44

3.5K 429 150
                                    

Han pasado seis semanas desde que Hoseok dejó ir a Taehyung. Seis semanas de que rompiera sus corazones y el dolor físico que había sentido en su pecho mientras veía cómo los padres de Taehyung se iban, aún estaba presente. Recordándole lo que había perdido, a quien había perdido. Habían pasado seis largas, miserables, solitarias semanas y Hoseok no había escuchado nada de Taehyung ni una vez. Ni una carta ni una llamada, ni un mensaje de texto de él. No había escuchado nada, y eso lo estaba matando, lentamente pero con seguridad.

Hoseok había soportado seis semanas sin la sonrisa de Taehyung, sin su risa, sin sus profundos ojos chocolate, su baja y ronca voz. Había sufrido sin la presencia en su vida de la forma de ser juguetón de Taehyung, sin su agudo intelecto y amable corazón. Durante seis semanas Hoseok había echado de menos todo sobre Taehyung, cada pequeño detalle, cada pequeña peculiaridad que su novio poseía, cada minuto e insignificante momento de contacto físico que solían compartir. Hoseok había echado de menos la forma en la que Taehyung fruncía su ceño cuando estaba confundido, cómo encogería su nariz adorablemente cuando estaba nervioso o cómo haría pucheros en un intento de salirse con la suya- había echado de menos la forma en la que Taehyung lo miraría, la forma en la que sus ojos se iluminarían malévolamente cuando estaba planeando algo, la forma en la que su pequeña mano había encajado tan cómodamente en la suya.

Durante las últimas seis semanas Hoseok había sido incapaz de trazar la cicatriz sobre el ojo izquierdo de Taehyung como solía hacerlo, había sido incapaz de jugar con los dedos de su novio como de costumbre, besar sus suaves labios tiernamente o acariciar su mejilla con su pulgar. Todas las costumbres subconscientes que habían desarrollado, todos los pequeños consuelos cuando estaba preocupado, estresado o agitado. Todo ahora perdido; como Taehyung.

Hoseok se echaba de menos a sí mismo también; la persona que era cuando Taehyung estaba con él, la forma en la que sentía cuando estaban juntos. Echaba de menos la manera en la que su cara dolería porque estaba constantemente sonriendo, la forma en la que Taehyung conseguía suavizar su dureza hasta que virtualmente no hubiera nada, la forma en la que lo hacía feliz.

Hoseok echaba de menos ser feliz.

Hoseok deseaba poder hablar con Taehyung otra vez de la manera que solían hacerlo. Echaba de menos sus profundas y significativas conversaciones y sus bromas alegres. Deseaba que pudieran quedarse despiertos toda la noche hablando de sus esperanzas, sus sueños, y su futuro como hacían antes, antes cuando no se había dado cuenta del alcance de los problemas de Taehyung, cuando aún estaba viviendo una feliz e inconsciente negación. Si Hoseok pudiera tan solo hablar con Taehyung, le diría que solo tenía la esperanza ahora; que sería que volviera con él. Hoseok le contaría a Taehyung su sueño solitario; para ellos estar juntos, para finalmente estar reunidos una vez más. Eso era lo que Hoseok quería, todo en lo que podía pensar y no creía que estuviera pidiendo demasiado al universo para darle un respiro en respuesta a todo por lo que habían pasado juntos como pareja.

El día que Taehyung dejó la ciudad Hoseok se había quedado en la cama; demasiado deprimido para ir al instituto, demasiado molesto para caminar por el mismo pasillo donde se habían conocido, para pasar por la ahora vacía taquilla de Taehyung o sentarse en los mismos sitios donde normalmente lo hacían durante las clases que compartían. Hoseok no podía recordar otro tiempo en su vida entera en el que hubiera llorado tanto como lo hizo en ese primer día. Se había sentido como s se estuviera ahogando de la fuerza de sus sollozos, de toda la pena que le embargara y que había experimentado desgarrando sus adentros en pedazos violentamente, haciéndole sentir náuseas y mareado.

No había comido para nada ese primer día, su apetito se había ido y se había reemplazado con una insaciable necesidad por sólo una cosa; una persona; Taehyung. Eso es todo lo que su cuerpo ansiaba, la única sustancia que quería pero, eso era lo que exactamente no podía tener, la persona que anhelaba ahora estaba a millas de distancia, condenado a quedarse prolongadamente e involuntariamente en un centro de tratamiento especializado en la rehabilitación de gente sufriendo problemas de estrés post-traumático y depresión.

[ VHope ] Sin QuererWhere stories live. Discover now