CAPÍTULO VII • Danza bajo la luna •

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Z E F E R

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Z E F E R

Los últimos detalles para el baile de esta noche ya habían sido terminados. El ver la iluminación, la decoración y escuchar la música tocada desde el recibidor, me traía vagas memorias. No recordaba con exactitud cuándo fue la última vez que se realizó un baile así en My—Trent. Este tipo de celebraciones era algo que Giorgio dejó muy en segundo plano durante mi infancia y adolescencia. Ni siquiera cuando... mi madre estaba viva, hubo este tipo de festividades.

Solo pensar que todo este teatro humillante y sin sentido estaba siendo realizado únicamente por mi compromiso con la humana, me generaba náuseas. Giorgio sí que se había excedido esta vez. No le bastaba con hacerme pasar un mal rato entre las cuatro paredes del palacio, sino que ahora, él anhelaba que todos los Hanouns de la nobleza, y los de la casta directa, se enteraran. Hoy, me volvería su bufón, mi nombre quedaría grabado en la mente del resto como la burla de la dinastía Wolfgang.

Pasé la mayor parte del día en la copa del árbol de nuestro jardín, desde donde me encontraba, lograba ver como los sirvientes iban y venían de un lado al otro, incluso la humana los ayudaba. Como si no se pudiera ser más patética todavía. Ayudando a la servidumbre, quien lo diría.

La criatura poseía una personalidad curiosa, tarareaba la canción que le escuchó a Jaft cuando estaba sola, bailaba con la escoba cuando nadie la veía, y se movía de forma graciosa cuando limpiaba las ventanas. Era una mascota en todo el sentido de la palabra.

Últimamente, no la había visto rondando los pasillos del palacio, la muy lista había encontrado la forma de evadirme. Aunque, a decir verdad, yo hacía el suficiente ruido apropósito para que uno me escuchara desde la planta baja del palacio. En cierta forma me resultaba divertido la forma en que prácticamente huía de mí. Era probable que Jaft la hubiera puesto en advertencia después de lo que ocurrió aquella noche.

Detestaba decirlo, pero asustarla de aquella manera no había sido tan gratificante como lo imaginé.

Observé el sol a lo lejos, y pude percatarme de que faltaban un par de horas para que este se ocultara. No faltaba mucho para que los invitados comenzaran a llegar, así que era necesario que subiera y empezara a alistarme para la desagradable velada.

Extinción - Nuestra última esperanza [Saga: LVDLO #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora