CAPÍTULO XIX • Y ahora qué •

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—Vas a hacer un hueco en el piso—le dijo ella mientras se recostaba en el marco de la puerta.

—No puedo evitarlo. ¡Me va a matar! —respondió él con nerviosismo.

—Quizás, debiste pensarlo mejor antes de «obligarlo» a ir. —la molestia en su voz era evidente, ni siquiera se molestó en disimularlo con su prometido.

Jaft dejó de moverse en círculos y finalmente juntando el poco valor que le quedaba comenzó a caminar a la entrada. Había momentos donde el comportamiento de Eleonor llegaba a desquiciarlo.

—Pensé que nunca volvería —Giorgio entró e inmediatamente, comenzó a sobarse los hombros con desgano. Traía el cuerpo entumecido, el viaje de regreso lo había agotado—. No entiendo como soportan el clima en Velmont. Odio el sol, pero debo admitir que comenzaba a extrañarlo.

—No es tan malo una vez que se acostumbra, señor Giorgio —le respondió Argon quien entró después de él.

Jaft temblaba como una hoja, sus palmas estaban llenas de sudor, incluso fue necesario que limpiara el exceso sobre la tela de su pantalón.

—Padre —Jaft caminó hacia su encuentro, agachó la cabeza ligeramente en señal de respeto, y él le devolvió el gesto—. Bien... Bienvenidos nuevamente.

—Jaft —Argon inclinó la cabeza a modo de saludo—. ¿Cómo se portó Zefer en mi ausencia?, espero que no haya torturado a la pobre de Clematis.

Tras oír la pregunta Jaft sintió como el estómago se le caía al suelo, soltó una risa nerviosa, pero su expresión desencajada no pasó desapercibida para ninguno de los dos. Al quedarse en silencio, Argon intuyó inmediatamente que había pasado algo malo, Giorgio por su parte alzó una ceja y mientras se cruzaba de brazos observó atentamente a su hijo.

—Padre, tengo que hablar con usted.

—¿Debe ser ahora? —preguntó con desgano— Déjame descansar un poco.

—Es de suma importancia—le insistió.

—De acuerdo —suspiró—. Ven, vamos a mi despacho.

Argon no volvió a preguntar nada pero por la actitud de Jaft, y la mirada maliciosa de Eleonor estaba casi seguro de que algo malo había pasado. Olfateó el aire, y al percatarse que el aroma de Clematis ya no estaba, le bastó para confirmar todo. Comenzó a subir con prisa las escaleras, inclusive empujó a Eleonor en el proceso quien por poco se cae, pero ni siquiera se detuvo para preguntar si estaba bien.

—Ni siquiera el aroma de Zefer está presente —dijo una vez que entró al cuarto del nombrado.

Al salir de la habitación volvió a correr a la planta baja y buscó a Meried y Wylan. Las encontró en el huerto recogiendo algunas plantas para la cena, ellas al verlo inmediatamente dejaron su tarea de lado para hacer una reverencia.

—Necesito hablar con ustedes —exclamó de forma cortante, tal comportamiento atípico terminó sorprendiendo a ambas—. ¿Qué ha pasado? —preguntó—. El aroma de Clematis y Zefer es muy tenue en el palacio.

—Joven Argon... verá, la señorita Clematis... fue secuestrada —dijo la gemela de pelo blanco mientras agachaba la mirada—. Al principio pensaron que ella estaba por los alrededores en el antiguo pueblo de los humanos, pero no la encontraron, el amo Jaft estaba muy enojado con el amo Zefer porque pensó que era su culpa.

—Entonces apareció un joven híbrido que dijo que ella había sido secuestrada y llevada a un lugar muy peligroso —completó la otra gemela.

—El amo Jaft le dijo al amo Zefer que fuera por ella... luego de que el amo Zefer se fuera no volvimos a tener respuesta.

Extinción - Nuestra última esperanza [Saga: LVDLO #1]Where stories live. Discover now