Capítulo 2.

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—Entre más silencio hagan, menos daño les haremos —amenazó un hombre con una voz gruesa y asquerosa—. No quiero más murmullos, ni llantos, ni ninguna mierda por el estilo.

Sarah tembló al escuchar esto. No lloraba porque estaba siendo secuestrada, lloraba por Jungkook.

—¡¿Qué he dicho?! ¡¿HABLO CHINO?! —Gritó el hombre.

Todas gimieron del susto, y con esfuerzo, cada una dejó de hacer ruido o de llorar. Sarah se dio cuenta que no era la única allí.

—Estarán bien, ya verán —animó un chico con una voz mucho más joven y tierna.

Sarah escuchaba cómo otras se desesperaban. ¿Cuántas chicas había allí? ¿Qué clase de hombres la habían raptado? Por un momento, se olvidó del maldito de Jungkook y oró por las demás y ella.

—Eres la única obediente —coqueteó un señor al lado de ella acariciándola con algo que al parecer, era una pistola.

—¡No hagas eso! —Volvió a hablar la voz suave—. Si no quieres problemas, no molestes a ninguna.

—¿Porque tú lo dices? —Respondió el viejo de aliento asqueroso y se alejó de ella.

Ella suspiró de alivio.

—Yo mando aquí —respondió el otro aún más firme—. ¡Detén el auto! —El conductor frenó en seco.

Sarah salió disparada hacia el frente pero una mano la agarró

—Bájenlas a todas aquí.

—Pero estamos en la nada —masculló el conductor.

—No me importa. No llevaré a ninguna con este. —El asco se podía escuchar en su voz.

—Idiota —insultó aquel señor—. ¡Bájenlas!

Y así fue.

Una mano la haló del brazo fuertemente y la bajó del carro de una forma que hizo que cayera.

—Con cuidado —gruñó esa voz.

El señor la levantó con cuidado, pero sin dejar de ser fuerte. Ella se quejó.

—Llamen a otra camioneta. Esta es demasiado pequeña para tantos —ordenó esa voz que parecía venir de un chico amable.

—Si no quieres problemas con el jefe, más te vale que nos subamos todos ya —advirtió el señor que la sostenía.

—No. —Fue seco en su respuesta. Las piernas de Sarah temblaban.

—Si le llamas, tú y yo nos meteremos en problemas —respondió el hombre nervioso.

—¡NO! ¡SOLO TÚ! —Gritó el otro—. ¡¿PERO QUÉ MÁS DA?! ¡Súbanse! —Sarah escuchó fuertes pasos aproximarse—. ¡Si vuelves a molestar a alguna, te acuso con el jefe! ¡Asqueroso! —El chico la tomó del brazo—. Y ella va conmigo. Adelante vas tú.

Luego de unos minutos, todos estaban de nuevo ubicados.

¡¿QUÉ MIERDA ERA ESTO?! —pensaba Sarah.

El viaje se alargó cada vez más, ella no aguantó y cayó dormida, recostándose en el asiento muy tensamente.

...

—Hey... —la movió alguien— tienes que levantarte ya. —Ella confundida obedeció y el desconocido la tomó del brazo y la ayudó a bajar.

...

—Ahora quiero que todas prometan algo —habló el chico de siempre—. Sabemos quiénes son, quiénes son sus familiares, ¡sabemos todo acerca de ustedes! Así que... no quiero ser grosero. Destápenlas —ordenó a los otros y comenzaron a quitar las bolsas de la cabeza, dejándolas ver.

SAVE ME. (Jin de BTS).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora