- Noche 1; 4 -

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Después de haberle lavado el cabello con shampoo aromático no hizo que se sumergiera en el agua, pero sí lo mojó con cuidado, roseando gotitas en la mínima potencia con el cabezal movible de la bañera. Cuando salieron la piel de sus dedos estaba arrugada y debió explicarle con palabras fáciles de entender por qué ocurría aquello. Sus cuerpos destilaban agua formando charcos en el piso del baño, pero el humano sabe que si deja el sistema de secado para mañana no habrá una sola gota en el piso, por lo que no se preocupa ni siquiera en lo mínimo. Coloca una toalla blanca y grande sobre la cabeza de Kyungsoo, pero esta se resbala de inmediato al momento en que sus orejas se elevan dejándola caer sobre sus hombros angostos. Jongin lo vuelve a intentar y sucede lo mismo, entonces frunce el ceño y deja una nota mental de que pronto diseñará un montón de ropa solo para él. Una línea completa que se adapte a sus necesidades y características físicas –cola y un par de orejas de gatito. Deberá ser de la mejor calidad, fresca en verano y abrigadora para los días de invierno. Haría eso y más por él.

El humano se seca rápido y con fuerza las extremidades y el torso, revolviéndose el cabello bruscamente con la toalla para quitarle el exceso de líquido. Al girarse ve que el chico está igual de mojado que antes y solo mira cómo se seca.

—¿Quieres que te seque yo? —pregunta curioso en verdad, ladeando su cabeza. El chico lo imita mirando al suelo y después de pensarlo asiente.

El consejo de sus libros, una risa antes de dormir muchas veces garantiza un buen sueño lo asalta y sonriente se aproxima a Kyungsoo y lo toma en sus brazos, como cuando los hombres toman a sus recién desposadas mujeres, aunque en este caso sería cuando un hombre se está uniendo con su compañero de vida. Si lo ponía así era muy similar; en ambos casos eran relaciones llenas de amor, buenos y malos momentos, en salud y enfermedad, parejas hasta que la muerte los separe.

Pero muchos dicen que a los humanos e híbridos ligados ni siquiera los separa la muerte, de hecho, sino que sus almas siguen juntas hasta reencarnar en otra vida y allí volver a encontrarse por circunstancias que parecen casuales, renovando su lazo.

Sería interesante si eso hubiese pasado con ellos; porque el dar vueltas con Kyungsoo en sus brazos, escuchando su tintineante risa y luego dejarlo caer sobre la frazada clara y aterciopelada de la cama entre más risas se siente como si ya lo hubiese hecho antes con él. Como si ya hubiese sido así de feliz antes, como si no hubiesen pasado 4 horas y media con Kyungsoo; como si lo hubiese amado antes de conocerlo.

—Vamos a ver, ¿qué deberé secar primero? —Pregunta el hombre después de haberse subido a la cama y acomodado entre las piernas de Kyungsoo. El felino le sonríe mostrando sus dientecillos y colmillos, muy lindo, demasiado para él. Y está expuesto totalmente a lo que Jongin quiera hacerle; con sus manos sueltas a sus lados, el pecho subiendo y bajando a su ritmo, una de sus piernas dobladas y la otra estirada mirando a su único amo.

—Partiré por aquí —dice el hombre después de haberse recobrado de esa ola de todo tipo de pensamientos románticos, protectores y ensoñadores con su gatito.

Toma uno de sus brazos y lo estira hacia arriba, pasando la toalla por él con suavidad y bajando hasta sus costillas. Kyungsoo se retuerce con risa inaudible sacudiendo su cuerpo y es maravilloso que un híbrido tenga la característica de poder sentir cosquillas, piensa Jongin. Continúa con el otro y también se detiene a hacerle cosquillas intencionalmente, porque la sonrisa del mitad-minino es brillante. La mejor.

Así avanza con su torso, espalda, omitiendo la zona con el traje de baño y luego las piernas; desde los muslos con carne hasta sus tobillos esbeltos y talones redondos. Es el pie derecho cuando Jongin lo hace, dobla su pierna y lleva el pie pequeño de dedos largos a sus labios, posando besos cinco veces con toquecitos de adoración. La risa se detiene, un sonrojo trepante desde el cuello a la cara de ambos.

1 Minuto y 3 Noches; KaisooWhere stories live. Discover now