Qué podría pasar cuando una maestra de Filosofía trae consigo años de soledad y un corazón de plomo?
Helena Johnson.
Profesora nueva de Filosofía en una Universidad en la pequeña ciudad de Baeza, ubicado en España.
En la universidad da clases par...
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La imagen se reproducía en mi teléfono y otra vez, son las dos de la mañana. Diana el día de hoy no me habló para nada así que supuse estaría concentrada estudiando, lo cual fue una total y absurda idea.
Vagaba en mi teléfono mientras el aburrimiento de no tener más exámenes que calificar y corregir, así que solo entré a redes sociales y vagué por todo lo que apareciera frente a mí.
Hasta que por decisión del destino encontré la página de la escuela, claro está que no sigo esa cuenta, no me interesa mezclar más mi vida personal con la vida laboral. Limitando mi comunicación o conexiones con esa escuela, menos si tengo algo con Diana.
Pronto aparecieron las típicas sugerencias de personas que quizás conozcas, encontré a profesores, alumnos y entonces, las amigas de Diana. Me causó curiosidad el hecho de tener historias. Mi mente llegó a la conclusión de que, si es amiga de Diana, probablemente tendría fotos con ella y eso me causó curiosidad.
Entre al perfil, un perfil con el nombre de Fernanda y montón de jeroglíficos abstractos. Entré a las historias destacadas siendo lo primero que llegó a mi vista, fotos de los viajes de la alumna, amistades, y una carpeta solo para Diana y la otra chica.
Las fotos mostraban al pequeño grupo en días de campo, vacaciones en una playa, sus salidas a antros, todo lo típico que haces con tus amistades.
Iba a salirme de ahí, lo juro, pero entonces un círculo de colores apareció alrededor de la foto de perfil de la chica y di clic.
No debí hacerlo, una foto de Diana y el que puede parecer Alex en una discoteca, dirán que no tengo que molestarme, son amigos y son jóvenes.
Lo que me resultó molesto, fue la forma en que él la tiene tomada de la cintura, de forma posesiva, como si ella siguiera siendo su novia o alguien cercano a ella. La cara de Diana no se podía observar, estaba girando hacia el lado contrario del que tomaron la foto.
No supe que pensar, Alex se veía con notorias intenciones de querer besarla, de que no la soltaría menos que fuera a cambio de lo que él quería.
Mi cabeza comenzó a calentarse, mis celos inundaron mi cuerpo y sentí impotencia, un sentimiento negativo llenaba mi cabeza. Ideas donde Diana solo había jugado conmigo y no le había importado nada, ni presentarme con su abuela, llevarme a su lugar especial, decirles a sus amigas quienes ahora pensaba que también estaban coludidas a ese juego.
Llamé innumerables ocasiones a su celular, el cual siempre mandó a buzón, nunca fue una llamada contestada ni un mensaje. Apagué el dispositivo, decidida a olvidar la situación.
Por la mañana siguiente me dispuse a distraer mi mente, ya que fue imposible conciliar el sueño.
En un momento de rabia fui directo a su chat, el chat donde el día lunes me había dado las gracias y me había enviado un beso.
