Mi tío

80 10 39
                                    

Cuando bajamos del avión mi madre ya se había bebido varios vodkas, pero aún así estaba temblando. Yo tenía muchos recuerdos de mi tío de la infancia. Mi madre nunca se había llevado bien con el abuelo así que a los 17 años se escapó de casa, conoció a mi padre, se casaron y... después vine yo.

Cuando supo que tenía otro hermano hizo lo posible para que pasase más tiempo con ella que con el abuelo porque, según ella, no era buena influencia... creo que se guardaba mucho más de lo que papá y yo pensábamos para ella. Supongo que tendría sus motivos.

La primera vez que vi a mi tío, yo tenía 5 años y él unos 10. Yo no tenía más hermanos así que por primera vez en mi vida podía presumir de hermano mayor con mis amigas, tenía a alguien que me defendía, que jugaba conmigo y que me dejaba dormir con él cuando pensaba que había un monstruo debajo de mi cama. Aunque, normalmente, era él quién se colaba en la mía y me abrazaba temblando. Mi madre decía que eso lo hacía porque vivía con un monstruo de verdad. A mí me daba igual, mi tío era mi súper héroe y lo quería a rabiar.

Pasaba todas las vacaciones con nosotros. La última vez que vino él ya tenía casi 15 años. Recuerdo que una tarde me llevó a jugar al parque y allí se encontró con unos chicos con los que se intercambiaba cosas, probablemente cromos de esos que se llevaban de Dragon Ball, mamá en ese momento pasaba por el parque y nos vio. Y se ve que algo no le gustó, porque ese día se peleó con mamá, hizo las maletas y nunca más volvió.

Con los años entendí que mi tío en ese momento tenía amigos peligrosos y que no andaba en cosas buenas. Mamá no volvió a mencionarlo y yo no volví a preguntar por él porque sabía que mamá sufría, ya que para ella era como un hijo.

¿Y por qué estábamos aterrizando en Suiza para verlo?

Cuando papá murió, mamá recibió una llamada de mi tío. Ella entonces habló conmigo y me confesó que nunca había perdido del todo el contacto con él. Me contó que unos años antes había cambiado radicalmente de forma de vida y había asumido las consecuencias de sus actos.

Yo nuevamente no hice preguntas, no soy tonta por lo que intuyo que tuvo que pasarle algo terrible para cambiar de la noche a la mañana, pero prefería seguir callada. Mi tío era la única familia que me quedaba junto a mi madre y no era quién para juzgar sus actos.

***********************************************************************************************

Al bajar del avión nos estaba esperando mi tío con una pancarta. Aunque hacía años que no lo veía, lo reconocí al momento y me eché a sus brazos como cuando era una cría.

- Tranquila sobrinita, ¡que ya no tienes 10 años!

- ¡Venga ya, tío! ¿acaso te has vuelto un viejo y no puedes conmigo?

Mi tío se echó a reír y entonces vio a mi madre. La diferencia de edad entre ellos era grande y casi parecían madre e hijo. Ella le dedicó una sonrisa triste, tenía los ojos empañados. Mi tío se limitó a abrazarla. Ambos tenían muchas cosas de las que hablar y mucho tiempo por recuperar.

Yo me retiré un poco para dejarles espacio y aproveché para encender el móvil. Tenía varios mensajes, uno era de Rose deseándome una feliz estancia en Ginebra, otro de Lena alentándome a conocer un suizo bien guapo y el otro era de Takeshi preguntándome si seguía enfadada con él. No le contesté, ya se me había pasado el enfado porque, a fin de cuentas, no me importaba y yo no servía para guardar rencor a alguien, pero pensé que no le vendría mal sufrir un poco más.

***********************************************************************************************

La casa de mi tío era de arquitectura bastante moderna y de un tamaño considerable. No podía evitar preguntarme si todo lo que había en esa casa lo había obtenido de forma lícita. Sacudí la cabeza luchando contra esos pensamientos que no llevaban a ninguna parte y decidí limitarme a disfrutar del reencuentro.

Cartas a mi hijaWhere stories live. Discover now