Quizá comenzaba la fecha próxima a mi periodo, porque me encendí con solo mirarlo, aunque cuando seguía un poco molesta con él.

Lancé los zapatos fuera de mis pies, quedándome solo en calcetines y caminé hasta él. Por lo general yo no era tan directa en cuanto a mis deseos de estar con él, pero solía demostrarlo con gestos que Alan reconocía al instante, como abrazarlo por detrás en la intimidad de la habitación y meter mis manos debajo de su camisa para acariciarlo. Claro, en ese momento no tenía camisa y la mía se comenzaba a mojar por la humedad de su piel, pero si obtenía lo que quería pronto toda prenda mojada se iba a ir de mi cuerpo.

—¿No que estabas cansada?

—Estaba.

Rio, dándose la vuelta. Alcé mi boca para que me besara. Sonreí cuando lo hizo, recorriendo mi cuerpo hasta que sus manos llegaron a mi cadera.

Terminé por ducharme minutos después, cayendo rendida por un par de horas antes de que el hambre me despertara. Alan no estaba conmigo en la habitación, pero lo encontré en la sala de estar con su portátil en sus piernas mientras veía algo en la pantalla.

Al parecer hacía algún diseño.

Al escuchar mis pasos alzó el rostro hacia mí. Me sonrió, corriéndose como si yo no tuviera suficiente espacio en el sofá para sentarme a su lado.

Me besó en la cabeza en cuando me acomodé a su costado antes de seguir.

—Pedí comida... —Iba a responderle, pero en el momento le entró un mensaje a tu teléfono, pero también entró la notificación a tu ordenador.

Resoplé, levantándome para ir a la cocina a comer algo cuando noté que era Evoleth quien le escribía.

—Abril... —Lo ignoré. Había pedido comida italiana que no demoré en calentar y comer. Estaba muy hambrienta. Volví a la sala luego de unos minutos. En cuanto entré Alan me lanzó una mirada fría.

—No me mires así, no tengo porqué quedarme si estás hablando con ella, mucho menos cuando los últimos días me has ignorado por esos mensajes.

—No vayamos a volver a lo mismo, por favor.

—Eres tú el que me mira como si estuviera haciendo algo malo.

Se rascó el puente de su nariz, respirando hondo.

—¿Saldrás mañana con Alicia? —Cambió de tema.

—Sí, luego de clases iremos al centro comercial.

—Quería invitarte a hacer algo; no hemos tenido tiempo para los dos.

Suspiré, aceptándolo. Casi que vivíamos juntos, pero mis deberes, su trabajo y mantener tiempo para nuestros amigos estaban limitando nuestro tiempo. No quería que la relación con Alan se tornara en algo solo sexual; quería ver películas con él, salir a algún lugar como hacíamos antes de que comenzaran las clases. Era poco tiempo que llevábamos en esa rutina, pero me daba pavor pensar que así sería en todo momento durante el tiempo de estudio.

—Estoy intentando no perder la amistad con Alice, amor, pero podemos hacer algo el martes, en la noche.

—Está bien. Tenía pensado ir a la guarida con los demás, pero prefiero salir contigo.

Sonreí y me acerqué a besar su mejilla.

—¿Quieres ver una película antes de dormir o estás muy ocupado?

Lo pensó, pero terminó por cerrar el portátil y para ver conmigo la película de suspenso.

***

Lunas escarlataWhere stories live. Discover now