02 «Tour y miradas»

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Solo llevo dos días en Rose Town, y han sido suficientes para darme cuenta de algunas cosas que son comunes aquí.

Primero. Los niños pueden ser muy simpáticos, en Nueva York no solía tolerar a los niños, algunos de mis compañeros de la escuela tienen hermanos menores, y cuando hacíamos los trabajos en casa de algunos e ellos, era un total caos, pues ahí estaban molestando todo el tiempo. Pero aquí es algo diferente, claro, solo tengo de referencia al pequeño Sammy, pero hasta ahora, con eso me basta.

Segundo. Las chicas de aquí pueden llegar a ser un poco raras en cuanto a su comportamiento, generalmente. A mi forma de verlo, siempre he dicho que hay dos tipos de chicas, las tímidas, las atrevidas —por así llamarles—, no hay punto medio. O eres tímida, o eres atrevida con toda la gente.

Aquí se rompe un poco ese patrón nuevamente, y el ejemplo más claro era Cass. Cuando se acercó a mí y me habló para relacionarse, supuse que estaría en la sección de las atrevidas, las que son directas en cuanto a lo que piensan y demás, pero aquello cambió apenas tuvo a Sebastian Stan frente a ella. No sé si fue porque tiene ese crush en él, o solo porque en realidad pertenece a la otra sección y al sacarme platica solo intentaba cambiar un poco.

Si fue eso último, Sebastian Stan sí que le arruinó el plan.

Tercero. Al ser un pueblo no tan grande, todos se conocen —o eso pienso— y cuando llega un extraño al lugar, éste se vuelve el centro de atención, o la comidilla del pueblo.

¿Cómo llegué a esta conjetura? He estado al ojo público desde que tomé la idea de familiarizarme con el lugar.

Rose Town es un pueblo pequeño en realidad, que ni siquiera está en los mapas —creo—, pero lo fascinante de este pequeño poblado es que está rodeado de muchísimos paisajes que son una belleza para todo aquel que lo vea. Es demasiado pintoresco y cálido, pero aun así no tiene muchos turistas que lleguen a ratos, por lo que me hace suponer que es muy extraño ver rostros nuevos aquí.

Es eso o que tengo algo en la ropa, en la cara o algo que cause la atención de los demás. Aunque no lo creo, porque soy demasiado común y en varias ocasiones me detuve a revisar mi atuendo en algún espejo o cristal que me permitiera reflejarme para buscarme algo malo. Dejaba a Sebastian caminar por delante unos segundos, y cuando me aseguraba de no tener nada raro, volvía con él.

Y Sebastian.

Sebastian Stan es otro asunto.

Por nuestra breve platica en el parque —cuando Sammy sacó el tema de que quizá su hermano mayor debería darme un tour por el pueblo—, no mentiré, llegué a pensar que el chico era de esos tipos apuestos que saben que lo son y tienen una especie de ego en ellos, pero he confirmado que él no lo tiene, o sí lo tiene, se ha asegurado de esconderlo muy bien para darme un buena impresión de él.

Es más, descubrí que tenemos algo en común, ambos somos nacidos en Rose Town, pero por x o y razón, fuimos a dar a Nueva York, para que al final, los dos volviéramos al pueblo. Él ha dicho que de momento no tiene planes de dejar el pueblo, pero eso puede cambiar en el verano, solo que hasta ahí dejó la información, no dio muchos detalles.

Llevamos alrededor de veinte minutos, quizá, recorriendo el parque que hace conexión con el zócalo, él se ha encargado de decirme las horas en donde la gente lo frecuenta más, las zonas que están designadas para que los niños jueguen, cuando los pequeños locales ambulantes se ponen para vender cosas varias, como accesorios y/o comidas.

Buenas Notas es uno de mis lugares favoritos en todo Rose Town —dijo Sebastian, justo cuando pasábamos por el local— no hay una gran colección de discos como en las tiendas de Nueva York, pero Gus sabe defenderse.

» Corazón Destrozado ©Where stories live. Discover now