Salgo a la calle y comienzo a correr. Me pongo los audífonos y enciendo mi Ipod. La música me relaja y maltrato mi cuerpo corriendo lo más rápido que puedo. Necesito drenar la adrenalina que invade mi cuerpo. He corrido por alrededor de una hora y lo único que he pensado es en ella. Mierda, todavía tengo la maldita erección y ya no aguanto el dolor en mis pelotas. Me regreso al apartamento. Necesito un baño de agua fría para poder serenarme. Ni siquiera el frío de la calle pudo hacerlo. Entro al apartamento y voy directo a mi cuarto. Su olor vuelve a invadir mi nariz. ¡Jesucristo! Creo que me estoy volviendo loco. Paso frente a mi cama, tratando de ignorar la prenda que dejé hace un rato sobre ella. Me detengo frente a la puerta del baño. Algo me impide entrar y me incita a oler esa maldita prenda una vez más. Lo pienso y lo pienso, pero mi fuerza de voluntad me falla estrepitosamente y sin darme cuenta, ya tengo la prenda entre mis dedos y acercándola a mi nariz. Dios bendito, es lo mejor que he olido en mi vida. No puedo más con esto. Tiro la prenda sobre la cama nuevamente y me voy al baño. Me desvisto, y entro a la ducha bajo el agua helada. Pongo las palmas de mis manos en el frío mármol de la pared. Giro mi cuello de un lado al otro tratando de romper la tensión acumulada pero no puedo. Ella regresa a mi mente. Cierro los ojos e intento revivir ese maravilloso sueño. Sus ojos, su boca, su hermoso cuerpo y su olor. No lo aguanto más y me agarro mi dura polla fuertemente pensando que es ella quién lo hace. Muevo mi mano arriba y abajo con fuerza y rapidez mientras sigo recreando el dulce sueño en mi mente. "Myla... Myla... Myla" sigo repitiendo en mi mente. Al cabo de unos minutos siento mi cuerpo tensarse y luego sacudirse con fuerza al correrme. ¡Joder! Nunca había terminado tan rápido. Soy un hombre con una larga resistencia, pero esta mujer me está desarmando. Mierda. Estoy completamente JODIDO. Tengo que salir de aquí. Me ducho rápidamente y me voy a mi trabajo.

En la oficina tengo un humor de perros. Hoy todo el personal está haciendo mal su trabajo, o al menos eso me parece. Estoy de muy mal humor. Ni siquiera la escenita que protagonicé en el baño me ha quitado la tensión. Y la odiosa de Olivia hoy está peor que nunca. Gracias a Dios Patricia regresará de su maternidad en dos semanas. Ya es mediodía y Alexie vendrá a reunirse conmigo para firmar unos documentos importantes de la empresa. La odiosa de Olivia toca a mi puerta ...

- ¿Sr.Becker?

- ¡¿Y ahora que quieres?! - digo exasperado. Lo sé, soy un cabrón hijo de puta, pero no la soporto.

- Di...disculpe Sr.Becker, el Sr.Evans ya está aquí.

- ¡Cuántas veces te tengo que decir que el Sr.Evans no tiene que anunciarse! ¡Simplemente se le deja pasar! - se queda parada como una zombi - ¿Qué estás esperando para hacerlo pasar? ¡Dios! ¡Haz algo bien el día de hoy y trae dos cafés! - estoy realmente de muy mal humor, ni yo me soporto. Alexie entra con una enorme sonrisa en su cara y con una carpeta en sus manos.

- ¡Hola, hola! Alguien necesita hechar un polvo hoy, ¿no? - se acerca y nos damos el habitual abrazo de hermanos.

- Lo dices y no lo sabes. Creo que necesito mucho más de un polvo - le espeto con frustración.

- ¡Uyy! ¿Y a ti que te pasó? - pregunta sonriendo. Siempre tiene una sonrisa en su cara.

- Tengo un humor de perros, hoy no es mi día.

- ¿Me lo juras?

- ¡No me jodas Alexie! ¡Te dije que no estoy de humor! - sólo escucho sus carcajadas.

- ¡Jaja! A ver. ¿Qué le ha pasado al Sr.Imperturbable, al que todo se le resbala?

- ¡No tengo ni la más puta idea! - por supuesto que la tengo. Tiene unas hermosas piernas, un trasero redondo y unas perfectas tetas, me digo a mí mismo.

Me perteneces (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora