—Pero déjeme terminar... luego haga lo que quiera conmigo.

—Prosiga.

—Está ubicado en el bosque de Yang-Ju. Es un edificio abandonado y hay chicas de todo el mundo. Funcionaba de esta forma —me acomodé sentándome—: hay jefes en casi todos los países y gente como yo, va a esos países y secuestra; luego las traen aquí y trabajan para nosotros.

—¿Desde hace cuánto?

—Cinco años.

—No puedo creerlo. —Pasó sus manos por la cara.

—Exacto. Es cruel.

—¿Y por qué decidiste confesar?

—Porque ya no lo soportaba más.

—Será judializado pero por confesar, su condena bajará.

—La red de narcotráfico funciona alrededor de todo el mundo. Park Bon-Hwa lidera todo, y puedo decirle cada nombre y cada ubicación de cada jefe en cada país.

—Bon- Hwa es uno de los más buscados. Llamaré para que te esposen —me dijo con timidez.

—¡ESPERE! —Me levanté—. Tienen que hacer los operativos de captura ya mismo. Él sabe que me he escapado para confesarlo todo.

—Espero que no sea una broma.

Vi papeles en la mesa y un bolígrafo. Fui allá y escribí la dirección del edificio.

—Siempre hicimos creer que era un edificio de parkour, pero no. Está bien camuflado y funciona los siete días de la semana después de las 8:00 PM. —Le entregué el papel y él lo miró.

—¿Tiene más para decir?

—Venden drogas en parques y partes pobres de Seúl.

—¿Y puede especificar dónde?

—¡Claro! Pero hágalo rápido. Podrían estar secuestrando muchas más mujeres ahora mismo.

El oficial tomó su radio y de inmediato llamó a patrullas y las fuerzas especiales de Seúl. Dos oficiales entraron y me esposaron.

—Irás a prisión mientras todo acabe. Tu condena bajará si colaboras más con la justicia y si tienes buen comportamiento.

—Les diré absolutamente todo.

—Tiene derecho a guardar silencio. Todo lo que diga será usado en su contra —me dijo el oficial que me esposó.

—Espero estar en un interrogatorio, hay cientos de cosas por decirles. —Todos asintieron ante lo que dije.

Salí esposado de allí y toda la gente me miraba como si fuera un bicho raro; el estar rodeado de séis oficiales llamaba la atención. Al aeropuerto llegaron los carros negros que solemos ver en películas y operativos de alto rango. La gente se asustó, pero otros veinte oficiales y soldados entraron para calmar todo. Entre la multitud pude reconocer caras del trabajo.

—¡DÍGANLE AL OFICIAL QUE ME ESTABAN SIGUIENDO! ¡QUE TIENEN QUE IR YA MISMO! —Grité con rabia y desespero.

Un oficial se fue a decirle de inmediato. Gracias a Dios. Me sacaron del aeropuerto y entré a una patrulla. Los demás carros se fueron hacia Yang-Ju. Suspiré con alivio. Ya no había vuelta atrás, ya todo estaba hecho y nada se podía deshacer.

—¿Entraré a interrogatorio ya mismo? —Pregunté desesperado.

—Acuérdese que todo lo que diga, será usado en su contra. Tiene derecho a un abogado, si no lo tiene, el gobierno se lo da.

SAVE ME. (Jin de BTS).Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora