¿Bienvenida a mi infierno? Parte II

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» Capítulo 2 «

¿Bienvenida a mi infierno? Parte II


Trate de reprimir mis lágrimas, pero solo sentía que el nudo en mi garganta crecía, empuñe mis manos y las deje caer con fuerza sobre el piso hundiendo mis uñas en la madera. Podía escuchar su agitada respiración del otro lado de la puerta, podía saborear el insípido líquido rojo que cubría mis labios y al tiempo goteaba rebotando en mis piernas... trate de asimilar todo, pero no conseguía siquiera entender ¿dónde estaba?

Trague saliva y trate de incorporarme, pero mi cuerpo ardía, era como si cada hueso dentro de mi estuviese roto, un fuerte golpe se escuchó haciendo eco en toda la habitación al tiempo que vi la puerta caer levantando el polvo sacudiendo la oscuridad — Hola. — Susurro impasible.
Retrocedí aun sintiendo que mi cuerpo era desmembrado, encogí mis piernas sintiéndome diminuta y temerosa, — Después de todo... — Lanzo un suspiro cansado acercándose a mi — ¿Sigues teniendo miedo?


Mi pecho subía y bajaba con rapidez, sus ojos no se despegaban de mi y en cuanto estuvo suficientemente cerca se hinco frente a mí; me escudriño de arriba abajo con una mirada glacial. — ¡Mierda! — dijo por lo bajo rechinando sus dientes.

Mordí mi labio inferior conteniendo los sollozos, sentí como su mano agarro con suavidad mi rostro y noté su mandíbula tensarse — ¿Por qué mierda no me avisaste? — Escupió. Voltee mi cara evitando su incomoda mirada — ¡WARREN! —Grito con fuerza dejándome casi sorda, segundos después un hombre alto y pelo negro, ojos negros con el porte de un sicario apareció. — Lo quiero muerto. — Susurro con suavidad. Warren asintió dándome una mirada lasciva y se retiró.

— No puedes complacer a nadie así — Murmuro. — Clay te llevará a casa.
Lo mire con desdén, su rostro lucía impasible... como siempre. y no esperaba un gesto de compasión de su parte, Dominic Ferrer nunca demostraría piedad por nadie; quizás ni por él mismo. Eso lo supe el primer día que vi su mirada, esa que reflejaba una oscuridad tan espesa que se volvía impenetrable.

—Desnúdate. —ordenó; mi corazón se detuvo por algunos instantes cuando su lengua se paseó por el borde de mi oreja.
— ¿Qué? —Pregunté sin entender.

—Tengo que probar mi mercancía. —Murmuro a mi oído al tiempo que me tomaba de la mano para levantarme de la silla... las piernas literalmente me temblaban, hice lo que me ordeno mientras sus ojos escudriñaban cada parte de mí. —Me harás ganar mucho dinero cariño. —Sonrió.

Sus labios recorrieron con pasión ilimitada mi cuerpo saboreando mi piel, era repulsivo ver lo perturbadora que era su mirada, sus manos eran suaves y agiles; lograban deslizar sus labios con vehemencia hasta recorrer y escudriñar cada centímetro de mí. Mi cuerpo temblaba ante su toque experto — ¿Miedo? — Susurro a mi oído con voz ronca.

Mordí mi labio inferior intentando parecer segura de lo que estaba haciendo, aunque en mi mente sabía que era una total aberración. Noté como sus labios se curvaban ante mi falta de palabras, me maldije por estúpida y desvié mi mirada cuando un fuerte dolor se apodero de mi pecho. — ¡Auch! — Grite al sentir sus dientes apretar uno de mis senos, mis ojos se cristalizaron, pero él no se inmuto — ¿Miedo? —Pregunto de nuevo la voz cargada de deseo.

— Cara de inocencia, no significa falta de experiencia. —Respondí aturdida, su sonrisa se amplió aún más — Excelente juego de palabras. Lamió mis labios hasta descender a mi feminidad — Pero no es suficiente. —Sonrió al introducir sus dedos bruscamente mi centro al tiempo que me embestía con violencia. Su cuerpo convulsiono hasta alcanzar la cúspide del clímax, su pecho subía y bajaba, Salió de mí; subió sus jeans y peino su pelo. Quedé totalmente adolorida apenas y podía respirar — Yo... —titubeé.
—No seas estúpida Alexz solo estás para dar placer, no para recibirlo. — Escupió.

Una lágrima se desprendió y la seque de inmediato. Lo había entendido, no podía mostrarme débil. — Solo quería saber tu nombre. —Enuncié, mintiendo.

Él sonrió con satisfacción — Es eso, ¿o quieres saber el nombre del hombre que te robo tu virtud?, lo mire con aversión, pero no pareció importarle — Dominic Ferrer. — Dijo con amargura. — ¡¿Piensas quedarte allí?! — Exclamo haciendo que el lugar retumbara. — ¿podrías...? Enarco una ceja y me miro incrédulo — Es tu ropa no mía. — Espetó alejándola de una patada.

Estaba desnuda delante de un maldito loco, me arrastre por mis ropas sintiéndome humillada — Cuando salgas dile a alguien que venga a limpiar tu sangre. Mis mejillas se tiñeron de carmesí y todo mi cuerpo ardió, mi pecho se contrajo y las lágrimas se agolparon en mis ojos — Bienvenida a mi infierno Alexz. — Indico como si supiera lo que estaba pensando.


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Escritora → Anggie. Twitter → @kaatthriin.

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