- Porque significa que mi hijo o hija no tendrá esa figura paterna, yo la tuve y me hubiera gustado que para mi bebé fuera igual. - Su pequeña barriga apenas de dos meses según sus citas en el médico y según lo que ella cuenta, recién empezaba a crecer.
- Hay muchas familias incompletas hoy en día, y si lo que te preocupa es que no vea más personas; puedes traerlo aquí, estará conmigo, a sus dieciocho puedo enseñarle sobre la buena vida, cómo poner un condón, llevarlo a su primera perforación o cubrirle alguna borrachera, que sé yo... - Dije observando a mi amiga.
Elisa era la primera amiga de la que vivía un embarazo, antes solía tener más, pero el trabajo y el tiempo nos han alejado, ya no sé mucho de ellas y algunas que otras aparecen de vez en cuando para preguntar sobre nosotras y ahí se detiene todo.
Por lo que la pelirroja aquí sentada es lo más cercano a una amistad.
- Serás su tía, podrás llevarlo cuando quieras a donde quieras y cuando mamá necesite sexo, serás la niñera. - Se levantó de golpe diciendo toda esa sartada de cosas.
- ¿Niñera? Tengo cara de prepotente, no de niñera. - Quejé
- Y de enamorada también. -
¿Enamorada?
- ¿Cómo es el rostro de una enamorada? - la observé.
Se puso de pie lentamente hasta llegar al mismo sofá que yo.
- Es justo la cara que tienes desde hace unas semanas, pensé que era cosa mía, que lo estaba imaginando. Pero no, ahora brillas y transmites alegría y gentileza. - Sus expresiones con las manos me marearon.
- No sé de qué hablas.
- Helena por favor, a mí no puedes decirme nada. Cuando te conocí hace unas semanas parecías un ogro andante, no en vano eres el terror de los estudiantes.
Rodee los ojos, es algo que siempre pasa, los estudiantes siempre temen a la maestra no a la materia.
- Pero por fuera de la universidad, empezaste a salir, empezaste a no estar en casa cuando era lo único que hacías.
Me quedé pensando, en cierta forma eso es cierto. Desde que empecé a conocer más a Diana, suelo estar fuera de mi casa, pero es que, prefiero estar cerca de ella a mi soledad del diario.
- Solo una persona enamorada cambia así tan drásticamente, te aseguro que, o es una persona muy genial, o te da un muy buen sexo. - Llevé mi mano a mi frente incapaz de escuchar lo que me estaba diciendo.
- ¿Por qué todo es sexo? - mi mirada inquisitiva desaprobó esa parte.
- ¿No te gusta el sexo? Es delicioso, además de que te quita el estrés. - Respondió con naturalidad.
- Me refiero a que no todo es solo sexo, ¿tu solo ves eso o qué? - pregunté
- No lo veo, lo hago. - Su respuesta me hizo arrepentirme de preguntar, no esperaba que no entendiera que eso no necesitaba la respuesta literal.
Fruncí el ceño sin ganas de responder, pero entonces como acto de salvación sonó el altavoz del departamento avisando la llegada del repartidor.
- Voy por la comida. - Tomé mis llaves y dejé a Elisa en el departamento.
En la espera del elevador una cosa se quedó plasmada en mi cabeza, ¿Yo, enamorada?
Hace años viví lo que fue mi primer enamoramiento, un sentimiento intenso, la necesidad de tener cerca a esa persona era lo primordial.
No sé en qué momento recibí la comida y pagué, mi mente se ocupa de llenarse de ideas y pensamientos sobre Diana. Algo que nunca me había pasado, no de esta forma.
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✨~ INEXORABLE ~✨
RomanceQué podría pasar cuando una maestra de Filosofía trae consigo años de soledad y un corazón de plomo? Helena Johnson. Profesora nueva de Filosofía en una Universidad en la pequeña ciudad de Baeza, ubicado en España. En la universidad da clases par...
~ Helena 6 ~
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