Capítulo 23- Infeliz cumpleaños

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Noto unos labios en mi sien y sonrío inconscientemente, como siempre, esto va a acabar por ser una costumbre, pero aún no sé porque mi subconsciente me hace sonreír.
–Despierta cumpleañera. –dios… es verdad, hoy cumplo diecisiete años… Aun habiendo tenido la pesadilla no me he acordado, después del maravilloso sueño que he tenido no me extraña, era todo tan… tan pacifico, tan irreal, tan… no lo sé, perfecto.
–Odio mi cumpleaños…
–Lo se…–me incorporo y me levanto– Te espero abajo para desayunar.–baja y me preparo, sé que la ropa que vaya a llevar hoy va a acabar destrozada, así que me pongo la ropa que menos me gusta, aunque igualmente me gusta, así que tal vez debería volver al centro comercial cuando pase el fin de semana.
Bajo cuando noto el olor de las tortitas, Daemon me sirve un plato de tortitas considerable con dos velas, una con forma de uno y otra con forma de siete, la verdad es que me hace ilusión que se preocupe por hacerme sonreír en un día como este, así que sonrío.
–Felicidades Ali–soplo las velas y las quito para empezar a comer–. Siento que tus cumpleaños sean así.
–No pasa nada. –termino las tortitas y cojo la mochila.
–Intenta pasártelo bien.
–Lo intentare, adiós.
–Adiós. –me da un beso en la frente y me voy, nada más llegar a mi taquilla noto como me abrazan por ambos costados, son Chris y Lena, ambas dicen la misma palabra al unísono “Felicidades”, sonrío y Chris vuelve a hablar.
–Te habría comprado algo, pero no puedo ir de compras en un mes, ya sabes, por llegar tarde a casa. – ¿Un mes? ¿Por dos minutos tarde? Que exagerados son sus padres.
– ¿Te han regalado algo?–niego– Pues vaya.
–En algún momento recibirás algo. –si Chris, recibiré una paliza. Suena el timbre y las tres nos vamos a clase tras despedirnos, Jayden se sienta a mi lado y me sonríe.
–Felicidades.–me tiende un paquetito, tan pequeño que le entra en la mano, lo cojo y lo abro, es una pulsera, creo que de plata, pero eso me da igual, es preciosa, y que haya acertado con algo que me guste es lo que me importa, le sonrío.
–No hacía falta que me compraras nada, pero muchas gracias.
–Te lo mereces, es lo mínimo que podía hacer para asegurarme de que al menos unos minutos de tu cumpleaños fueran normales y felices.
–Muchísimas gracias–entra el profesor y sigo con el dibujo de ayer, noto que Jayden mira el dibujo y sonrío un poco–. Cotilla. –obviamente es solo un susurro, igual que su respuesta, no queremos que nos echen de clase.
–Lo sé.
El resto de clases pasan muy rápido y sin novedades, me lo paso bien, y precisamente por eso se hace demasiado corto, cuando salgo y me dirijo a casa, veo el coche de Marcus aparcado y recuerdo que él venía a por mí, meto las llaves en la mochila para que no me las quite y toco al timbre, abre Marcus y entro dentro.
–Ya tardabas, ¿Qué hacías?
–Andar.
– ¿Y porque has tardado tanto?
–Oye, que cada uno anda a su ritmo. –recibo un golpe por contestarle así.
–No me contestes así, ahora quítate eso–me quita la mochila de malas maneras haciéndome daño en uno de los brazos–. De rodillas venga.
Me pongo de rodillas y me cubre los ojos, me amordaza para que no grite y me ata las manos y las piernas, dejándome completamente inmóvil, noto como me cubre con algo, ¿Me acaba de meter en un saco? No puede ser. Noto como me arrastra hasta fuera y me tira al maletero, oigo como lo cierra y noto como sube al coche, pronto el coche empieza a moverse y yo empiezo a notar todo lo que hay en el maletero, Marcus conduce de manera muy brusca, ya sea en ciudad o en montaña, le da igual, con tal de oír como choco contra cada parte del maletero le vale, cuando por fin llegamos me saca del maletero y me tira a lo que noto como un suelo de madera, dejo de notar presión en mi boca y pronto vuelvo a ver, pero sigo sin poder moverme. Veo a Daemon bloqueando la puerta, ha recibido una paliza, pero realmente no sé porque, ¿Qué ha podido hacer para enfadar a Marcus? Me pide perdón con la mirada y Marcus se acerca a mí.
– ¿Quieres recibir mi regalo?
