Qué podría pasar cuando una maestra de Filosofía trae consigo años de soledad y un corazón de plomo?
Helena Johnson.
Profesora nueva de Filosofía en una Universidad en la pequeña ciudad de Baeza, ubicado en España.
En la universidad da clases par...
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¿Hay algo que me ponga tranquila en este momento?
La respuesta es, no. No hay nada que me mantenga tranquila justo ahora, que voy a esa cafetería para encontrarme con Diana.
Un sentimiento de enojo y ganas me hacen querer reventar. Estoy enojada por la cercanía que volvió a tomar con Alex, pero ella lo dijo, hablaron y finalmente es decisión de ella...
Por otro lado inundan mis ganas de verla, vera sonrisa de pequeña niña mimada por la abuela y su característico cabello cayendo por aus hombros.
Frené mis pensamientos cuando vi el semáforo cambiar a rojo, me detuve y visualicé la tan esperada cafetería. El sol ya se estaba metiendo, era un hermoso día y la puesta estaba hermosa.
Seguí mi camino terminado el minuto de alto llegué pronto a la cafetería.
Me aseguré de escoger una mesa cómoda, donde si me sentía incómoda me fuera fácil observar fuera para poder calmarme.
- Señorita, desea ordenar algo? - la voz del mesero se aclaró cuando presté atención.
- un café negro, por favor... - asintió y se marchó.
Saqué mi laptop y esperé a que el tiempo pasara, aún faltan cinco minutos para la hora acordada.
Cinco minutos que pasaban lento, muy lento... algo que por primera vez, se me hizo eterno.
Justo cuando faltaba un minuto, la puerta se abrió dejando paso a la presencia de Diana, quien con una sonrisa enorme se acercó a la mesa donde me encuentro y me saludó amablemente.
- Hola profesora, buenas tardes. -
- Hola señorita, cómo se encuentra? - observé su rostro iluminado por un maquillaje ligero y si cabello natural, sin planchar ni rulitos como luego va a la universidad.
- Muy bien, usted? - se puso cómoda frente a mi, mientras sacaba una libreta.
- me alegro, yo excelente. - Mentira, me voy ir al infierno por mentir.
Debí haber dicho, nerviosa.
- me alegro por usted! Empezamos? - con una leve sonrisa me observó mientras alistaba su bolígrafo y su libreta.
