Capítulo 9: Sex doll

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A ellos obviamente no les gustaba. Se había sobreentendido que iban a poder trabajar en lo mismo todos juntos y no parecía que a él le molestaba especialmente la idea. Por supuesto que tampoco era agradable saber que la había dejado sin darles la noticia. Abi tampoco tuvo que mentir para aclarar que no había verdadero interés por su parte. Lo lamentaba mucho, pero era lo que quería hacer. Y si pagaba bien, aprendía un oficio y podía vivir ¿no era eso lo que realmente contaba? Sí, sí, decía Abi. Ni siquiera tenían que seguirle mandando dinero porque ya podía ganar suficiente para pagar el departamento solo. Parecieron calmarse un poco después de eso, menos mal.

Al final de ese tiempo demasiado largo hablando, todos decidieron concordar en que ya era un adulto y por lo tanto lo bastante grandecito para saber cómo manejarse por su cuenta. Si se las arreglaba para vivir solo, seguramente podía saber cómo mantenerse. Le había ido bien en eso últimos meses, ¿no?

Abi repitió tres veces que no había tenido ningún problema, decidiendo olvidar lo que habría preferido vivir sin haber presenciado, incluyendo trágicos amantes cuya tragedia cayó consigo como parte responsable.

Cuando terminó de hablar y cortaron desde los dos lados, la liberación de semejante peso le dejó deslizándose de su cama soltando un hondo suspiro. Los martillazos hacía tiempo habían dejado de escucharse. Abi regresó a la sala de estar, adonde Ra se estaba cambiando la ropa con la que había regresado del viaje. Ya no había rastros del muñeco que pudiera identificar a simple vista, lo que suponía que estaba bien.

-¿Vas a ir a quemarlo ahora? –preguntó.

-Sí, lo llevaré a la terraza y le echaré esto encima–dijo Ra, levantando una lata de acelerador para asados, también comprado en el supermercado-. Tendré que coser otra bolsa.

-¿Eso es parte del exorcismo?

-No exactamente, pero me gusta tomar precauciones cuando puedo para evitar que vuelvan a usarlo.

Alex había permanecido en el último sitio en que le había ordenado y continuaba rascándose la cabeza. Abi, aunque estaba a una buena distancia, se echó atrás de la impresión al verle. Los hombros del tulpa estaban demasiados hinchados debajo de su cabeza y su cabello rubio se había caído por mechones al suelo, dejando una cabeza demasiado grande para ser humana con zonas calvas adonde podría apoyar toda su palma. Ra se percató de su sorpresa y se giró hacia la criatura.

-Ah, sí, y tu tulpa está infectado con el ente –dijo el brujo, poniéndose de pie-. No te preocupes, era de esperarse. Lo limpiaré esta noche. Voy a necesitar tu ayuda para eso.

Por un momento Abi no supo qué decir. Alex continuaba rascándose y la sus manos ya eran dos veces más grande que lo eran antes.

-¿Cómo que mi ayuda? ¿Por qué no me dijiste que eso iba a pasar?

-Dijiste que ibas a hablar con tu familia sobre la universidad y, además, los cambios van a ser muy graduales. Pasará un buen tiempo antes de que realmente le haga daño.

-Se está rascando muy fuerte...

-Sí, es como un perro con un parásito, intentando quitarse la molestia solo. No le molestes y ya me haré cargo. Menos mal que hoy hay luna llena.

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Todo mundo debía trabajar en cosas que no le gustaban. El tener magia no servía de excusa para evitar esa parte inevitable de la existencia, probablemente era todavía más cierto con magia. Un brujo al que no se le podían pedir favores era tan útil como un libro al que nadie podía leer y ni siquiera tenía ilustraciones dignas de admirarse. Lo malo de perder la vida y recuperar todas sus memoria era darse cuenta de qué tanto tenía por delante para siquiera estar un poco más cerca de ocupar la posición que tenía antes.

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⏰ Last updated: Aug 30, 2015 ⏰

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