Capitulo 11: Sentimientos.

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—Hummm... así que los cogió la lluvia a medio camino— pronuncio Daikoku mientras le extendía una toalla a la Hiyori con cola que miraba su cuerpo dormido en el mismo lugar quita Yato la había acomodado. La chica no tardo en tomarla y empezar a secarse el cabello castaño que lucía tan mojado como cuando se salía de bañar.

—Bueno, parecía un día normal y de repente se nublo— comento Kofuku al tiempo que le quitaba la cascara a mandarina permaneciendo sentada en la mesa de su casa— Cualquiera habría salido sin paraguas— Completo antes de meter un gajo de la fruta a su boca.

—Incluso el clima me odia... Este día no puede ser peor. Primero esa rata gigante, luego Bishamon y ahora la lluvia... ¿Qué sigue? ¿Qué se vaya la luz?— Murmuro el dios de la calamidad mientras exprimía su sudadera en la puerta de la casa ajena casi sollozando.

— ¿Rata Gigante?... ¡¿Un Ayakashi?!— Exclamo el shinki levantándose del lugar donde estaba sentado mirando con preocupación a su maestro a lo cual éste únicamente se limitó a continuar con el intento de secar un poco su chaqueta sin conceder una respuesta, aunque Yukine entendió de todas formas—... Debí haber estado contigo— Murmuro bajando la mirada y apretando los puños.

—No es para tanto—Contesto el ojiazul dejando oír un suspiro mientras se rendía y dejaba la chaqueta aun mojada sobre el suelo bien extendida para que se pudiera secar con el tiempo—No es como si hubiéramos sabido que un ayakashi de esa magnitud se iba a aparecer— Dijo mirando al adolescente rubio con una seria inexpresividad— Además... Si tu ibas no iba a poder estar a solas con mi dulce Hiyori~

La expresión del shinki cambio drásticamente tras ese último comentario ahora mirando a su maestro con los ojos entrecerrados y con los labios formando una línea totalmente recta. Lentamente se sentó nuevamente y cogió uno de los libros -que en realidad era uno de los que Hiyori le había obsequiado- que estaban frente a él para empezar a leerlo.

— ¡Hey! ¡No puedes simplemente ignorarme!

—Eres molesto —   musito aquel dedicándole una mirada de fastidio para después regresar los ojos naranjas a las letras del libro.

 Como habitualmente hacia, Yato sobre-exagero sus expresiones fingiendo que algo le perforaba el pecho.

—Insensible... ingrato... —   murmuro con voz lastimera.

 Por su parte Hiyori se mantuvo con los ojos fijos en algún punto de su cuerpo real mientras permanecía sentada frente a él dándole la espalda a ellos con las piernas flexionadas para ser capaz de abrazar sus propias rodillas.Por primera vez se había puesto a pensarlo, lo que sucedía si surgía romance entre un dios y un humano.

¿Por que lo pensaba? Si, porque finalmente lo había entendido.

El test que había hecho le había dejado un par de "pasos fáciles a seguir" para descifrar sus sentimientos.

El primer paso era salir a caminar juntos, solos. ¿Te sientes incomoda? ¿Sientes nervios? ¿En algún momento al mirar su mano, quisiste tomarla?

Míralo a los ojos. ¿Sentiste algo extraño? ¿Tu cuerpo se puso rígido y no pudiste permanecer mucho mirándolo? ¿Como reacciono tu corazón?

Toma su mano, no importa si lo haces en juego o bajo cualquier otra situación. ¿Se siente bien? ¿Te agrado? ¿Sentiste algo diferente? ¿Es normal?

Había otros pasos a continuación que no pudo seguir dado a que se había decidido que regresarían a casa y fue cuestión de segundos para que el diluvio les cayera encima.

Sin embargo, desde que sintió sus latidos enloquecerse cuando cruzaron miradas basto para notarlo. A ella en verdad le gustaba de otra manera Yato, y hasta quizás era un sentimiento más fuerte que solo "gustar", en realidad no lo sabia. Y una nueva incógnita había nacido... ¿Que sucede con un humano enamorándose de un dios? Yato no había respondido en realidad  de manera satisfactoria, solo había contestado un "no lo se" . 

¿Qué Clase de Sentimientos Tienes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora