05 «Déjame ayudarte»

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En las dos semanas y media que llevo en el pueblo, la he pasado como si fuese una turista.

Papá es una persona de fácil adaptación, por lo que en cuanto se refiere a su nuevo lugar de trabajo en el hospital de Rose Town, está más que arreglado y ahora lo siente como si llevase toda una vida trabajando ahí.

Los tres hemos ido de paseo por el pueblo, ir a comer a "Los Pastelillos de Bob" se ha vuelto una especie de costumbre, pues vamos al local todos los martes y jueves, como una salida familiar.

De igual manera, he hecho una relación de amistad con Cassandra Johnson, y salimos algunas veces a las pasar el rato. Esa pelirroja es todo lo opuesto a mí, pero de alguna manera —no sé cuál—, hemos logrado congeniar la una a la otra. Por lo que es bueno saber, que en este verano no lo pasaré totalmente sola, pues he hecho una amiga.

Los Stan son otro caso. Sí, también congenié de forma positiva con ellos, y al igual que con Cass, hemos salido un par de veces. Sin embargo, ha pasado una semana en la que no me los he topado y eso es algo extraño. Los Stan viven en la casa del frente, al menos debería notar la movilidad en la casa desde la mía, pero no es así.


•••


— Se escucharon ruidos en casa de los Stan — dijo Cass, a la par que se sentaba en la silla giratoria junto a mi escritorio y enfocaba la mirada en la ventana, desde ese punto se puede observar la casa de Sebastian. Hoy es de esos días en donde hacemos pijamada en mi casa —. Como si hubiera dado una pelea en la casa, pero nadie se enteró de más.

Mis ojos se abrieron de más ante la noticia. Me puse de pie y fui hasta la ventana. La casa del frente seguía sin movilidad alguna, como desde hace más de una semana, y de noche lucía aún más solitaria.

— Estuve preguntando con conocidos — habló de nuevo Cass, haciendo que le mirara.

— ¿Tuviste suerte? — Ella negó.

Chasqueé la lengua y volví a sentarme en mi cama, tomando una almohada para abrazarla.

— Nadie sabe nada y si lo saben, no quieren decir — aseguró la pelirroja, frunciendo los labios.

Intercambiamos miradas, podía notar como ella intentaba sacar teorías —al igual que yo—, pero ninguna daba con una que explicara la repentina desaparición del chico de los ojos azul verdoso y el resto de su familia. Lo más lógico es que ellos se hubieran ido de Rose Town.

La simple idea me causaba frustración, y Cass Johnson pensaba lo mismo.

— Quizá se fue del pueblo, mi abuela me ha dicho que él lo ha hecho antes — ella suspiró — de hecho, cuando tú llegaste, se había cumplido un mes desde que él regresó a Rose Town.

— ¿En serio? No lo sabía, él no lo mencionó.

— Has hablado mucho con Sebastian — negué, no han sido tantas —. Oh, vamos, yo llevo más tiempo viviendo aquí y a luchas he podido intercambiar palabras con él.

— Porque tú siempre pierdes el habla cuando él está cerca — me burlé y ella me lanzó un cojín.

— Es porque él solía gustarme.

— Sí no me dices, no me doy cuenta — bromeé —. Cuando te conocí, saliste huyendo apenas él llegó.

Johnson rodó los ojos.

— Como sea, no soy la única, a ti también se te hace guapo, admítelo.

No respondí.

Cass sonrió.

» Corazón Destrozado ©Where stories live. Discover now