–No, gracias.
–Acéptalo, sabes que te lo daré igualmente, ¿Lista para recibir?–niego con la cabeza y él sonríe de lado– Te jodes–me da una patada en la cintura y yo reprimo un grito–. ¿No te ha dolido? Bueno, me esforzare más–me da una patada más fuerte en los riñones, esta vez sí que grito, pero el parece no estar satisfecho–. Sé que puedo hacerlo mejor–recibo una patada aún más fuerte en el estómago y el grito que pego lo oirían aunque estuviesen fuera, seguro–. Eso está mejor, Daemon, supéralo.
– ¿Qué?
–Que hagas que grite más. –Daemon se acerca a mí y veo como mueve los labios formando las palabras “Lo siento”, lo siguiente que noto es su pie en mi cintura, grito de tal modo que se me acaba rompiendo la voz.
Daemon se aleja con la culpabilidad reflejada en la cara y Marcus se agacha a mi altura, mira con detenimiento mi muñeca y yo maldigo, la pulsera, debería haberla guardado con las llaves, pero como una tonta me la he dejado puesta.
–Daemon, trae limón y un cuchillo de la cocina–se dirige hacia la cocina mientras Marcus me desata la mano en la que está la pulsera, pero aun no puedo mover el resto de mi cuerpo, me quita la pulsera y me pone la espalda contra una pared, Daemon le trae el cuchillo y el limón aun pidiéndome perdón con los ojos–. ¿De dónde has sacado la pulsera?
–Me la han regalado.
– ¿Quién?
–Lena, una amiga mía.
–Esa no tiene tanto dinero–me hace un corte en el brazo con el cuchillo, no es muy profundo, pero duele–. ¿Quién te la ha regalado?
– ¿Por qué lo quieres saber?
–Porque nadie puede regalarte nada–corta el limón y me mira–. Ahora responde a la pregunta. –me quedo callada, si le digo que ha sido Jayden lo matara, noto que el brazo me quema y miro lo que está pasando, Marcus está exprimiendo el limón sobre la herida.
–N-no lo sé… estaba en mi taquilla.
–Mientes–echa más zumo de limón en la herida y yo soy incapaz de reprimir un grito–, ¿Quién te la ha regalado?
–No, no miento, te lo juro…
–Sé que mientes, dime quien ha sido o te arrepentirás. –hace más profundo el corte y yo grito, no soporto más esto, pero no quiero que le haga daño a Jayden.
– ¿Me juras que si te lo digo no le harás nada…?
–Yo no juro nunca nada. –si quieres jugar así, así jugaremos.
–Aunque me mates no diré nada, y sé que me necesitas, por lo cual no me mataras.
– ¿Y si mato a algún familiar tuyo?
–Si matas a alguien de mi familia yo no ayudare.–hace más profundo el corte hasta el punto de que voy a necesitar que Maurice me ponga puntos o algo así, le hace un gesto a Daemon y él le trae un vaso, exprime todo el limón, llenando más o menos medio vaso.
–Dime quien te regalo la pulsera y no pasara nada.
–No quiero.–empieza a echar el contenido del vaso en la herida y yo no hago más que retorcerme y gritar, escuece muchísimo, pero si le digo el nombre de Jayden me dolerá mucho más el corazón por haberle traicionado, cuando el zumo se acaba Marcus me da una patada en el pecho, frustrado por no conseguir lo que quiere.
–Esa bien, acepto el trato, dime quien es y no le hare nada.
–No me fio de ti.
–Si le toco un solo peo a la persona que te ha regalado la pulsera te libras de todo lo que va a pasar este fin de semana.
–Que no me fio de ti.
–O aceptas este trato o me encargo de hacer año a todos tus amigos y familiares.
–Si les haces daño me iré, y no me encontraras.
–Que ingenua eres, siempre te encontrare, de un modo u otro.
–Aun así no te lo diré.
–No hare daño a tus amigos… ¿Hago daño a otro par de personas?
– ¿Quiénes?
–Te gusta, no una, sino dos personas, no sabes a quien elegir, se quiénes son, y eso es muy malo para ti.
–N-no… es imposible…–sonríe ante el miedo que me ha causado, no puedo reaccionar a lo que me diga, no puedo reaccionar a ninguna de las palabras que suelte.
–Uno de ellos me sorprendió mucho, no sé cómo no me di cuenta antes, uno de ellos es Jayden Bennett, y el otro, que es el que me sorprende, es mi propio hijo, ahora dime quien te dio la pulsera o los moto a ambos, empezando por Daemon. –desenfunda la pistola y apunta a Daemon, no sé cómo ha podido saber todo esto, pero de verdad tengo miedo, le quita el seguro a la pistola y Daemon ciérralos ojos, esperando la bala.
–No les hagas nada, te diré quien me dio la pulsera si no le haces daño a quien me la dio.
–Dímelo ahora y no le pasara nada.
–J-jayden…–se aleja hacia la puerta de la cabaña y sale, oigo como le da vueltas a la lleva y cierra con pestillo, un pestillo que está en el exterior de la puerta, Daemon se acerca a mí y me desata.
– ¿Qué va a hacer…?
–Si te dice que no va a hacer daño a Jayden es porque va a por Anne…–se sienta a mi lado y a mí se me encoge el corazón, es solo una niña, y ahora por mi culpa va a pasar un fin de semana encerrada aquí pasando miedo.
–Solo tiene cinco años…
–No voy a dejar que le haga daño, ¿Vale?–asiento y me pasa el brazo por encima de los hombros– déjame vendarte la herida o hacer algo, si Anne te ve así se va a asustar mucho más.
–No Daemon, da igual, le diré a Anne que es una pesadilla y ya está.
–Vale, pero cuando acabe el fin de semana vas a dejar que Maurice te de puntos en la herida del brazo y te sane todo lo que mi padre te vaya a hacer.
–Vale…
Pronto oigo a una niña gritando y llorando, pidiendo ayuda y gritando el nombre de su hermano para que la rescate, pero si Anne está aquí es porque Jayden no ha podido protegerla, cuando se oyen los ruidos de la cerradura Daemon se levanta para ir a donde estaba antes, se abre la puerta y Marcus tira a Anne al suelo, cerca de donde estoy yo, cruzo las piernas, quedando como los indios, y siento a Anne en mis piernas, se abraza a mí pero dudo mucho que sepa quién soy, en estos momentos solo necesita un poco de cariño para fiarse de alguien.
–Tranquila Anne…–le doy un beso en la frente y me mira.
– ¿A-ali?–asiento y consigue calmarse lo suficiente para no llorar– ¿D-dónde estamos?
–No lo sé.
– ¿P-porque estamos a-aquí?
–No lo sé. –mira a su alrededor y cuando ve a Marcus vuelve a llorar, algo le ha hecho, pero luego me encargare de ver que le ha hecho, ahora solo quiero que se calme.
–Haz que deje de llorar o le pego un tiro. –me abraza más fuerte, normal, es mucha presión para una niña tan pequeña, le acaricio con suavidad para intentar calmarla.
–Tranquila… no tengas miedo...
–P-pero… m-me ha d-dicho que me va a m-matar…
–No lo va a hacer…
– ¿M-me lo p-prometes?–asiento y poco a poco se va calmando hasta el punto de dejar de llorar, pero noto que sigue teniendo miedo, le doy un beso en la frente y comprendo que no voy a poder hacerle creer que esto es una pesadilla.
–Menos mal que la has callado, ese estúpido ruido me iba a matar, ahora déjala en el suelo y ven aquí, voy a acabar lo que he empezado antes de ver la pulsera–dejo a Anne en el suelo y se abraza las rodillas, va en un camisón de invierno de alguna princesa, pero es normal que tenga frio, me acerco a Marcus mirando al suelo–. La pulsera me la voy a quedar, la venderé y sacare una gran cantidad de dinero, pero ahora ponte de rodillas–le hago caso, me gira para que quede mirando a Anne, la pobrecita me mira asustada y preocupada a partes iguales–. ¿Recuerdas lo de la última vez? Si caes desmayada, la niña lo pagara por ti, ¿Queda claro?–asiento y recibo el primer golpe en la nuca, grito y veo como Anne se encoge en el sitio, me pega otro puñetazo, más preciso, más fuerte, más oloroso, y centrado en mi cabeza, grito aún más fuerte y veo como Anne mete la cabeza entre los brazos y llora en silencio, estoy recibiendo golpes alrededor de diez minutos, estoy muy mareada pero no puedo desmayarme, no me lo puedo permitir, no puedo dejar que por mi culpa Anne sufra más de lo que ya está sufriendo, cuando Marcus termina se va, no antes de prometer volver mañana para seguir, Anne se acerca a mí.
– ¿E-estas bien?
–Si…–me siento y noto como Anne me abraza, veo a Daemon acercarse.
– ¿Estáis bien?–ambas asentimos pero Anne se esconde detrás de mí.
