18. Perdiendo el control

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Cierro la puerta de mi habitación con un portazo mientras lucho por no tirar mi neceser, el cual estaba detrás del váter escondido a conciencia. Voy a las duchas mientras pongo un poco de música e intento calmarme.

Con una toalla enroscada en la cabeza, bajo a la cocina a por un poco de helado y una cuchara enorme para darme un atracón. Voy con el helado en una mano y con la cuchara en otra mientras noto el móvil en el bolsillo de la bata de seda. Me siento en uno de los sillones del salón y marco el numero de Tom. Me coloco el teléfono en la oreja y lo sujeto con el hombro para poder tener las dos manos libres y así poder abrir el bote de helado.

- ¡Rose! ¿Ha pasado algo? Ya van dos llamadas en un mismo día. A ver si voy a pensar que me echas de menos. - dice Tom riendo.

- Ja, Ja. Siempre igual de gracioso, Tom.

- ¿Qué tal con tu madre? - me pregunta

- Bueno, las ganas de meterle todo en la maleta y llevarla de vuelta al avión siguen ahí, pero estoy intentando resistirlo.

- Ya. - dice riendo. - Yo ya tenía la página de vuelos cargada en el ordenador por si acaso. - me rio junto a él.

- ¿Qué está pasando con nosotros Tom? Pensaba que estaba todo claro y no se si algo de lo que he hecho te ha dado una idea equivocada o algo...- le digo mientras me despatarro en el sofá.

- Rose...yo... puede que necesite un tiempo para aclararme las ideas. Supongo que verte en esa casa fue un poco duro, hacía mucho tiempo que no te veía así de feliz y hay una parte de mi que le duele pensar que yo no he sido quien lo ha conseguido. - me responde

- Tú me has hecho muy feliz, Tom. - le digo en voz baja. - Y te quiero mucho.

- Pero no de la misma forma que yo a ti, o eso creo. No tengo ni idea de lo que estoy sintiendo ahora mismo. - me responde. – Además, ahora que estamos más cerca que antes, me apetece ir a verte algún día, pero antes necesito aclararme.

- Te quiero. - le digo a Tom sabiendo que esas palabras no son suficientes para él.

- Y yo, Rose.

Me quedo unos minutos en la misma postura en el sofá mientras veo como se empieza a derretir el helado.

- ¡Que mierda, joder! - digo en voz alta.

¿Por qué esto no podría ser más sencillo?

Vuelvo a coger el móvil y le mandó un mensaje a George. No me comporté de la mejor manera el otro día y no me gustaría que la cosa se quedase así.

Siento haberme portado así el otro día, dramas familiares. ¿Quedamos mañana para echar una cerveza y hablar?

Su respuesta no tarda en llegar

Lo estoy deseando.

Sonrío cuando veo el emoticono del beso al lado de su mensaje. Por fin algo que sale bien.

Voy corriendo a guardar el helado en el congelador y luego subo a mi habitación para coger el ordenador y estudiar un poco.

No me doy cuenta de lo rápido que pasa el tiempo hasta que veo a mi madre entrar en la habitación.

- ¿Qué haces aquí?- me pregunta.

- Estoy estudiando.

- ¿En mi habitación? - pregunta mientras tira las bolsas llenas de compras y se tumba en la cama.

- Mama, es mi habitación. - le digo mientras giro sobre la silla para mirarla.

- Temporalmente, es la mía. - dice levantándose para mirarme. - Deja de hacer esa tontería y arréglate para salir. He traído la cena. - dice levantándose y saliendo de la habitación.

Fraternidad mixta...¡UNA MIERDA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora