Capitulo 40.

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Lodovica's POV.

―Señorita, tiene que relajarse, solo va a dar a luz. ―me hablaba la enfermera con tanta tranquilidad mientras me venían unas contracciones de los mil demonios.

―¡Estoy relajada! ¿¡Acaso no me ve!? ―pregunté tomándola del cuello de su camisa y jalándola hacia mí.

―Y-yo debo conectarla a las maquinas. ―dijo mientras trataba de alejarse de mí.

―Amor, tranquilízate. ―hablaba Matt mientras entraba a quirófano con muchas palomitas de caramelo.

―Señor, no puede entrar aquí con comida. ―dijo uno de los doctores.

Matt le ofreció palomitas y el doctor comió un poco.

―Solo manténgase alejado, para que no contamine. ―Matt asintió como si fuera un niño.

―Matt, amor. ―trate de hablar lo más calmada posible ya que las contracciones aumentaban.

―Dime, cariño. ―sonrió.

―¡No me vuelvas a tocar en tu vida! ―grité y todos se espantaron.

―No me pidas eso, aun quiero tres hijos más. ―habló con una sonrisa pervertida y trate de levantarme de la camilla para ahorcarlo.

Muchas enfermeras se acercaron a mí para tranquilizarme.

―¡Ya vienen! ¡Me duele! ―grité y después entraron los niños, Clari, John, Rebekah y Mikah quien sería el que atendería mi parto.

―Muy bien señorita Lodovica, necesito que se...

―No me diga que me tranquilice por qué no lo hare. ―le dije al Doctor Mikah severamente.

―Ya me dio miedo. ―dijo mientras se alejaba un poco de mí.

―La cámara ya está lista. ―habló Walker.

―¿Por dónde salen los bebés? ―preguntó Kit mirando mi boca viendo si salía uno por ahí.

―Es mejor que los niños salgan. ―sugirió Clari.

―Clari y yo los cuidaremos. ―avisó John.

Clari y John salieron del lugar sin antes dejarle la cámara a Matt y quitarle el alimento.

Después se escuchó una pequeña explosión y un grito de chica.

―Clari, ¿Por qué gritaste? ―preguntó Matt gritando.

―Fue, John. ―parecía asustada.

―Iré a controlar a los pequeñines. ―avisó Rebekah poniéndose un casco que no sé de dónde sacó.

De repente el dolor incrementó y grité a más no poder.

―¡No será parto natural! ― escuché gritar a alguien y después todo se volvió negro.

Sentía como si estuvieran moviendo cosas dentro de mi estómago, de repente todos los malos recuerdos habían desaparecido. Podía sentir como mi ser se purificaba y todo lo malo ya no estaba.

¿Morí? ¡No, no podía! ¡Primero tengo que saber que fue esa explosión!

Espero que nadie se haya ensuciado porque sería un desastre para María lavar la ropa.

―Lodovica... Lodovica. ― escuchaba que decían mi nombre. ―Y después Kit me dijo que podía usar la bazuca.

En ese momento abrí mis ojos y después los cerré por la luz brillante.

―¿Bazuca? ―pregunté recobrando la vista y asustada.

―Ven, les dije que si despertaría. ―sonrió Henry orgulloso. ―Paguen. ―extendió su mano y cada persona dentro de la habitación le dieron 100 libras.

―¿Mis bebés? ¿Dónde están mis bebés? ¿Qué... qué paso? No recuerdo nada.

―Tranquila, amor las gemelas están bien. ―se acercó Matt a mí y besó mi frente.

―Son unas hermosas niñas. ―habló Rebekah mientras cargaba a Kit en brazos.

Mikah entró a la habitación con unos papeles. ―Necesito que me dejen con la paciente para revisar sus signos vitales y después traerle a sus pequeñas bebés.

―¿Venden chocolates aquí? ―preguntó John.

―¿Para qué quieres chocolates? ―preguntó Clari mirándolo mientras salían.

―Walker y Kit los necesitan, no preguntes para qué. ―dijo señalándolos mientras se llevaban jeringas sin la aguja.

―Adiós, amor. ―dijo Matt mientras iba jugando con Rebekah a empujarse.

―Linda familia. ―dijo Mikah riendo.

―Hermosa. ―sonreí. ―Pero tú también serás parte de ella, quiero que Rebekah y tu sean los padrinos de una de las gemelas, John y Clari serán los de la otra bebé.

―¿En serio? ―me preguntó feliz.

―Claro que sí.

(...)

Después de dos semanas estar internada, por fin ya me encontraba en casa.

¿Mi padre? Ya no me buscó más y eso me alegraba, el me hizo muchísimo daño.

Ahora nos encontrábamos en el registro civil. Íbamos a registrar las pequeñas. Kit, Walker y Henry ya eran un año más. Se preguntaran como fue su fiesta de cumpleaños. Solo les diré que había tanques militares.

―¿Cómo se llamaran las pequeñas? ―nos preguntó una señora amablemente.

―Leigh-Anne Bomer Comello y Jade Louise Bomer Comello. ―respondió Matt abrazándome.

Ahora mi familia estaba completa, Los tres pequeños diablillos, Matt como mi futuro esposo, Clari y John como mis cuñados, mis gemelas y Rebekah junto con Mikah que se unían a la familia.

―¿En qué piensas? ―preguntó John

―En lo feliz que soy a lado de todos ustedes.

La vida no es fácil y nadie dijo que lo fuera, simplemente hay que saber que cada día se viven nuevas experiencias y quien sabe, tal vez cuando vayas tarde a la escuela te puedas encontrar a tu PROTECTOR, como yo encontré al mío.

***Lo sé, este capítulo esta del asco, pero falta el epilogo y el especial de los hermanos y esta historia llegara a su fin***

Voten y cometen hermosas.

Mi Protector. {Matt Bomer}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora