Capítulo 5

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Pestañeo y ya es domingo por la noche.

Recibo un mensaje de Hugo, en el que dice:

"Dylan ¿te puedo llamar?"


Que raro, nunca suele hablar así de serio. Le respondo:

"Sí, claro."

Al llamar, me dice:

—Dylan, ¿estudiaste?

Se me abren los ojos como platos. No me acordaba del control de Tecnología mañana.

—No, no he estudiado. A lo mejor estudio un rato ahora.
—Vale, mañana empieza el amigo de Daniela, Iker, en el instituto. Y creo que le toca en tu clase.
—Que guay, un amigo más —digo mientras me río. Al rato se ríe el.
—Si bueno... parece buena persona.
—Si, me voy a estudiar ya para no irme a dormir muy tarde. Buenas noches.
—Yo seguramente haré lo mismo. Buenas noches.

Me levanta el despertador y otro día más de infierno. Me visto, desayuno cereales con leche, y tengo que ir ya al instituto.

Por el camino me encuentro a Daniela e Iker. Van en silencio y casi dormidos, parecen zombies caminando.

—Hola —digo con voz enérgica. Les asusté un poco y al darme cuenta me río levemente—. Lo siento.

Se ríen y Daniela me da un golpe en el hombro de broma. Este fin de semana he cogido bastante confianza con ella en la plaza, no esperaba que fuese tan divertida.
—¿Cómo están? —pregunto para tener de qué hablar durante el trayecto.
Levantan los hombros como diciendo "no sé, ahora mismo solo quiero dormir"

Al entrar veo a Valeria, que al rato se une a nosotros.

Pasan las horas y ya suena la sirena del recreo. Hoy todo el mundo está perezoso. Normal, es Lunes. Nos sentamos en la mesa de la cafetería, como siempre, e Iker ya es uno más prácticamente.

—¿Y si hacemos algo hoy? —pregunta Hugo.
—¿Cómo el qué? —contesta Daniela
—Ir a la plaza otra vez o a dar una vuelta por la ciudad.
—Yo prefiero ir al descampado y tumbarnos en el césped o algo así —digo.
—Si, eso también me gustaría —dice Hugo—. ¿Te vienes Iker?
—Si claro. ¿A qué hora?

Nos quedamos pensando un rato y decidimos quedar a las cinco. Toca la sirena minutos después.

Pasan las tres últimas horas como si hubiesen sido los tres últimos años de mi vida. Al salir del instituto, cuando ya estábamos llegando a mi calle, Iker dice:

— Por cierto, ya me estoy mudando a este barrio. Tuvimos que adelantar la mudanza.
—¿Y a dónde te mudas ahora? —pregunto.
—A esa calle de allí —dice mientras señala la mía.
—En esa vivo yo también, vamos a ser vecinos —digo mientras le dedico una sonrisa.
—Que bien —se ríe—. Nos veremos mucho entonces.
—Seguramente —Digo mientras ya estamos en nuestra calle— Bueno chao que este es mi portal.
—Chao, ese de ahí es el mío —señala dos portales más abajo.
—Adiós vecino —Digo mientras nos reímos.

Una y otra vez.Место, где живут истории. Откройте их для себя