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Llevaba horas caminando, quizá un día, era difícil saber.

Mi mente seguía dando vueltas, apenas si podía mantenerme de pie. Mi cuerpo entero ardía, y me pedía a gritos descansar, pero no podía, no debía. Seguir avanzando era mi única salida, la única opción que me permitiría continuar a salvo.

Viva.

Eché otro vistazo a mis manos, manchadas de un líquido rojizo, tan ligero, pero tan espeso... La sangre no se quitaba fácilmente.

Sentía que mis ojos comenzaban a cristalizarse, y lágrimas clamaban por salir una vez más. Me apoyé en un árbol firme y robusto, y dejé que mi cuerpo se deslizara por él hasta el césped.

Mi vestido, también manchado, se había desgastado y desgarrado por mi paso por el bosque. Consistía en un vestido blanco que más bien parecía camisón, y un delantal rosado con unos broches de pasteles y panqueques. Ahora todo estaba sucio, y el delantal ya tenía tres líneas atravesadas en el frente. El vestido blanco se había manchado de lodo y tierra, así como pasto. Por suerte, las salpicaduras de sangre no eran tan notorias en él, sólo en el desgarrado delantal.

Tallé mi rostro con fuerza. No podía lamentarme, ¡no ahora! Estoy tan cerca... Si no mal recordaba, debía haber un camino a una aldea a unos kilómetros de distancia, y ahí mismo me dirigía.

Me levanté una vez más, quejándome por el dolor el mis piernas y espalda. Continué mi camino hasta atravesar la maleza, y entonces encontré un camino pavimentado, seguramente para los carruajes.

Unos pasos después, mi cuerpo al fin se dio por vencido, y tropecé con mis propios pies, cayendo de rodillas.

En ese momento sentí una increíble impotencia, ¡ya casi, estaba tan cerca!

Gruñí para reprimir mi grito de exaspero, y solo pude golpear el asfalto con mi puño cerrado.

Que más daba, si así debía morir, entonces adelante. No tenía caso, tal vez era una señal.

Unos minutos después escuché el sonido de unos caballos, lo que significaba que un carruaje se acercaba. Tal vez era Scotland Yard, que pudo rastrearme desde la capital.

El carruaje se detuvo, y ahora que lo veía de cerca, parecía ser de la nobleza. Pero era difícil saberlo, apenas si podía mantenerme despierta. Alguien bajó de ahí, vistiendo de negro. Mi visión estaba borrosa, y no podía distinguir bien los detalles, pero al menos sabía que su cabello era castaño.

— Mi Lady, no debería estar afuera tan tarde, y mucho menos a la mitad del camino, ¿conoce los...

— ¿Qué? — murmuré.

— ¿Se encuentra bien? — preguntó apresurado — ¿Necesita ayuda?

Entendí a qué se refería. Nuevamente contemplé mis manos ensangrientadas, de seguro mi rostro y pecho estarían igual.

— ¡Claude! ¿¡Por qué nos detenemos!? — escuché desde el carruaje — ¿Qué pasa?

Después salió un chico rubio con botas moradas que le llegaban arriba de las rodillas, un saco morado y un sombrero del mismo color.

— No quiero... ¿¡Qué te pasó!? Estás... Claude, ¿fuiste tú?

— ¡No! — exclamó de regreso — Su alteza, ella ya estaba herida cuando la encontré.

Love is Sick ||Claude Fanfic|| EN EDICIÓN.Where stories live. Discover now