Capítulo 38- Protección sobrenatural

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- ¿Qué otro par de cosas?

-No eres una niña, ya puedes adivinarlo tu solita.

- ¿Rencor y odio?

-No, de eso sabes protegerte tu sola. -con eso caigo en la cuenta, ¿De qué quieren proteger los padres a sus niñitas queridas? De los chicos que solo buscan sexo o pueden meterles en problemas.

-Atracción y deseo.

-Exacto, y cuando eso pase, empezara a ahogarse, así, porque sí.

- ¿Lo ahogarías? ¿Enserio?

-Claro, si solo le causas deseo.

-Papa, ¡No le ahogues! ¡Podrías hacerle daño!-se ríe y se acerca a mi frente hasta darme una especie de beso en ella.

-Ve con tus amigas y relájate.

-Vale, adiós papa.

-Adiós cariño. -desaparece y me voy corriendo a la taquilla, ¿Cómo no me he dado cuenta de que hay un reloj? Abro la taquilla y se me revela la respuesta, nunca ordeno la taquilla, así que es un desastre. Cuando encuentro el reloj me lo pongo y voy donde Chris y Lena.

-Hola chicas.

-Hola.

- ¿Dónde estabas?-y Chris no saluda, ¿Por qué será que no me extraña?

-Hablando con el profesor de química, pero bueno, ¿Qué hacemos?-Chris me hace un gesto con la cabeza hacia Lena, que esta mirando hacia otro lado con ojos de enamorada.

-Lena, ¿Qué te pasa?

-Me... gusta alguien...

- ¿Quién?-decimos Chris y yo al unísono, es genial que Lena sienta algo hacia un chico con el poco contacto que mantiene con ellos.

-Kyle... sé que es tu ex per...-no le dejo terminar la frase, grito de alegría, tengo que decírselo a Jay.

- ¡Bien!-ambas me miran raro y yo simplemente sonrío, inocente- Tengo que ir al baño. -me voy donde Jay y le toco el hombro, él se gira y me mira, sorprendido.

- ¿A-Ali? ¿Qué pasa?

-Ven, corre. -le cojo por la muñeca y me lo llevo a un sitio vacío para poder hablar bien.

- ¿Qué pasa?

- ¡A Lena le gusta a Kyle! ¡A Lena le gusta Kyle!

-No grites que Kyle me mata.

-Me da igual, dile a Kyle que hable con ella.

-Sí, vale, pero... ¿sabes cómo...? Digo, lo del fantasma...

-Sí, he hablado con mi padre y ya es como hacerlo.

- ¿Cómo has hablado con tu padre?

-La mujer casi me ahoga y mi padre me ha ayudado.

-Dios, ¿Estas bien?

-Si. -acerca su mano a mi cuello y lo acaricia por donde he estado notando el alambre en el cuello.

-Te ha dejado marca.

-No es nada, enserio.

-Me siento mal por no haber hecho nada.

-No podías saberlo.

-Sentía que te pasaba algo.

- ¿Cómo?

Yo soy la asesinaWhere stories live. Discover now