Al llegar a la entrada de la habitación Jongin abre la puerta para Kyungsoo, y se siente extraño abrirle la puerta a alguien que no sea él mismo. Pero es extrañamente bueno.

—Esta es mi —nuestra— habitación. Eres libre de entrar y salir cuando lo desees —dice, e ingresan a la gran pieza. En el centro hay una cama gigante con un dosel recogido, de una marquesa alta que llega hasta el techo. Es su espacio privado, que pronto deberá compartir con Kyungsoo. Quizá en unos cuatro días más, o puede que siete; pero Jongin tiene la esperanza reservada de que su unión con Kyungsoo será corta y rápida, como esas asombrosas que solo tomaban doce días en cerrarse.

—Prepararé una cama para ti —le avisa mientras caminan a la suya y ve que el híbrido la observa concentradamente. Adorable. —O bien si quieres puedes dormir en ella y yo lo haré en otro lugar.

Kyungsoo voltea su cabeza hacia él y la ladea, como si no hubiese entendido palabra de lo que dijo, entonces con cuidado intenta subir al colchón –que por cierto es alto–, teniendo que pararse en las puntas de sus pies y dar un salto minino para poder subir. Se acomoda sentado en sus rodillas en el centro y le sonríe débilmente a Jongin, cuyos labios suben solos para devolvérsela.

Maúlla, y el sonido es tan bajo, tan musical y tan vibrante, que las ondas a través del aire no llegan solo a sus tímpanos, sino que además a su corazón. Y es como si Jongin hubiese comprendido ese corto maúllo con una exactitud magistral.

—¿Quieres que duerma contigo? —Pregunta con su cerebro en blanco, siendo guiado por hilos que hacen a su boca moverse por sí sola. Kyungsoo asiente y se tira en la cama, estirándose y destensando sus brazos y piernas. Al darse cuenta de lo que acaba de decir piensa que es verdad, y obvio; él y Kyungsoo desde ese instante deberán empezar a acostumbrarse a hacer esas cosas cotidianas juntos; comer, dormir, salir, entre varios más.

El hombre se sienta en el borde de la cama y el mitad-minino se acerca a gatas hasta él, claramente sin atreverse a tocarlo por iniciativa propia. La verdad es que Jongin también está algo inseguro de entrar en contacto físico todavía; tiene los deseos de hacerlo, pero no es tan fácil, después de todo nunca tuvo siquiera una pareja estable o algo parecido. Que de pronto estés en proceso de unión con un híbrido, una de las relaciones más fuertes conocidas por la naturaleza, luego de vivir más de seis años solo y con la mera compañía de empleados es inusual. Que se alegre infinitamente por ello no significa que ya haya digerido la idea por completo.

Digerir. Esa palabra hace que su ceño se frunza y mira a su híbrido de inmediato. Algo desconocido lo llama a hacerlo y hacer la pregunta salir por su boca.

—¿Tienes hambre?


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El tiempo en el cual se crea, amarra y ajusta el lazo invisible, con un extremo amarrado al humano y el otro al híbrido, es crucial para establecer el tipo de relación que habrá entre ambos. Jongin sabe que ha leído de los tipos de relaciones principales que se presentan, y fuerza a su memoria para hacer que llegue a él la información detallada mientras se dirige a la cocina con su gato. Gatito, realmente.

A modo general, las que se dan son principalmente dos: la relación mascota-dueño o relación familiar.

En la primera, el híbrido seguiría su naturaleza felina y sería la mascota más fiel que alguna vez ese hombre o mujer pudo haber tenido. El humano debe cuidar de él y alimentarlo él mismo; bañarlo, pasearlo y hacer todo lo que implica el buen cuidado de una mascota. Sin embargo las desventajas son que el híbrido nunca sería capaz de aprender a hablar o escribir correcta o fluidamente al cerrarse la unión. También perdería la capacidad de caminar erguido como las personas y todo lo que implicaría una cualidad humana. Se dio mucho en los siglos pasados y sigue siendo así en las culturas más exóticas o que conservan sus principios. En Egipto, por ejemplo, estaba lleno de ellos, y el que vio de joven era así. Esos híbridos conservaban su gracia animal y sentidos mucho más agudos que los híbridos normales. Eran exorbitantemente elegantes; pero Jongin, viendo a Kyungsoo caminar con pasos cortos tras él y tropezando de vez en cuando, piensa que quizá la relación mascota-humano no es para ellos. Quiere que Kyungsoo se acostumbre a caminar y hablar, para así poder compartir paseos a pie y conocimiento con él, enseñarle libros y sentarse junto a él en ese sillón frente a la chimenea mientras disfrutan de alguna sinfonía melódica. Llevarlo a tiendas a menudo y restaurantes distinguidos.

1 Minuto y 3 Noches; KaisooWhere stories live. Discover now