Capítulo 5: Sumergidos en vino tinto.

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El pasto era suave, el cálido viento rozaba mi cuerpo, me envolvía, me abrazaba. La lejanía era agradable, los variantes tonos verdosos a mí alrededor relajaban mi espíritu, libertad, encontrada solo en ese mágico lugar, de canciones entonadas en tu nombre, de poemas escritos en tu amor. Los arboles meciéndose susurraban a mi alma lo bueno que era amarte, soltando cada hoja para que pudiera recortarte; el árbol de mis remembranzas. A lo lejos escuchaba el rumor del agua, acariciando la tierra, limpiando mi alma. Qué bueno era estar allí, solo faltabas tú, faltaba la leve presión de tu mano en mi pecho, ¡porque te encantaba sentir mis latidos!, si... Mientras te pienso, una caravana de nubes grises se acercan, creo que va a llover, y siento el suelo húmedo, se siente un poco desagradable, pero no importa, estoy en el paraíso, en el lugar donde cada verano solíamos... amarnos, nada más que amarnos. Ahora el cielo está totalmente negro, intento levantarme pero el pasto ahora es tierra, y se vuelve más y más viscosa, está lloviendo, fuerte, más fuerte. Quiero correr, me levanto, y cuando mis piernas están dispuestas, mis pies se hunden en el lodo, ¡sí!, lodo, la tierra me traga, lentamente, como arena movediza. Grito, nada, silencio, no se emiten palabras, el lodo me succiona, y mientras más lucho, más me hundo, observo gusanos, siento gusanos en todo mi cuerpo, la lluvia me impide ver a lo lejos, ya casi el lodo me llega al cuello, ¿Por qué no puedo gritar? Sube, sube, sube, el lodo ya tapo mi boca, mi nariz, no puedo respirar, estoy muriendo, miro hacia el cielo, imploro, pido misericordia, la muerte, la tierra me ha tragado, ahora soy parte de ella, soy polvo, soy nada.

-MARCOOOOOS!

Alex se despierta agitado de una pesadilla, pasa su mano por la frente secando el sudor, siente el pesado cuerpo de Damián incorporándose en el colchón superior de la litera inquieto por el grito.

-¿Qué te ha pasado?, – preguntó Damián.

- Una pesadilla, nada más.

- ¿Quién es marcos?, – Continuo la interpelación mientras descendía de la alta litera.

- Una de las razones por la cuales estoy aquí,- Dijo Alex mientras se sentaba en la incómoda cama. Bien sabido era que las camas de los hospitales, cárceles, psiquiátricos, entre otros, eran casi siempre incomodas, con los resortes fuera de lugar y mal aseadas. Llenas de ácaros y otros bichos, pero sobre todo, llenas de lágrimas y penares.

-No entiendo... Puedes contarme, confía en mí, igual estaré preso mucho tiempo, ¿a quien se supone que le contaré? –Dijo Damián con intención de convencer a Alex.

- Marcos es mi novio, y está enfermo, necesita un trasplante de corazón, su ex novia, llamada Florencia, se suicidó para salvarle la vida, porque ella es compatible con marcos, ella murió en mis brazos y ahora soy presunto sospechoso de su muerte, esa es la razón por la cual estoy aquí, ¿ya? ¿Feliz? ¿Contento? – Alex soltó las palabras cual disparo de una escopeta, lleno de pólvora, explotó, con ello una leve calma lo visitó, siempre creyó que cuando el dolor era compartido, era menos doloroso. Caminó hacía el lavabo y se humedeció el rostro. Damián lo observaba apoyado en la litera, atónito, asimilando la información con el ceño fruncido. El aire empezó a cuartearse y era difícil respirarlo, Alex se miró en el pequeño espejo y el llanto afloro, respiro hondo y pensó en el extraño sueño que había tenido, ¿Qué significara? Se preguntó. Se volvió hacia Damián que aún seguía con el rostro tenso, como si se preguntara muchas cosas a la vez.

- ósea que tú eres... - Damián hacía muecas en el rostro, como si la palabra que iba a decir tuviese púas y rasgara su garganta.

- Sí, soy homosexual. –Dijo mientras rodaba los ojos.

- Comprendo, yo respeto mucho todo eso, y... acepto las diferencias de todos... también soy alguien muy... – Interrumpe Alex.

- No tienes que hacer esto, no necesito apoyo moral Damián, no soy un adolescente que apenas se descubre.

- Sí, entiendo. –Damián caminó hacia el lavabo y empezó a cepillarse los dientes.

Alex tomó asiento en el banco de concreto y se embarcó en un navío de pensamientos. No dejaba de pensar en Marcos y en todo lo que había sucedido en tan pocas horas, sabía que Marcos estaba bien, pues lo sentía en sus huesos, el amor que sentía, había carcomido tan profundo hasta llegar a sus huesos. Entonces recordó su secreto, oh! Maravilloso y caótico secreto, sonrió levemente y subió la mirada hacía Damián quien jugueteaba con su cabello.

- ¿Te puedo contar algo? –Preguntó Alex, en un tono de voz leve pero excitante, como cuando juegas a las escondidas y no quieres que te descubran.

- Claro, todo lo que quieras – Respondió Damián, mientras recogía su rubio cabello en una cola.

- Necesito liberarme – susurró Alex.

- ¿Qué has dicho?

Alex miró el suelo y divisó manchas de sangre, su cuerpo se electrifico y quedo tenso por un instante, exaltado se frotó los ojos, se levantó de golpe y caminó hacía el pequeño espejo, se miró, buscando, tratando de hallarse, y fue sólo un haz de luz en sus ojos lo que hallo, nada más, solo eso, se volvió hacía Damián que lo miraba como si fuese enloquecido, y supo entonces, que su secreto, ya no estaría bajo las tinieblas de su memoria.

- Escucha atentamente Damián, esta historia, cambiará tú vida... 

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⏰ Last updated: Sep 03, 2015 ⏰

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