{Prohibido ella es mía}

Capítulo 26: Gemidos

Narra Aurora:

De verdad él , me hace sentir maravillas. La forma en que se mueve me hacer delirar. Sus caricias, sus besos, sus labios...

Intentaba aguantar un gran gemido, sus embestidas sòn demasiado placenteras. Salió de mi, dejándome con ganas de más, pero en cuestión de segundos, sus dedos me penetraron.

Realmente pretende torturarme...

si seguimos así juro que mojaré la cama.

-Francisco...Por favor...- dije antes de soltar un gran gemido ya que palmeó mi glúteo. -estás tan...mojada - dijo en un susurro.
-sí pero por favor hazlo ya- mi voz sonaba débil debido a que su dedo masajeó mi clítoris. Rozó la punta de su mimbro en mi entrada. Ambos gemimos suavemente al sentir esa sensación. -nena, estás tan húmeda, me cuesta entrar.

Con mis manos agarré su resbaloso miembro y lo introduje en mi. El ambiente es tan caliente. La habitación en la que estamos es demasiado calurosa. Ambos estamos sumergidos en sudor.

-aún tu cuerpo tiembla, como la primera vez, princesa - susurró en mi oído. Y tiene toda la razón.

***

-sí, más...Rápido -gemí en su oído.
Entraba y salía deprisa, hemos tenido que poner una toalla para no mojar la cama, porque si antes estábamos mojados ahora lo siguiente. - me encanta foll***te, siento tu pequeño coñ* tan caliente - gimió. Abrió mas mis piernas, puso su mano en mi seno y lo masajeó . Mordí mis labios tan fuerte para no soltar un gemido de nuevo. Jadeo al sentir su lengua recorriendo mi cuello. Mis manos tocan desesperadamente su suave cabello, ahora despeinado.

-ya casi - dijo al sentir el maravilloso y explosivo orgasmo. Y como de la nada, siento que exploto. El hunde su cara en mi cabello e jadeó sustituyendo un gran gemido. A mi no me quedó de otra que arañar su espalda inconscientemente.

-te amo, no sabes cuánto te amo - dijimos ambos a la vez.

***

-creo que a tu novio le encantará el desayuno, ¿lo consientes mucho verdad? Y parece que él a ti también, formáis tan buena pareja - habló la señora mientras ponía el desayuno de Francisco en la bandeja.

-así es señora...Ambos nos queremos y nos ayudamos mucho - sonreí.

-lo sé, hoy por la noche escuché varios "te amo " entre gemidos -empezó a reírse la señora pícaramente.

Mierda...debo aprender a contener mis gemidos.

-yo...lo siento...Señora Mary, realmente...Es que...Él y yo necesitábamos...- mi rostro se tornó rojo.

-no te preocupes muchacha, tener relaciones es algo placentero, así que no te disculpes -siguió riéndose.

Ay dios que vergüenza

-se notaba que ambos disfrutaban...Ahora despierta a tu rey como se merece, llevándole un delicioso desayuno - me entregó la bandeja.

-ahora vuelvo, jovencita- río la señora y salió por la pequeña puerta.

Me dirigí hacia la habitación, puse la bandeja en la mesita y a continuación, comencé a depositar besos sobre su rosado labio.

-mi amor, despierta - acaricié su mejilla. -mi rey, despierta - moví suavemente su cuerpo fibrado. Estaba a punto de levantarse. Seguramente se está haciendo el dormido.

Me coloqué en su entrepierna sentándome en ella, moví con mis manos su miembro ya levantado y lo acaricié. Una sonrisa se formó en sus labios, aún con los ojos cerrados.

-¿aún seguirás haciéndote el dormido? - empecé a mover de arriba a bajo.

-esta es la mejor forma de levantar a un hombre - habló. Reí. Me envolvió en sus brazos y besó mi frente.

-buenos días, princesa

-buenos días amor, te traje el desayuno - sonreí.

-¡oh que sorpresa! Gracias princesa, vaya...Que gran desayuno. ¿lo has hecho tú? - agarró la bandeja y mordió el pan tostado.

-sí, pero la Señora Mary me a ayudado un poco.

-eres perfecta -acarició mi rosada mejilla. -no soy perfecta - reí.

Después de desayunar, Francisco se dio un buen baño (yo ya estaba lista) y más tarde paseamos por el pueblo, Mary nos tomó varias fotos con mi iphone 6 y seguimos paseando. Más tarde nos preparamos para regresar a casa, nos despedimos de Mary, y agradecimos todo lo que a hecho por nosotros.

Ha sido un agradable día