- Noche 1; 2 -

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La cola de Kyungsoo se mueve grácilmente, es larga y luce igual de limpia que sus orejas. Nota también que es bajo y de estructura menuda, totalmente acorde a su rostro. Jongin no puede dejar de pensar en que simplemente es perfecto. Un molde perfecto también para poner toda clase de telas sobre él, de diversos materiales y diseños; su nuevo modelo, reemplazando esos maniquíes sin cara ni vida propia.

—Te mostraré un poco de la casa, para que no te... —pierdas, es la palabra que le falta pronunciar, cuando cae en la cuenta de que Kyungsoo nunca se va a perder, puesto que ha aceptado a ser su mascota, compañero, familia, aún no lo decide con especificidad. Porque cuando un humano y un híbrido aceptan estar juntos es para nunca separarse. Ni en los más mínimos momentos. Kyungsoo definitivamente no se perderá, porque no será capaz de separarse de él.

El origen de los híbridos es casi tan antiguo como el de la humanidad en sí. Su evolución o el cómo llegaron a ser así es una interrogante eterna, sin embargo. Pero desde siempre han sido criaturas dotadas de una belleza indescriptible en palabras, con sentidos gatunos altamente desarrollados y habilidades humanas también. Inteligentes, capaces de aprender el habla humana y actuar como uno, aunque su naturaleza sea originalmente la de un gato. Hay casos emblemáticos, también, de híbridos convertidos en personas importantes e independientes, pero esos son solo seres particulares y extraños, puesto que la atracción y necesidad de protección del dueño por parte del híbrido va más allá de algo que puedan decidir por voluntad propia. No se atraen entre ellos, y es principalmente por eso que existen tan pocos, también, porque cuesta que se reproduzcan; los de raza pura, como Kyungsoo, son los más escasos, sin alcanzar a ser más de 1.200 alrededor de todo el mundo, según las últimas estadísticas que recuerda haber visto.

Jongin recopila todos los datos posibles de su cerebro mientras encamina a Kyungsoo por las escaleras y luego un pasillo infinito, dirigiéndolo a su habitación personal. Lento, porque Kyungsoo da pasos como los niños pequeños, no seguros y a un ritmo poco establecido.

Después de diecisiete días, normalmente –aunque había excepciones de doce, en los casos más inusuales– hasta llegar al máximo de un mes, se termina de cerrar la unión. Recuerda haber leído que los híbridos poseen hormonas fuertes y especializadas, que los hacen desprender un olor imperceptible para el olfato de cualquier humano que no sea su dueño a lo largo de la unión, las cuales se conectan de forma automática con éste y ayudan a que la relación se intensifique de forma más rápida. Jongin no puede evitar sentir esa emoción oculta y efervescente en su interior porque ya no estará solo; está cumpliendo su deseo de unirse a un híbrido y pasar el resto de la vida con él. Así, sin pensarlo; porque por primera vez no sobre-piensa, por primera vez se deja llevar, guiado por la simple belleza de esos ojos negros.


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Las relaciones entre humanos e híbridos son legítimas y han existido incontables noticias en las cuales se demuestra que es un amor tan fuerte que vence incluso enfermedades. Está demás decir que si uno muere, al tiempo también fallece el otro. Se sume en una depresión y auto encierro tal en el cuarto o lugar especial que compartía con el otro que a final de cuentas es morir de desnutrición, cansancio, falta de sueño, melancolía y pena; lenta y dolorosamente.

Las uniones siempre han sido espontáneas, después de la hora del contacto inicial, no hay necesidad de conocer al otro por mucho más tiempo que ese, ya que el soplo de conexión se forma casi a primera vista. Y entonces, pensando en ello, Jongin se da cuenta de que su enlace con Kyungsoo ha comenzado desde antes de que sintiese ese olor dulce leve, porque podría jurar, aunque esté fuera de sus principios el hacer juramentos, que esa primera mirada a Kyungsoo fue un chispazo automático que solo ahora, con la mente clara, podría interpretar como tal.

1 Minuto y 3 Noches; KaisooUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum