024: ¿Por qué ella?.

2K 117 9
                                    

Aviso: Contenido fuerte para algunos lectores, discreción por favor.

Narrador pov.

Ya era de mañana y Lyiah debía prepararle el desayuno a Hannah, perezosamente se levantó y froto sus ojos. Eran las diez de la mañana, odiaba levantarse temprano un domingo, pero ya no es ella sola, ahora son dos.

Camino a la cocina he hizo pancakes y zumo de naranja, no tenía ganas de cocinar. Levantó a Hannah, quien fue al baño y de allí no saldria más.

Luego de desayunar, Hannah jugaba con sus muñecas Barbie y Lyiah usaba el computador. Mientras hablaba en Twitter con Derek, quien por cierto se portaba muy cariñoso con ella, le dieron ganas de hacer galletas he invitar a Derek.

—Hannah, iré a comprar, quédate aquí.

Ella solo asintió y corrió a darle un beso en la mejilla, porque Hannah pensaba «Despedirse es bueno, porque nunca sabes cuando volverás a ver a esa persona».

Lyiah salió a comprar y no le presto atención al auto que la seguía desde que entró al auto. Al entrar al Carrefour un hombre pinchó las ruedas de su auto, corrió de donde vino y fue directo al departamento de Lyiah.

Hannah jugaba tranquila, ni se esperaba lo que iva a pasar. Lyiah tampoco se lo esperaba.

La puerta se abrió de golpe, asustando a Hannah, sabía qué no era su mamá. Y no lo era.

El tipo dejo una nota en la mesa y corrió hacía Hannah. Esta se quejaba y lloraba, gritar no podía ya que la cubría la boca del hombre misterioso.

La llevo a la habitación y sonrió al ver que la cama tenía punteras. Cumpliría su fantasía otra vez. De su bolsillo sacó la cinta adhesiva y puso un pedazo en su boca. Le ató las manos, y las piernas.

Esto no sería igual, sería diferente. Con unas tijeras corto la ropa de la niña, dejándola en unas braguitas rosas. Luego, corto las bragas, y se bajo los pantalones.

Hannah intentaba gritar, su garganta dolía pero no paraba, sus mejillas estaban rojas al igual que sus ojos, su cara estaba hinchada, y eso le hacía resaltar sus ojos verdes.

Él entro en ella rápidamente, haciéndola sentir una mierda, salía y entraba salvajemente de su cuerpito. El dolor que ella sentía era inefable, no podía explicarse con palabras, solo sentía que en cualquier momento se partiría en dos. La cama estaba manchada por la sangre que salía de ella. El sólo disfrutaba ver sufrir a una niña pequeña.

Cuando termino, la desató y la metió en la ducha fría, para quitar su sangre rápido. Con las tijeras le corto el pelo muy corto, antes de dejarla calva.

Corrió y salió de allí, dejando a la niña llorando, casi muribunda en el baño. Hannah no podía más, era demasiado a lo que podía soportar.

Lyiah estaba buscando los ingredientes cuando su instinto le dijo que algo había mal, tomó su teléfono y marco al número de la casa.

Un tono, dos tonos, tres tonos...

¡Hola! Estas llamando a la casa de Hannah y Lyiah, ahora no hay nadie, llama luego, chao.

Era raro, Hannah siempre contestaba, subió a su auto pero no andaba, las ruedas estaban pinchadas.

—¡Mierda!.

Tomó un taxi y fue allá, su puerta estaba abierta, entro cómo alma que lleva el diablo y no había rastros de Hannah. Sus muñecas estaban tiradas, ella no era desordenada, un olor raro salió de la habitación.

Sangre.

Encendió la luz y al ver la cama así, por su mente pasó lo que ya había vivido.

—¡Hannah!.

Al ver su cuerpo con cinta, sin pelo y casi moribundo chirrió lo más rápido a ella. Quito la cinta de su boca y Hannah vomito, pero horror fue ver lo que vomito. Sangre.

—¡Hannah! Dios mio, todo pasa cuando salgo, soy tan estúpida, tan idiota, lo siento Hannah.

Tomó su teléfono y llamó al 911, estos llegaron rápidamente, se llevaron a Hannah en una camilla y revisión la casa.

—¿Qué piso señorita?—Preguntó el oficial, Lyiah estaba nerviosa y no paraba de temblar.

—Y-yo fui a c-comprar, y-y cuando vo-olví, l-la encontré a-así—Tartamudeó, escribió algo en una libreta y fue con los investigadores.

Se sentó en su sofá y lloro, lloro cómo nunca había llorado, nadie tenía que pasar por eso nunca. ¿Por qué ella? ¿Por qué una simple niña y no ella otra vez?.

—Mire lo que encontramos señor.

Le entregó una nota, Lyiah corrió y se la quito de las manos. Se paralizo al leer la nota.

“Y nos volvemos a encontrar Lyiah, la niña que tienes no es más que una estúpida inservible cómo tu.

Ojalá te sirva de advertencia no dejar nunca más a nadie solo.

Y espero que esa mocosa quede peor de lo que quédaste tu. Puta.

—R.”

—¡No dios, no!— Gritó con más fuerza aún, no su pequeña, no Hannah.

—Venga señorita, vamos al hospital—Le dijo un investigador, ella asintió y fue con ellos.

La subieron a el auto, el camino fue relativamente largo para Lyiah, que se lleven a tu hijo es horrible, pero ver cómo esta luego de una tortura así, mucho peor. No te negaría que quede con trastornos psicológicos, era una opción.

Al llegar al hospital la hicieron sentar en una silla en la sala de espera, no eran nada cómodas, y la situación menos.

Agarró sus rodillas y las puso en su pecho, quedando en  posición fetal, y las lágrimas que estaban guardadas salieron, su cara se puso rioja, sus ojos azules resaltaban más.

Una mano tocó su hombro y se asustó.

—Lyiah, lamento decirte que el cuerpo de Hannah no pudo aguantar tanto, sufrió dos paros cardíacos pero los sobrevivió, lo malo es que esta en coma le hicieron mucho daño.

—¡No! ¡No puede ser! ¡Mi niña! ¡Déjeme verla!—Forcejeó con el doctor, pero sólo sintió un piquete en el cuello.





«•••»

Ho-hola ¿Cómo están?

Este capítulo me costo mucho, ojalá les guste.

voten y comenten.

Vale.

bullyingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora