susto.
El mensaje decía:

" Dylan, con las prisas de irte, se te ha quedado el cargador del móvil aquí."

Analizo cada palabra y parte de esa frase. "Con las prisas de irte". ¿A qué se refiere? ¿Sabía que quería largarme de allí lo antes posible?
"Se te ha quedado el cargador del móvil aquí" "aquí"... Por lo tanto, muy a mi pesar, tendré que ir a recogerlo. Cuando termino de analizar el mensaje y dejar la paranoia a un lado, le contesto:

"Vale, termino de comer y voy a buscarlo."

Cuando le mando el mensaje, entra mi madre a la cocina. Está vestida con ropa de calle, no le pregunto nada, ya que estoy todavía pensando sobre este último día. Le sonrío y le doy dos besos. Se prepara un café y coge una magdalena también. Cuando está a punto de salir de la cocina, me dice:

-Por cierto, yo me voy ya. Hoy no me voy a quedar aquí, me quedo en casa de abuela para cuidarla que todavía está malita. Si quieres, dile a tus amigos que se queden hoy aquí.
-Vale yo se los digo, ahora voy a ir a casa de Iker que se me quedó el cargador del móvil ahí.
-Vale pues ya hablamos. Dice mientras me da un abrazo y un beso.

Me llega un mensaje y veo que es de Iker de nuevo:

"Vale, ven cuando quieras."

Voy a mi habitación y cojo un pantalón corto y una camisilla, me lo pongo y cojo las llaves para salir. Mi madre ya salió así que estoy sólo. Aprovecho para llamar a los chicos para el tema de quedarse en mi casa.

Primero llamo a Valeria:

-¿Si? -responde.
-Soy Dylan
-Ah hola, díme.
-¿Te puedes quedar hoy en mi casa, que mi madre no está? Se lo voy a decir a los demás también.
-Si claro, ¿A qué hora voy?
-A las nueve más o menos.
-Vale chao.

Luego, a Hugo:

-¿Quién es?
-Soy Dylan.
-Dígamelo
-¿Te quedas hoy en mi casa que me quedo solo? Valeria se va a quedar también.
-No, lo siento. No puedo. Me voy a quedar en casa de mi tía, voy a un asadero familiar en su casa y me quedo allí.
-Ah vale, no pasa nada. Ya hablamos.

Y por último, a Daniela:

-Hola Dylan.
-Hola ¿Qué vas a hacer esta noche?
-Creo que nada. ¿Por qué?
-¿Te quedas hoy en mi casa? Valeria se queda.
-Eso no se duda -dice mientras se ríe- ¿A qué hora voy?
-Valeria vendrá sobre las nueve. Si quieres puedes venir a esa hora también.
-Vale a las nueve o nueve y diez estoy ahí. Chao.
-Chao.

Cuando por fin termino de decírselo a todos, salgo de mi casa. En el minuto que separa la mía de la de Iker, pienso en que decirle, que hacer, hacia donde mirar... Ya estoy en su portal. Toco el timbre y me abre. Por cada escalón que subo, se me acelera más el corazón. Todavía no se ni que decir, ni que hacer, ni a donde mirar...

Justo cuando llego a la puerta, me abre. Tiene puesto un pantalón corto de pijama, una camisilla y unos calcetines de andar por casa. Está bastante gracioso.

-Pasa -me dice.

Al entrar, me indica con un gesto que le acompañe a su habitación. En el salón están sus padres, les saludo con una sonrisa y me la devuelven. Se parecen mucho entre ellos, no sé exactamente a quien se parece su hijo, es igual que su madre pero también que su padre, es difícil definirlo. Sigo a Iker sin todavía dirigirle la palabra. Cuando llegamos a su cuarto, me indica que me siente en lo que coge el cargador. Cierra la puerta y lo saca del cajón donde lo guardó.

-Gracias -le digo con una mirada pérdida.
-De nada -me dedica una sonrisa que me sonroja un poco- Por cierto... Quiero hablar contigo sobre lo de ayer...

Al oír esas palabras, me entran ganas de coger impulso, correr y saltar por la ventana. Pero no puedo, por desgracia, me tengo que quedar en la cama, sentado con cara de tonto.

-Claro... Díme.
-Te voy a ser directo -me dice mientras se sienta a mi lado y me mira a los ojos- ¿Te gustan los chicos?

Sus ojos se clavan en los míos con una mirada penetrante. Estoy en blanco. No sé que decir, no me salen las palabras. Cuando por fin recupero un poco la voz, le digo lo primero que se me viene a la cabeza:

-Sí, bueno..., no sé, supongo -digo con la mirada perdida y agachando un poco la cabeza.

Noto como su mirada sigue en mí. No sé si eso es bueno o malo. De repente, me coje de las manos y me las rodea por su cuerpo, a la vez que me da un apasionado abrazo, nunca había tenido su olor tan cerca de mí, ni a él en sí. La verdad, sin decir ni una sola palabra, este gesto me lo está diciendo todo. Son las palabras del silencio. Las palabras más sinceras que me han dicho jamás.

Al soltarme, me mira a los ojos mientras sus dedos hacen forma de círculo en mi mano.

-Me alegro de que lo digas -añade.

Me da otro abrazo, más corto y sin "decir" nada. Me acompaña a la puerta y estoy apunto de irme.

-Por cierto ¿Te quieres quedar en mi casa hoy? Se van a quedar Valeria y Daniela también -digo con una voz muy segura. No se porqué me acaba de salir así.
-Claro -dice mientras le sale una sonrisa avergonzada y se sonroja un poco.
-Pues a las nueve en mi casa -le digo con una sonrisa.
-Vale, chao -me dice todavía con vergüenza.
-Chao -le digo mientras le doy un beso en la mejilla. No sé ni el cómo, ni el porqué acabo de hacer eso. Pero me gustó. Al bajar las escaleras, todavía noto su mirada en mi espalda, me giro hacia él y le dedico una sonrisa.

-Hasta después.

Una y otra vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora