Capitulo 12: Oscuridad.

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—No, definitivamente algo sucedió ¿no es así?— Insistió la deidad mientras enfocaba sus ojos en los de ella manteniendo una expresión de seriedad.

La semi-humana no fue capaz de mirarle a los ojos sin sentir su corazón alocarse y sin notarlo bajo la mirada, solo con una negación de cabeza como respuesta.

—Todo está bien— Respondió poniendo toda la honestidad que pudo. Aunque solo la mitad de aquella afirmación era real.

Su condición física estaba intacta, pero su condición mental era otro asunto...

¿Cómo miraría a Yato ahora que conocía la naturaleza de sus sentimientos hacia él? ¿Cómo debía actuar? ¿Qué debía hacer? Sus sentimientos la hacían feliz hasta cierto punto, pero también se volvían una carga... Puesto a que sabía que eran sentimientos incorrectos.

—Hiyori.

Llamo su acompañante colocando una mano sobre la mejilla de ella y acercando el rostro más para acortar la distancia entre ambos, forzándola a mirarle por la sorpresa de las repentinas acciones. Aquellos hermosos ojos de un bello color azul claro reluciente, sin duda los ojos más bonitos que había visto en toda su vida. Le era imposible no perderse en ellos y una vez hipnotizada, difícilmente recobraría sus sentidos por completo.

— Puedes confiar en mí, lo sabes ¿no es así?— Pregunto mientras esbozaba una ligera sonrisa y empleaba un tono de voz suave y amable. ¿Quién era Yato en realidad? Sus acciones sin duda seducirían a cualquier mujer, ¿Acaso en verdad era un mujeriego como lo había sugerido Yama?

Puso su mano sobre la de él con la intención de retirarla, pero no supo en que momento su voluntad se perdió, quizás flaqueo al ver la sonrisa y la manera en que aquel la miraba con preocupación.

—En verdad... Todo está bien— Insistió finalmente siendo capaz de bajar la mirada. Sentir sus latidos chocar con fuerza desde el interior de su pecho se estaba volviendo doloroso.

—Pero tú... Estas poniendo una cara triste ¿Estas siendo intimidada o algo así? ¿Peleaste con un amigo?— Continuo interrogando la deidad sin apartar la mirada de ella.

La Ikki movió la cabeza negando una vez más.

—Te prometo que no eso. No hay nada de lo que debas preocuparte... Es eso, ya sabes... La adolescencia.

El dios torció un poco la boca, dejando ver su inconformidad con aquella respuesta.

—Yato... ¿La amistad entre una entidad divina y un humano son permitidas?— Cuestiono disminuyendo el tono de su voz tras cada palabra, llegando a susurrar la última parte.

El pelinegro mostro de nuevo una sonrisa.

— Vamos, ¿Eso es lo que te preocupa? ¿Por qué de repente?— Pregunto dejando ver el alivio que sintió al creer descubrir lo que acongojaba a su querida amiga.

Hiyori permaneció en silencio esperando a la respuesta de él con paciencia. La verdad aquel asunto de la amistad no le importaba, si Yato estaba de acuerdo, entonces aun si lo prohibían ninguno de los dos permitiría una separación, sin embargo... Aquella respuesta podría afectar en sus sentimientos.

Un romance... Estaba casi segura de que era algo imposible, pero aun así... Deseaba escucharlo de la boca de él.

—"Las acciones de un dios siempre son justas" —Respondió con calma sosteniendo su sonrisa para con ella— Te lo dije antes ¿no? La verdad es que no hay reglas para los dioses, porque eso somos, dioses. Nosotros decidimos lo que está bien y lo que no. Lo que es pecado o no... En otras palabras, somos libres de hacer lo que queremos. Por lo tanto, la amistad entre nosotros está más que permitida, porque así lo decido yo. Claro, mientras tú estés de acuerdo.

¿Qué Clase de Sentimientos Tienes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora