-Mamá, ¿estás bien?-Me senté junto a ella temblando.

-Estoy perfectamente.

Me acerqué a su cama y me puse de rodillas en el suelo para mirarla. La cogí su mano.

-¡Cielo...!¡Llevas puesto un anillo!

Asentí echándome a llorar.

- Me alegra tanto de que al final os caseis...Cariño, yo no estoy bien, una boda tarda mucho en organizarse y yo no sé si estaré ahí en tu día. Además, estuve pensando...tu padre y yo nos casamos por conveniencia...-Tosió levemente.- Recuerdo que no me gustó nada la noticia y me enfadé con todo el mundo, yo quería amor verdadero...-Jamás me lo había contado.-  Luego tu padre resultó ser un gran hombre, un gran esposo...al final,como siempre, nos acabamos enamorando...-Suspiró.-He visto que Nicolás y tú os lleváis bien...pero no quiero que te veas obligada a quererle como me pasó a mí...

Negué aun sollozando.

-Mamá, amo a Nico.

En ese momento escuché unos pasos alejarse.

-Me alegra oir eso cariño.
De echo le he encargado a la modista que venga mañana y por supuesto no ha tenido ningún problema,así podremos elegir tu vestido las dos juntas, es lo menos que puedo hacer...¿Me concederás ese favor...eh?-De nuevo la lágrima traviesa.-Cielo, tu vas a tener que sucederme pero yo creo que estas preparada, lo vas a hacer genial.-Me cogió las manos.-Tengo algo para tí, pero tendrás que esperar hasta mañana.-Se rió con una voz ronca y yo le devolví la sonrisa.-Y ahora vete a cenar.-Miró hacia la puerta y lo comprendí, justo acababa de venir Marta a anunciarnoslo.

-¿Y tú...ya has comido?

-Los tubitos estos funcionan para algo.-Sonrió.

Es increíble que mamá con lo mal que está siempre de buen humor.

Tras la cena Marta subió de nuevo a mi habitación.

-¿Asi qué, estamos en lo cierto, puede que sea yo?

-No lo sé, supongo que lo mejor que puedes hacer es hablar a solas con él.

-Si, creo que tienes razón, lo hago ya mañana.-Sentí como el miedo la hundió por dentro.

-Pero no te asustes, es un buen chico.-La consolé.

-Lo sé, pero es que es pasar de ser una sirvienta harapienta a de repente la princesita desaparecida desde hacía aproximadamente dieciocho años.

-Ya...eso es verdad, pero sólo hay que intentarlo, además mejor tarde que nunca.

-Si...bueno,la dejo dormir majestad. Que descanse.

-Igualmente.

Cerró la puerta con mucho cuidado y yo enseguida me desabroché las tiras de los tacones y me fui a dar un baño relajante.

Menudo "diíta" que he tenido. Pero siempre lo recordaré, 27 de Agosto, el día más triste pero a la vez tan feliz de mi vida.

Cerré el grifo y me envolví en la toalla que estaba colgada frente al lavabo. Mientras me secaba el pelo ya con el camisón puesto escuché un leve sonido que indicaba que había recibido un  e-mail. Salí del baño y el vaho hinundó el cuarto, me enrollé el pelo con la toalla y abrí el correo que me acababan de mandar.

Y si...efectivamente era de @mi príncipe azul, mi queridísimo prometido,no me hacía a la idea de esa palabra.

Que duermas bien mi princesa.
Espero que sueñes con cosas bonitas y que mañana te despiertes con esa sonrisa tuya que tanto me gusta. Ahora si soy el hombre más feliz del mundo.
Te quiero.
N.

Yo también lo soy, te quiero.

A la mañana siguiente una mano fría me recorrió desde el hombro hasta la muñeca.

-¿Ayer te acostaste tarde? Son casi las doce de la mañana.-Su aliento azotó mi cara suavemente.

-Mmm...-Remoloneé y sonreí, él dibujó el contorno de mis labios.

-Por cierto, esta mañana he hablado con Marta,¿te puedes creer que tengo una hermana?

-Ajá.-Salí de la cama algo torpe porque aún estaba somolienta.

-Tu madre te está esperando en su habitación, me parece que tenéis visita, será mejor que te arregles un poco.-Me besó y se marchó.

Cinco minutos después bajé y me encontré con la cita.

-Llegas tarde.-Me susurró mamá.

-Buenos días.-Alcé un poco la voz en señal de disculpa.

-Si si.-Respondió ella casi riéndose con una voz burlona.

-Hola Graciela.

-Está tan guapa como siempre. Y ahora súbase aquí.-Me cogió de la muñeca examinandome el anillo a lo que puso una cara de conformidad y me llevó a una pequeña plataforma circular de madera que había traído y empezó a tomarme medidas.-Cintura...90 cm, hombros...146 cm...Y díganme,¿cómo tenían pensado que sería el vestido?

La reina fue la que contestó.

-Pues yo había pensado en un vestido de corte recto, con unas mangas hasta la muñeca...-La modista puso una cara de asco, pero mi madre no se dio cuenta.

-Mamá, mamá, espera, yo me había imaginado un vestido de princesa con manga francesa de encaje, la falda de tul,el escote cuadrado y algo de brillo por la falda, algo así como                 mini-diamantitos.

Pude ver como a la artista le cambiaba la cara por completo.

-¡Si eso me gusta!¡Y si quieres más brillo le podemos añadir un fino cinturón!

Asentí con una sonrisa de oreja a oreja.

-¿Qué te parece mami?

-Puede quedar bien, y si es eso lo que te gusta...adelante.

La estilista apuntó los últimos datos en una libreta de páginas amarillas que estaba a rebosar de cuentas.

-Muy bien,pues en una semana lo tendremos listo.

-Genial, gracias y perdone que no me levante.-Se disculpó mamá.

-Usted tranquila majestad, recupérese.

-Yo le acompaño hasta la   puerta.-Y una vez allí le dije educadamente.-Gracias por todo.

-Es mi trabajo, lo hago encantada.-Me cogió la mano derecha y observó mi anillo de nuevo.-Enhorabuena.-Y me dió varias palmaditas en la mano con la suya un poco sudorosa.

Aún no se me había olvidado el regalo que me iba a dar mi madre por lo que me conduje nuevamente a sus aposentos.

-Esto es lo que tengo para            tí.-Como si me hubiera leido la mente.Abrió el cajón de su mesilla de noche y me extendió con su mano temblorosa una cajita de plata.-Para que lleves algo azul en tu boda, era de mi abuela espero que te guste.

Lo cogí y lo abrí era un precioso diamante azul clarito que brillaba potentemente.

-Yo también lo llevé en mi     boda.-Dejó ver su anciana dentadura.

-Gracias mamá, me encanta.-Le abrazé como pude.-Bueno te dejo descansar.

Una vez me, fui Marta ,me llegó por detrás y me contó todo lo que le había contado a Nico, yo la felicité.

-De verdad, me alegro mucho, por fin has econtrado a tu hermano, enserio, felicidades.

-Hoy voy a conocer a mi padre.-Me anunció sonriendo.-Gracias por haber sido mi amiga, ¡que digo! mi hermana todos estos años.-Nos abrazamos.

¡Todo marcha como la seda! Mamá se encuentra mejor, Marta tiene lo que buscaba y yo estoy prometida.¡No puedo esperar para el gran día!

@MiPríncipeAzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora