18.

1.4K 229 262
                                    

Les advierto que este capítulo será tremendamente doloroso de leer (aunque no tanto como el siguiente).

Año Nuevo. 

Estaba justo en esa etapa donde estás despertando a penas de tu siesta y no estás dormido pero tampoco despierto. Y sabes que no volverás a dormirte pero también estás seguro de que si alguien te despierta va a terminar realmente arrepentido.

Sentía el aire de la ventana golpear mis mejillas y luchaba contra la luz del atardecer tapando mi rostro con las sábanas. Ayer había hablado con Ally y con Michael y habían fumado y yo había estado bien. Pero ahora me llega el olor de cigarrillo que se quedó impregnado en las cortinas y lo único que quiero hacer es regresar el tiempo atrás.
Ese momentito tirados en el pasto me recuerda a mis primeros días en el Astex. Cuando no había intereses amorosos y todos éramos amigos que pensaban que drogarse era la moda.

Bueno, sí era la moda porque no conozco a un chico aquí que no sea dealer o haya consumido drogas alguna vez, pero que algo esté de moda no significa que esté bien.

Aquellas ganas de matar aparecieron con tres golpes en la puerta. Me habían despertado más y me habían quitado ese aura de paz en el que me recostaba. Lo peor era que May y Flynn seguían sin volver, entonces era mi turno abrir la puerta. Todo era mejor si Flynn estaba aquí, le gustaba despertarse temprano y hacer cosas productivas todo el día. Nunca había conocido alguien así.

Probablemente, si tenía una relación con él, nuestros domingos serían de ir a caminar por el bosque en vez de quedarnos todo el día en cama.

Después de dos minutos y otros tres golpes en la puerta reuní las fuerzas para levantarme de la cama y tal vez golpear realmente fuerte a quien me haya molestado.

Y, al otro lado de la puerta me encontré a Michael, que es conocido por dar razones para ser golpeado. Despertarme temprano era una de ellas.

—Escuché por ahí que tus amigos han ido a casa.

Me encogí de hombros y le abrí pasó a la habitación. Yo me volví a meter cómodamente entre las sábanas y Michael, con una sola rosa en la mano se sentó en una esquina de mi cama.

—Me invitaron a conocer su ciudad, pero me he quedado a recuperar algunas materias.

Michael de rió un poquito y me entregó la rosa que tenía en mano. Se veía alegre y se notaba que se había arreglado. La habitación, con olor a pizza y un casi indistinguible aroma a lavanda, se había inundado con su loción. Pero yo estaba muy perdido para apreciarla.

—Te propongo algo. —Me dijo a la vez que yo tomaba la rosa. —Déjame invitarte a cenar, como amigos más que nada. —Cuando dije que deberíamos ser amigos otra vez no me refería a algo así de rápido. Mis planes eran a largo plazo y Michael ya estaba todo emocionado. —Iremos al restaurante de comida china en el centro, ¿lo recuerdas? Y podré darte mi regalo de Año Nuevo. —Esto último lo dijo palmeando la mochila que descansaba en su regazo.

—¿Se dan regalos en Año Nuevo? —Me hice el desentendido, pero la verdad era que yo ya le había conseguido un regalo. Compensaría lo que no le obsequié en Navidad. Y lo que no le obsequié para nuestros nueve meses de relación porque, bueno, no hubieron nueve meses.

—No lo arruines, sólo di que sí.

Entonces, como todo lo que dice Michael me afecta, le dije que sí.

I'm Not Okay::mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora