Ligero

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1. Que pesa poco o es poco denso o espeso;

2. Que lleva poca cantidad de lo que se expresa.

Ninguno de estos significados se condice que los hechos. Sé muy bien que hay que empacar ligero pero realmente no se como lograrlo. Puse toda mi predisposición para no exagerar, sin embargo, en la maldita maleta no entra todo lo que me propongo llevar.

¿Y cual va a ser el resultado?

Bueno, uno de los probables escenarios es que esté bien vestida, mal maquillada y totalmente despeinada. Otra, también probable, es que olvide llevar ropa interior o quizás zapatos y deba andar descalza por la vida. Ninguna de todas estas probabilidades me alegran.

Gritó por el enfado y me paro frente a la maleta para mirarla iracundamente. Quien dice, capaz se decide a colaborar con mis cosas.

— Vamos por el tercer round —oí la voz de Loreley atrás mio, y me giré para dedicarle una mirada venenosa. Ella y Aiden estaban sentados en la cama de mi habitación, contemplándome como una criatura de algún circo ambulante.

No entendía porque rayos estaban en mi cama, comiendo palomitas de maíz mientras tenía una batalla campal con una maleta. Aiden sonrió a Loreley y en cuando posó sus ojos en mi, intentó ocultar la sonrisa que ya lo habia delatado. Loreley, por su parte, se encogió de hombros como si nada.

— No están ayudando —me quejé volviendo a mis asuntos.

— Intentamos ayudar y nos obligaste a alejarnos —comentó Aiden y pude oír el asentimiento de Loreley.

Realmente detestaba cuando ambos se complotaban en mi contra. Era mil veces más divertido complotar con Loreley en contra de los demás. Ahogué un grito, presionando la maleta e intentando meter lo que restaba. Eran solo cinco días que nos íbamos con Aiden hacia Brighton, al sur de Inglaterra y podíamos esperar cualquier cosa de ese viaje, así que debía tener opciones. Opciones variadas, pero tomadas a conciencia y no como ellos creían, que llevaba ropa por llevar.

— ¿Son necesarios tantos pantalones? —inquirió Aiden. Detuve mi tarea y lo observé.

— Solo llevo dos —dije, y él elevó sus cejas.

— Entonces, ¿eso que es? —preguntó señalando una prenda negra, viéndose como un nene pidiéndole un juguete a la madre.

— Una calza —respondió Loreley por mi—. Eso debe llevarlo, es un básico —agregó. Aiden posó sus ojos en ella y en mi como si intentara procesar esa información.

— Llevo dos jeans, una calza, dos vestidos, dos polleras y un pantalón corto —le expliqué y él abrió la boca para hablar pero moví mi mano de forma que ni siquiera modulara—. Son opciones, es necesario llevar eso —le advertí. Pero Aiden puso los ojos en blanco con desaire.

— Lleva uno de cada cosa y listo —recomendó.

— ¿Qué? ¿Estás loco? —preguntamos Loreley yo, al mismo tiempo, mirándolo horrorizadas.

— ¿Qué quieres que use el resto del tiempo? —pregunté.

— Cariño, no uses nada y me harás feliz —me guiñó un ojo. Suspiré profundamente para no golpearlo, y mi expresión de llenó de soberbia.

— ¿Quieres que no use nada frente a las demás personas? Eso puede significar que le interese a alguien —murmuré siseante. Todo el humor se evaporó de él, y entornó sus ojos sobre mi.

— Soy capaz de escribir sobre todo tu cuerpo mi nombre y chistes malos con tinta indeleble —se quejó.

— ¿Quieres intentarlo? —lo desafíe, y él asintió capaz de cumplir con su palabras.

Sin Anestesia (SA #1) [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora