Capítulo 25. ¿Esto es una cita doble?

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— Eh... no, supongo que ya deben estar cansados de tener citas, ¿no? —preguntó Loreley mirándome a mí y a Aiden.

Ladeé mi cabeza, cual cachorro confundido, y la mirada de Aiden se llenó de sarcasmo. De reojo vi a Matt sonreír.

— Cuando hablamos de citas, ¿Estás hablando de mirar películas en el sofá o cuando nos juntamos para que él me aceche para estudiar? —pregunté.

— ¿O dormir siestas durante las largas guardias? —preguntó Aiden. Loreley y Matt intercambiaron miradas antes de negar.

— Entonces no, no estamos cansados —comenté, recostándome sobre el respaldar de la silla y usando el brazo de Aiden como almohadón.

— ¡Eres un pésimo novio! —se quejó Matt, riéndose cruelmente de Aiden que fingió ofenderse.

Loreley y yo nos miramos involuntariamente, y sentí mi rostro enrojecer. Era la primera vez que hablábamos de nuestra relación como un noviazgo; eso lo volvía extraño en un modo genial pero también terrorífico.

— Ey, yo soy la única que puede decir si es bueno o mal novio —dije, intentando sonar casual—. Bueno, yo y las incontables ex novias que tuvo —agregué. Aiden giró hacia mí con expresión amenazadora.

Hice caso omiso a sus gestos, y solo me acerqué a él para darle un breve beso en los labios, que lo amansó un poquito.

— Ustedes son apestosamente pegajosos —canturreó Loreley maliciosamente. Tanto Aiden como yo la miramos un tanto indignados. Ella solo rodó sus ojos, divertida—. Mejor terminemos de comer, así después tienen sexo y se les mejora el maldito mal humor —ordenó.

Le hubiese respondido algo acorde al momento, pero ese fue el instante en que el dueño del lugar decidió hacer una de sus magistrales apariciones, como sucedía cada vez que había estado en ese sitio.

— ¿Qué tal la cena? —preguntó Douglas, mirando a sus dos amigos en busca de aprobación en sus miradas.

— Excelente —respondió Matt mientras Loreley le respondía con un gesto de manos. Douglas sonrió, satisfecho, y al ver que Aiden le insistía que se uniera, desabrochó el sacó de su traje con una elegancia digna de aprender para luego sentarse.

— ¿Cuándo osarás hacernos compañía? —le preguntó Matt provocadoramente. Douglas sonrió fanfarronamente y desvió su intrigante mirada ámbar a las personas que cenaban en la sala.

— Con mi hermano y la tuya, tengo bastantes enredos amorosos rodeándome —murmuró.

A Matt no le hizo nada de gracia que le recordara que su pequeña hermana estaba saliendo con el bastardo del hermano menor de él. El disgusto curvó sus labios y sus ojos cristalinos se oscurecieron.

Douglas se encogió de hombros ante la reacción de Matt, mientras Aiden adquirió una actitud perversamente divertida. Si él tuviese una hermana menor... creo que actuaría igual y por eso no debía burlarse pero ni loca se lo diría, porque opacaría el brillante humor que tenía.

Afortunadamente, Douglas cambió de tema y comenzaron a hablar acerca de cosas que ni Loreley ni yo teníamos idea, así que simplemente nos desconectamos para entretenernos con nuestros delirios cotidianos y alguna que otra anécdota del trabajo.

— ¿Aiden? ¿Matty? ¿Y Dougie? —una suave voz se erigió sobre el murmullo de las conversaciones, y de repente, nuestra mesa se silenció.

Loreley y yo giramos hacia el origen de aquella voz, y nos quedamos contemplando a la chica que se había acercado a nosotros con una extensa sonrisa alegre.

Sin Anestesia (SA #1) [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora