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STEREK: Arresto Domiciliario

Después de apenas dos minutos de estar viendo como un león cazaba a un pequeño ciervo recién nacido, el timbre sonó, bufando se levanto de su cómodo asiento.

No supo cómo pero apenas había abierto la puerta y ya lo tenían con los brazos girados sobre su espalda y su pecho –al igual que su rostro- contra la pared más cercana, resoplo molesto, el policía que lo estaba vigilando era tan rápido como un relámpago.

--has intentado huir—esa voz lo hizo estremecer, era ronca y gruesa pero sabía de quien era.

Había pasado tanto tiempo en la comisaria conversando con su padre y con los policías del lugar que conocía a todos y todos lo conocían a él.

Hace dos años había ingresado un nuevo policía y era Derek Hale, con quien había hecho una muy buena amistad, solo que el policía era un poco retraído y siempre con el entrecejo fruncido pero con Stiles hablaba mucho y al castaño le gustaba eso porque lo hacía sentir especial, pero todo termino hace un año, con la partida de ese ser tan especial para él.

Se había alejado de todos, de su padre, de sus amigos, de la comisaria y de Derek Hale, por supuesto.

--¡no sé porque empezó a sonar este inútil aparato!—bufo Stiles tratando de zafarse del agarre, ya de por si invadía su espacio personal, sentí el fuerte cuerpo del policía contra el suyo, como si no quería moverse de ese lugar—no he salido de mi casa ni para recoger el periódico.

--ya me he dado cuenta de eso.

Sintió como su cuerpo era soltado, pero era para revisarlo, Derek le murmuro que era algo de rutina revisar al detenido cuando el dispositivo suena, sentir las manos de Derek recorrer su cuerpo hacia que este reaccionara, pero aun cuando las grandes manos del policía fueron a dar a su trasero, donde Stiles pensó que Derek se tomo su tiempo para revisar los bolsillos traseros, cuando las manos se dirigían a su entrepierna Stiles las cerro por inercia.

--¿Qué escondes?—el susurro dio directo a su oreja.

--lo mismo que tú tienes entre las piernas—contesto Stiles con las voz temblando por el momento.

Sintió el cuerpo del policía mas pegado al suyo pero luego se sintió libre, volvió a recuperar su espacio personal, ni siquiera se había dado cuenta que había retenido la respiración hasta que el mismo sintió como inhalaba fuertemente para que el aire llegue a sus pulmones, pero también pudo inhalar el perfume suave pero penetrante de Derek.

Cuando vio hacia abajo noto al policía revisando el dispositivo de su tobillo.

--no es nada malo—empezó—al parecer se activo al rascarte y parece que como si te lo hubieras querido quitar, pero de ahí todo va bien.

--bien para ti—refuto Stiles apartándose hacia la sala—no tienes un maldito dispositivo en tu tobillo que no te deja salir de tu casa.

--no he golpeado a dos estudiantes hasta dejarlos inconscientes tampoco—Stiles se tenso y fulmino con la mirada al policía que lo observaba con la ceja enarcada.

--si vienes a darme un sermón, es mejor que te lo guardes porque no te escuchare—prendió la televisión y se cruzo de brazos sobre su pecho.

--antes lo hacías—escucho a Derek y sintió algo recorrer todo su cuerpo—espero que lo vuelvas a hacer.

No supo que responder a ese comentario, pero supo que el policía se había ido porque escucho la puerta principal cerrarse y luego como la patrulla salía de su hogar, suspiro largamente y pensó en aquellas manos que hace unos minutos lo habían recorrido como si fuera la escultura más preciosa y valiosa en el museo de el 'National Gallery of Art'

Stiles suspiro y empezó a observar mejor la tv para quitar del pensamiento de aquel dispositivo picando demasiado que pensó seriamente en comprar diez rascadores con anterioridad.

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Stiles bajo rápidamente la escalera y corrió hacia la salida, la oscuridad de la noche lo cegó por un momento, prendió la fluorescente que estaba en el porche de su hogar y la parte delantera se alumbro.

Había recibido un mensaje de su amigo Scott diciéndole que estaba afuera ya que no podía entrar a saludarlo, pero ahora al estar afuera no lo veía por ningún lado, se abrazo a si mismo porque sentía demasiado frio.

No era cualquier frio, era aquella corriente que te hacia tiritar cuando tenias un mal presentimiento, camino unos cuantos pasos más hacia afuera, bajando por la escalera del porche, escucho un pequeño quejido y grito –nada masculino cabe recalcar- pero se controlo cuando vio a un gato maullar e irse del lugar, suspiro y se dio media vuelta para entrar a su casa.

Escucho un chiflido y se giro nuevamente algo animado por saber que en realidad su amigo lo había venido a visitar, pero para su sorpresa no era su amigo, eran cuatro chicos con capuchas y mascaras de "ghostface", su piel se erizo, supo en ese momento que corría peligro.

Antes de que se echara a correr sintió que alguien lo agarraba por atrás, unos brazos fuertes lo apresaban mientras él se removió para tratas de zafarse del agarre, pero le era imposible, aquel que lo agarraba era más fuerte que él, luego vio a los otros cuatro chicos corriendo hacia él y ese fue su final o eso pensó.

Sintió cada golpe que le daban, sus costillas tal vez estaban rotas, sus piernas llenas de golpes, podría quedar invalido pensó, su rostro fue el único que no fue golpeado, sintió que la paliza no duro más de media hora pero sentía que sus golpes durarían más de un mes o mucho más que eso.

Mientras era golpeado podía escuchar insultos, risas o palabras como "esto sucede cuando golpeas a uno de mis amigos" "bastardo" "pagaras por dejarlo inconsciente" y un sin número de más cosas que jamás pensó que serian dicha hacia él.

Antes él era el agredido en su escuela, el era la rata de laboratorio, luego se volvió en el agresor y ahora volvió a ser el agredido, es el destino o tal vez el karma, no sabía a que atribuirle su mala suerte, solo se dedico a aguantar los golpes hasta que fue dejado en la parte delantera de una manera abrupta y todos salieron corriendo alegando que la policía pronto estaría allí.

No entendió el porqué hasta que escucho aquel sonido particular, vio hacia su tobillo, mordiéndose el labio por el dolor de su cuerpo y noto la luz roja parpadeante, cayo rendido al suelo sintiendo como su cabeza dolía.

A los pocos minutos escucho el sonido de la patrulla, luego el chirrido de la llantas y como se abría y se cerraba una puerta, escucho que lo llamaban pero estaba demasiado aturdido como para entender lo que le decían aunque pensó que esa voz era reconocible.

Sintió unos brazos cargándolo, brazos fuertes y músculos, un pecho a la par de duro y un olor exquisito que pico su nariz y con tan solo saber eso, supo que quien lo cargaba era Derek Hale. Y ahora si lo escucho claramente.

--no te dejare—murmuraba—no dejare que caigas, otra vez, esta vez estaré para ti.

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