Resignada.

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» Capítulo 27 «

Resignada.

Clay entendió que Demon no bromeaba, él en realidad la asesinaría si tenía la oportunidad. — Necesitas un café. Lo agarro por un brazo y lo levanto apoyándolo hombro con hombro para subirlo con agilidad a su cama — En un rato cuando el alcohol abandone tus neuronas hablaremos. Camino alejándose y observó la foto de Alexz tirada en el suelo debajo de vidrios rotos, soltó un suspiro cansado y se retiró.

....

Alexz perdió el sentido, estaba realmente agotada y el sueño fue más fuerte que ella. Cuando volvió en sí levanto su mirada y el ruido que traspasaba sus oídos era tan fuerte que ni sus pensamientos podía escuchar. Deyken deslizo en su cabeza una diadema con grandes audífonos que amortiguaron significativamente el ruido — Solo faltan cinco horas de vuelo cariño. Le sonrió dulcemente.

— ¿A dónde vamos? Preguntó una vez más.

— Tengo una casa de playa privada, lejos de todo. Es perfecta.

— ¿Perfecta? ¿Para qué?

— Para los dos.

— ¿De qué hablas?

— Ya nunca serás Lindsay de nuevo, a eso me refiero. De ahora en adelante serás la señora de Deyken Holiday.

Alexz abrió los ojos y entendió lo que esto significaba, una guerra... una guerra de poder que ella no podía detener y de la cual probablemente no saldría viva — Déjame ir. Suplico.

Deyken la abrazo aferrándola con fuerza a su pecho, — Nunca encontraría a alguien como tú. No eres una trabajadora sexual Alexz, no mereces ese trato ¿aún no has entendido? eres una reina, mi reina. Ella solo cerró los ojos rogando por desaparecer, y por un instante él vino a su mente... Blaze, su Blaze.

....

Agencia federal de investigación

Blaze caminaba de un lado a otro esperando la foto de la persona que podría ser clave para atrapar a Demon — ¡Mierda! — Exclamo revisando su correo por décima vez sin obtener nada nuevo.

— ¿No crees que necesitas un descanso? — Sugirió Nael.

Blaze lo miro de soslayo y vio a su compañero parado junto a la puerta. — No, lo que necesito son respuestas.

— No puedes armar un rompecabezas si le faltan piezas Waller.

— ¿Crees qué no lo sé?, Nael llevo 6 malditos años tras la pista de ese bastardo y aún no logro entender la manera en que trabaja.

— En realidad nadie lo sabe, ese tipo es demasiado astuto. Eso lo sé y solo llevo seis meses asignado en el caso.

Blaze no despegaba la mirada de enorme tablero donde registraba los últimos movimientos de Demon y solo veía los enormes signos de pregunta ubicados en las siluetas de las fotografías — ¿Cómo lo logro?, preguntó de la nada Nael.

— En realidad es un misterio Nael, él forjo una organización tan perfecta que casi nunca deja cabos sueltos. Es realmente impresionante lo que hace.

— ¿Ahora lo admiras? — Se burló.

— No seas estúpido Nael, pero este tipo es una de las mentes criminales más brillantes y un completo acertijo para nosotros.

— ¿De verdad, ni siquiera han estado cerca de descubrirlo?

— ¡No!, respondió con frustración Blaze — Tiene demasiados de los nuestros en su bando, y al parecer son indetectables, mueve demasiado dinero. Es por eso que la mayoría de las veces se adelanta a nuestros movimientos.

— Entonces estamos a la merced del anónimo que nos enviará una foto.

— Eso parece.

....

— ¡Llegamos!, anunció Deyken con entusiasmo.

Alexz no había disfrutado mucho del vuelo, todo el tiempo llevo una venda en los ojos y eso no se sentía muy bien. La hélice seguía girando y Alexz continuaba sin moverse, el toque de una mano hizo que se sobresaltara provocando que se deslizara donde pudiera evitar el contacto — Tenemos que bajar cariño, te aseguro que te encantará. Las palabras de Deyken no producían ni un atisbo de emoción en ella — Puedes quitarte la venda si así lo deseas.

— Lo deseaba hace horas atrás.

Deyken rió — Hace horas no era un buen momento.

Alexz accedió y descubrió sus ojos mientras que con ayuda de Deyken descendían del helicóptero — ¿Y bien? ¿Qué te parece?

— Veo absolutamente todo negro, pero si estamos en el hotel del que me sacaste sería el lugar perfecto.

— No lo es.

Su vista poco a poco se fue aclarando y no fue si no darse cuenta de lo que estaba viendo para echarse a llorar, Deyken intentó consolarla, pero Alexz se dejó caer al suelo. — Cariño, sé que tenemos que hablar, pero justo ahora no.

Alexz no tenía ánimos de seguir, no quería ni ver la cara de Deyken — Yo solo quiero ver a mi madre, gimoteo desconsolada. Él se sentó a su lado y deslizo su mano hasta llegar a su espalda acariciándola suavemente — ¿Dónde está ella?, la traeré ahora mismo.

La sangre de Alexz hirvió, empuño sus manos y levanto la cabeza dirigiéndole una mirada llena de odio a Deyken, — Solo soy un maldito mueble que todos pretenden usar, estoy harta. — Escupió con amargura. 

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» Bajo el ojo del diablo «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora