Capítulo 9: Sex doll

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Cuando finalmente regresaron a casa con la paga recibida, Abi finalmente encontró el valor y la voluntad para hacer algo que había estado posponiendo por demasiado tiempo: llamar a sus padres y decirles que ya no estaban en la universidad. Como mencionar la expulsión llevaría inevitablemente llevaría a tratar de explicar la razón del mismo, Abi tenía planeado contarles acerca de una oferta de trabajo que se le había presentado y por la cual había renunciado a la universidad. No le iba a costar convencerlos de que de todos modos no disfrutaba con ninguna de las materias y no tenía absolutamente ningún interés en seguir la carrera. Sólo esperaba que eso lo pudieran tragar.

Mientras el teléfono le daba el tono de llamada y esperaba que atendieran, Ra estaba dejando en el suelo los restos del muñeco cuyos originales dueños creían que ya habían sido destruido y sacaba de una bolsa de plástico el martillo comprado en su camino a casa. Alex estaba mirando por la ventana sentado en el suelo, dándoles la espalda por orden suya. No quería tenerlo cerca mientras manejaba el asunto, controlando sus emociones evitándole cualquier tensión. Desde que salieran de la casa de sus clientes había estado teniendo temblores al azar y de vez en cuando diferentes partes del cuerpo.

Los primeros minutos de charla con sus padres los pasó escuchando cómo andaban en su trabajo. Mamá había participado de un documental como una experta en un tema acerca de una pareja de asesinas seriales en el país cuyo caso había cubierto desde el inicio. Papá escribía un nuevo libro acerca de los transgéneros en los 80 en Argentina y acababa de recibir un adelanto por los primeros cuatro capítulos. Todo estaba bien en casa.

Ra estaba destrozando pedazo por pedazo del muñeco y los reunía, cada vez más pequeños, dentro de una bolsa blanca. El sonido de los martillazos estaba haciendo difícil que se concentrara en las palabras que escuchaba, de modo que Abi entró en su habitación y cerró la puerta para seguir hablando.

-Qué bueno, papá.

Lo siguiente fue su padre preguntándole por novedades a él. Abi pensó que si no lo soltaba de una vez jamás iba a tener el valor para hacerlo. Como cuando se había salido del armario, sólo debía hacerlo. Sintiendo su garganta súbitamente seca, Abi vomitó una explicación acelerada acerca de cómo un compañero le había pasado el dato acerca de un trabajo sencillo en el que no se requería experiencia y por lo tanto lo único que debía hacer era seguir órdenes sencillas por parte de un jefe. Había tenido sus dudas al inicio, obvio, pero después de haber realizado un turno y recibido su paga se había dado cuenta de que podía hacer eso. No era algo para despreciar, de modo que había decidido totalmente por su cuenta y sin ayuda de nadie convertir eso en su carrera.

¿Que cuál era el trabajo? Asistente de... un diseñador de ropa que trabajaba por encargo. Bastante popular y exigente en la provincia. Él sólo tenía que llevar la ropa, conducir al hombre cuando le hacía falta y acompañarlo cuando le hacían pedidos en otros lugares. Nada muy complicado. El otro hacía el verdadero trabajo. ¿Quién carajo era ese tipo? Un tipo. Quería contratar jóvenes nada más para verlos, por ahí para hacerlos probar sus cosas cuando no estaba seguro acerca de algo, pero nada más. ¿Que quién era, cómo se llamaba? Ra... miro León. Era bastante bueno en lo que hacía y de confianza. ¿Y qué había acerca de la carrera, de todo lo que había hecho? Abi inventó un súbito interés por la moda. Dijo que hacía tiempo le fascinaba todo el tema de la expresión a través de la ropa y sólo había elegido periodismo por darles el gusto.

Para cuando mamá tuvo que ponerse al teléfono para discutir el asunto apropiadamente, ya ni siquiera era consciente de qué se estaba inventando o adónde mezclaba la verdad. Cualquier pero o protesta que su padre le lanzaba le daba la respuesta que esperaba le calmara. El dinero no era problema. La exigencia del trabajo no era problema. El tipo por ahí le enseñaba, de modo que con el tiempo podría hacer algo con él incluso si no dependía de él. Estaba mucho mejor así. Estaba bien. Podía devolverles la plata por la carrera incluso sin que se perdiera de una vida decente (eso al menos era verdad, algo que ya había arreglado con Ra antes). No había problema. Ningún problema. Ni un sólo problema. Era totalmente seguro. Sí, por supuesto que se refería a la plata.

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⏰ Last updated: Aug 30, 2015 ⏰

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