–No te voy a hacer nada.
–Es verdad, no te hará nada, ¿Hay alguna manera de salir de aquí?
–Esperar, los pestillos están por fuera y las ventanas tienen barrotes, no podemos salir de aquí más que esperando a que llegue el domingo.
– ¿Eso es mucho tiempo?
–No Anne, es poco tiempo.
–Tengo frio Ali… quiero irme a casa con Jay…
–Te llamas Anne, ¿Verdad?–asiente y se separa de mi espalda– Mira Anne, saldremos de aquí pronto, y volverás con tu hermano, pero ahora te traigo una manta y hago la cena, ¿Vale?–asiente y Daemon le sonríe trae unas cuantas mantas y unos sándwiches para cenar.
Pronto Anne empieza a tener sueño y  la ciento en mis piernas para que se apoye en mí y duerma cómoda, cuando se queda dormida Daemon pone una manta detrás de mí para acolchar el suelo y me tumbo encima, la verdad es que también tengo sueño, así que enseguida caigo dormida.
~∆~∆~∆~
El fin de semana es horriblemente doloroso, anoche Daemon grito a Anne en un momento en el que se descontrolo, y aparte de esos sándwiches no hemos comido mucho más, solo había comida para una persona así que se la hemos ido dando a Anne, pero ella siempre acababa dándonos al menos la mitad, Marcus le había dado un buen golpe en la espalda a Anne, seguramente el moratón le durara un par de días más, pero por lo demás Anne no ha sufrido ningún daño.
Hace diez minutos que Marcus ha terminado de darme mi última paliza de este fin de semana y ahora está limpiando la sangre de los cuchillos y de sus manos, sale de la cocina y coge a Anne del brazo.
–La vas a llevar a su casa, Damon te llevara hasta allí, y como le cuente algo de esto a alguien la mato. –empuja a Anne donde estoy yo y la cojo en brazos, vamos hacia el coche y cuando estamos de camino a casa de Jayden Anne se pone a hablar.
–Gracias por cuidarme Ali…
–De nada Anne.–llegamos y bajo con Anne, toco al timbre esperando que Jayden solo se fije en Anne, cuando abre la puerta mis esperanzas se cumplen, más o menos.
– ¡Anne!–la coge en brazos y la abraza con fuerza, haciendo que Anne ponga una mueca, pero no se queja, también le abraza– Joder, estas bien, menos mal, casi me muero del susto… ¿Dónde la has encon…?–me mira y su cara de alivio por ver a su hermana cambia a una de preocupación por mi estado– ¿Qué te ha pasado?
–Nada.
– ¡Mentira! Le han pegado. – ¿No podía quedarse callada? Solo quiero que Jayden me deje en paz…
– ¿Qué? Déjame hacer algo, no puedes irte así.
–Da igual, me voy.
–Has cuidado a Anne todo el fin de semana, déjame ayudarte.
–No quiero tu ayuda, se cuidarme sola.
–… Gracias por cuidar de Anne.
–De nada.
–Ahora, me disculpes o no, me voy, adiós. –Anne me dice adiós con la mano y voy hacia el coche, oigo como Jayden me dice adiós y cierra la puerta, me subo al coche y llegamos a casa, Maurice está esperando en la puerta.
Entramos y Maurice me hace darme una ducha para que la sangre que tengo pegada a la piel no le complique el trabajo y así me haga el menor daño posible, cuando me ducho me dice que me siente en el sofá, me pone puntos en unas heridas y puntos de papel en otras, ungüentos o cremas en las más superficiales y desinfectante en los rasguños, le doy las gracias y cuando subo veo como Daemon le paga, pero Maurice le devuelve más de la mitad de los billetes, decido dejar de mirar e irme a dormir.
A los minutos entra Daemon y me tiende la pulsera que me dio Jayden el viernes, le miro sin comprender como lo ha conseguido, y creo que entiende lo que quiero preguntarme, porque me responde sin necesidad de hablar.
–Siendo un inversor secreto en una puja por internet–me da un beso en la frente y a diferencia de las demás veces no sonrío, y creo que eso le preocupa–. Sé que lo has pasado mal, y lo siento mucho.
–Déjame, quiero estar sola.
Se va y me siento en la cama, mañana me espera un día duro, será lunes, y Jayden estará preguntándome una y otra vez que ha pasado este fin de semana, me cambio y me tumbo en la cama, y antes de darme cuenta he dejado la realidad para adentrarme en el mundo que crean mis sueños.

Yo soy la asesinaWhere stories live. Discover now