—Bien, iré hoy mismo, tal vez mañana ya tenga los resultados.

—Ry, habla con tu padre. Tiene que saber de esto y si no lo haces tú lo haré yo, así que ándate con cuidado —me advierte. Río por lo bajo y ruedo los ojos.

—Lo haré, Jamie, no te preocupes. Te contactaré en unos días —me cuelga.

Reviso en mi teléfono cuando fue la última vez que tuve una recaída mientras doy vueltas por la habitación. La última vez fue a los catorce, ¡hace siete años! Aunque el día de los eventos catastróficos todo se tornó negro cuando pensaron que moriría en esa cama de hospital por la infinita cantidad de hemorragias internas que tenía. Maldita sangre de mierda. Me quedo de pie frente a la ventana, mirando hacia el mar azul que se mueve debajo, desde aquí se ve el pequeño patio trasero con la mesa de jardín puesta debajo de una enorme sombrilla, siempre desayunamos allí así que supongo que todos deben estar empachándose de comida, incluso Gato.
Siento como unas pequeñas manos se deslizan desde atrás hacia mi abdomen y una mejilla fría se apoya contra mi espalda desnuda. Dudo mucho que sean Rainbow o Rover, y si fuera así tendríamos que tomar una seria terapia familiar.

—Por favor dime que eres mi novia para no asustarme —bromeo.

Suelta una de sus risitas que me encantan y entonces el delicioso aroma de esa flor que tanto me confunde combinada con pizcas de sal llega a mis fosas nasales, ese es su aroma natural, ni siquiera se esfuerza en oler así, dudo incluso que sea consciente de lo delicioso que huele siempre. Da un suave beso sobre el área donde tenía la mejilla, y ese ligero roce hace que me estremezca.

—Eso sonó malditamente bien, dilo de nuevo —dice con su dulce voz.

—Dime que eres mi novia —río.

—¡Sí, soy tu novia! —exclama. Giro sobre mis talones sin soltarme de su abrazo para quedar frente a frente con ella, se ve preciosa como siempre. Con su cabello agarrado en una coleta, la camiseta gris oscuro deslavada de Harley Davidson que parece gustarle mucho porque se la he visto puesta muchas veces, sus levi's de mezclilla clara rasgados y los Air Force blancos. Es preciosa al natural, ¡y es mi novia! En mi puta vida había tenido una novia así que no tengo ni idea de cómo estoy haciendo esto funcionar, siento como si fuera solo cuestión de tiempo para cagarla y no quiero hacerlo, Skyler es muy importante como para arruinarlo todo por una estupidez.

—¿Tienes que trabajar hoy? —le doy un beso en la nariz y ella sonríe.

—Lauren me ha dado el día libre, ¿qué tan genial es eso, ah? Parece que está enamorada porque la he visto muy sonriente últimamente.

—Las personas enamoradas hacen estupideces y todo es miel, ¿qué tan asqueroso es eso, ah? —digo riéndome. Sé que a ella tampoco le gusta tanto eso de estar empalagándonos todo el día y por eso me siento libre de decirle eso.

—¡Demasiado! Se la pasa el día sonriendo y haciendo cumplidos —arruga la nariz—. Me dan ganas de abofetearla —finge darme una bofetada y hace un sonido gracioso—, ¡Deja la mierda a un lado, estúpida! Nos hartas a todos —exclama como si yo fuera su supervisora.

Me echo a reír junto con ella. Da otro pequeño beso sobre mi pecho, luego otro, y otro, y otro más, tardo un segundo en darme cuenta que está dándole besos a los lunares de mi torso, siempre odie mis lunares, pero ahora mismo agradezco que estén ahí, aunque me resulta algo incómodo que ella esté completamente vestida y yo solamente este usando los bóxers negros que me quedan grandes, la verdad es que nunca fui fan de dormir con pijama y eso le molestaba a mi madre como el mismísimo infierno.

Los SpectorWhere stories live. Discover now