Capítulo 13

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Noto un movimiento en la cama que me obliga a abrir los ojos, entre legañas, veo que es Iker dando vueltas dormido, no puedo evitar sonreír. Cuando está de espaldas le atrapo por el torso con mis manos y me fundo con él en un abrazo. Siento como, medio sonámbulo, me las une con las suyas y me las acaricia suavemente. Apoyo mi boca en su nuca y le doy una pequeña ráfaga de besos que le produce cosquillas. Se da la vuelta con su cara de dormido, y el nido de golondrinas que tenía en lugar de pelo, y me sonríe. Le sonrío y le doy un beso en la frente.

—Buenos días —le digo.
—Buenos días feo ¿Cómo dormiste?
—Dormí con la mejor compañía que podría tener y en el mejor sitio en el que podría estar. ¿Tú que crees?

Se ríe al escuchar esto y me da un pequeño pico. Yo le abrazo y le pongo las manos en el costado sabiendo que esto le iba a producir cosquillas. Se le escapa una carcajada y a mí después también. Se levanta de la cama.

—Vamos a desayunar —me dice cogiéndome de la mano y levantándome de la cama con un pequeño impulso.

Cuando me levanta le doy un beso.

—Vamos —le digo mientras avanzo por el pasillo, sabiendo que me está mirando desde atrás.

Le miro y levanta una ceja sarcásticamente al ver mi mirada, se acerca a mí y de repente me coge como un saco. Al reírme no puedo hacerle casi nada, pero por suerte, le hago cosquillas y me baja para que no siguiese. Aunque no sirvió de nada porque ya llegamos a la cocina. Nos hacemos un par de tostadas, con un poco de leche caliente y una porción de fruta. Cuando terminamos de comer, llevamos las cosas al fregadero y las lavamos rápidamente. Al terminar, volvemos a la habitación para estar tumbados en la cama un rato. Después, me levanto y me dirijo a mi maleta para prepararme e irme a mi casa, porque ya son las doce y media.

—Quédate un rato más. Hoy me quedo sólo también —me dice mientras me atrapa y me tumba encima de él.

Me da un apasionado beso mientras, poco a poco, me va metiendo la mano por la camisa, al notar esto se me eriza la piel y mi corazón se pone a mil por hora. No sé que hacer, así que opto por dejarme llevar. Poco a poco me va levantando la camisa y cuando me la quita del todo, la deja en su mesa de noche. Noto como sus labios se separan de los míos muy lentamente.

—Bueno... Te quedas entonces ¿no?

Me río y le devuelvo un largo beso mientras mis manos se apoyan en su descubierto pecho. Noto como me abraza poco a poco. La sensación de comodidad hace que mis manos se caigan poco a poco por su tronco hasta llegar a su abdomen.

—Sí. —contesto mientras le muerdo suavemente el labio.
—Quédate esta noche si quieres también.
—Tengo que bañarme y no tengo ropa interior ni nada.
—No pasa nada, yo te doy de las mías.
—Está bien, se lo voy a decir a mi madre.

Cojo el móvil de la mesa de noche en la que lo dejé ayer y le escribo un mensaje a mi madre:

"—Mamá, hoy me quedo también en casa de Iker. Él me presta las cosas para bañarme y todo ese rollo.
—Está bien, hoy me quedo en casa de abuela por si mañana cuando llegues no estoy. Ten cuidado y pórtate bien.
—Sí, te quiero
Y yo"

Dejo el móvil donde estaba y veo a Iker con el teléfono fijo en la mano.

—¿Qué prefieres? ¿Pizza o comida china? —me pregunta
—Comida china.

Marca el número del restaurante y pide la comida. Fideos, arroz y no se que más pidió la verdad. Nos ponemos a ver la tele acostados en el sillón del salón. Cuando de repente me pregunta:

—¿Y hace cuanto que estas soltero?
—Pues... Nose... Un par de meses —sinceramente, no me acuerdo cual fue mi última novia, creo que fue Sofía, una niña que estaba en mi clase el año pasado. Era rubia y de ojos azules, bastante guapa. Se cambió de instituto este año. Mi madre me dijo que se había mudado a otro barrio.
—Pues a partir de ahora no lo estás —me dice muy seguro.
—¿Ah sí? ¿Y eso por qué? —le digo burlón.

Se acerca a mí, se dirige a mi oreja y me dice:

—Porque ya eres mío.

Le miro y me sale una pequeña sonrisa que hace que me sonroje. Le abrazo fuertemente mientras me tiro encima de él y le empiezo a hacer cosquillas. Él me mira con cara de niño endemoniado y eso hace que me ría. Cuando suena el timbre paro de hacerle cosquillas y le digo con voz cómica:

—Nos volveremos a ver las caras.

Se levanta, recoge la comida, paga y cierra la puerta. Cuando ya llevamos un rato comiendo, veo como no sabe comer muy bien con los palillos.

—Trae bobo —le digo mientras le enseño como coger los fideos con los palillos.
—Ah claro, ya sé —contesta mientras coge malamente un fideo.

Me río y le doy un fideo que ya tenía cogido yo. Nos ponemos a ver la tele llevándonos la comida a la boca sin quitarle el ojo a la serie que estaban echando. Sin darnos cuenta cogimos el mismo fideo gigantesco, empezamos a absorberlos cada uno por un extremo hasta que nuestros labios se encontraron en un casual pero sabroso beso. Lo típico de las películas. Terminamos de comer y tiramos las cajas de comida a la basura.

—Me voy a echar la siesta —me dice.
—Yo también porque estoy lleno —le contesto mientras me tumbo en el sofá en posición de dormir.
—No no... Tu te vienes conmigo —alzo una ceja y me río irónicamente—. ¿No te acuerdas de que eres mío? Así que te vienes porque lo digo yo.
—A sus órdenes su majestad —contesto haciendo el gesto de los militares y seguido una reverencia.

Se ríe ante la tontería que acaba de hacer y me dice mientras me coge de la mano:

—Muy bien feo.

Llegamos a la cama y nos tumbamos en ella. Es ahí cuando me doy cuenta que aún seguimos los dos sin camisa. Le acaricio la cara suavemente y le miro con cara de enamorado y bobo, a lo que él me mira también casi de la misma forma. Le beso mientras me rodea con sus suaves brazos. Noto en su cara que tiene mucho sueño.

—Duerme anda —le digo.
—No podía hacerlo sin ti. Te quiero —contesta mientras recibo un beso de los suyos, de esos que tanto me gustan.

Una y otra vez.Where stories live. Discover now