Chica, tu te luces cada mañana.

- ¿Qué es esto? -dice el chico con el que me he chocado cuya voz corresponde a Ryan. M-I-E-R-D-A

Levanto la cabeza sin pensar para explicar la situación sin darme cuenta de que de esta manera se me va a ver el moratón del pómulo. Veo el momento exacto en el que Ryan lo ve porque sus ojos se abren de manera desmesurada. Sus manos pasan de mis brazos a posarse en mi cuello y a acariciarme las mejillas con los pulgares. No puedo evitar la mueca de mi boca cuando su pulgar derecho roza la zona amoratada.

- ¿Qué cojones ha pasado? - vuelve a preguntar Ryan con la voz mas endurecida y con la mandíbula en tensión. Veo al resto de los chicos levantarse de los taburetes y empezar a acercarse a nosotros. - ¿Tu padre te ha pegado? - dice Ryan mirándome fijamente. Quizás es por la preocupación que veo en sus ojos o los murmullos de los chicos que me miran con asombro lo que hace que espabile.

- ¡No! ¡Dios, no! - le digo soltándome de su agarre y dando un paso hacia atrás. Ryan da uno hacia delante y yo pongo la mano en su pecho para que no siga acercándose. Necesito mi espacio para poder explicarlo. - No fue mi padre, y aunque se ve mal, pudo haber sido peor. Estoy bien. - les digo a mirándolos a todos. - Estoy bien. - repito con la mirada clavada en Ryan.

- ¿Quién te ha hecho eso? - me pregunta Eddie dándome la mano y obligándome a apartar la mirada de Ryan.

- Ayer volví tarde y la gente arrasó con los taxis, así que directamente me fui a por el bus. Estaba muy cansada y solo quería llegar a casa cuanto antes. Cuando me baje la calle estaba vacía y tenia que caminar un poco. - aparte mi cabeza no estaba centrada donde debía después del mensaje de George. - El tema es que cuando estaba ya muy cerca del campus un hombre se me acerco para tener sexo.- digo y veo como algunos se ponen tensos.- Yo me quede paralizada y eso le cabreo hasta tal punto de pegarme. No paso nada más.

- ¿Te parece poco? - me pregunta Jayden.

- Claro que no. - digo alterada. - De primeras ni si quiera tendría que tener miedo de ir por una calle vacía. ¿Pudo haber sido peor? Si, y también podía no haber ocurrido nada. Por suerte mi hermano me regalo un spray de pimienta que usé, tarde, pero lo hice. - les digo cruzándome de brazos.

Claro que no es normal que un hombre haya querido abusar de mi y tampoco lo es que me haya pegado, tristemente la sociedad en la que vivimos tiene comportamientos como este y peores, y hasta que no se empiecen a ver como deplorables y aun haya gente que los aplauda, las mujeres tendremos que seguir luchando y defendiéndonos.

Los chicos me miran con la boca abierta sin terminar de creerse lo que esta pasando. Eddie parece el único que vuelve al presente y tira de mi para envolverme en un abrazo. Tardo poco en notar con se van uniendo todos. Estar entre todos estos brazos me provoca una sensación de paz, de seguridad y de calma que me cuesta mucho pedirles que se separen.

Cuando voy viendo parte de la cocina entre tantos brazos enredados por mi cuerpo, me doy cuenta de la ausencia de unos de ellos. Tras tranquilizar de nuevo a los chicos y repetirles que estoy bien, subo las escaleras y voy a su habitación.

Llamo a la puerta, pero no espero a que me deje pasar. Se mueve inquieto por la habitación, con una mano en la cadera y otra tirándose del pelo. No se da cuenta de mi presencia.

- Ryan. - le digo metiendo medio cuerpo en la habitación. El sigue sin notarme hasta que repito por segunda vez su nombre y cierro la puerta de la habitación tras de mí. - ¿Estas bien? - le pregunto cuando se me queda mirando. Es evidente que no esta bien, pero no termino de comprender por qué.

- ¿Bien? - me dice con un tono de incredulidad. - ¿Te has visto? - miro mis pies y poco a poco voy subiendo la mirada mientras me intento cubrir con los brazos para darme un poco de apoyo. - Dios, no puedo.

Fraternidad mixta...¡UNA MIERDA!Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt