Capítulo 11: Un misterioso Espía

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Narra Aurora:

Mi piel se erizó al sentir como me llama Put*. No veo el motivo del por cuál tenga que llamarme así. Y la verdad ya me está comenzando a hartar.

-Y no pongas esa cara de mosca muerta, tus sonoros gemidos se escuchaban. -me volvió a susurrar.

Mierda...

-Ariana hablemos de esto en otro momento será mejor para ambas.- hablé con paciencia.

-bastarda mocosa- rodó los ojos molesta y por fin se alejó de mi.

-Aurora, realmente has bailado de maravilla-dijo silvia.

-gracias-sonreí. 

1 hora más tarde comenzamos a hablar de cosas sin importancia o de trabajo.

-y ahora que pienso sería bueno que Francisco y Ariana pasaran más tiempo juntos. -sugerió mamá emocionada. Francisco me miró algo molesto. Al igual que yo a él.

Ariana sonrió e me miró sonriendo falsamente.

-mañana tendréis una cita, Francisco tu eres el hombre, mañana debes pasar a recoger a Ariana a las 17:00 horas. -dijo su padre.

No...

Él me miró e sonrió.

-está bien papá-Francisco forzó su sonrisa.

***

Narrador:

Francisco y Aurora pasaron una agradable tarde juntos en el centro comercial.Pasearon, compraron y lo más importante comieron juntos.

-tengo miles de llamadas perdidas de tu hermana- dijo francisco molesto.

Aurora río.

-se supone qur deberías de estar con ella y no conmigo- ella sonrío.

Y tenía la razón Salvatore ( el padre de Francisco) planeó una cita. Pero Francisco prefería estar con Aurora. La mujer que tanto ama.

Aurora miró hacía un lado notando una molesta presencia.

-¿No notas algo raro?- cuestionó ella.

Él la miró intrigado.

-¿El qué? -miró hacia los lados.

Ambos miraron hacia los lados de nuevo y vieron algo misterioso, un individuo estaba vestido de negro con una cámara de fotos de buena calidad.

-Mierda- dijo Francisco maldiciendo.

Aurora lo miró asustada.

-Aurora esperame aquí- él se levantó corriendo captando la atención de la gente. Francisco salió de la cafetería y se dirigió hacia a aquel desconocido corriendo cómo si quisiera atrapar a un ladrón. El espía sigió corriendo para no ser descubierto. Pero de un momento a otro perdió a su rival gracias a la multitud de personas que había a su alrededor. 

-¡Mierda!- exclamó nervioso, pero una idea se le ocurrió al ver aquel niño con ese skate.

Lo tengo...

-Perdoname chaval, ¿me podrías prestar tu skate?

-¿y tu quién eres?- preguntó el joven.

-necesito tu skate un momento, prometo traertelo en cuanto acabe, es una urgencia- insistió Francisco.

-15 dólares- retó el niño.

-trato hecho- dijo Francisco. Agarró el skate, no sin antes darle el dinero a aquel chaval.

{Prohibido ella es mía}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora