Capítulo 3: Black Queen.

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Llegamos a la segunda planta y entramos rápidamente en la cocina, veo a los cocineros moviéndose de un lado al otro.

—¿Cuándo llega Black Queen?—le pregunto a Skyler mientras entramos y nos alistamos para atender a los comensales.

Ella observa su reloj de muñeca y me observa mientras da un salto emocionando, recoge una bandeja sucia dejándola apilada en un lavaplatos.

—Kristen me lo dijo antes de que llegaras. Aproximadamente en media hora—chilla ella y acomoda unos platos, apilandolos unos sobre otros mientras un chico los toma y los lleva hacia donde están cocinando.

Este lugar es un caos funcional.

Tomo una respiracion profunda mientras la sorpresa me invade.

Las posibilidades están en mi contra, volveré a encontrarme con Jace Carter. Él tenía razón, su nombre se gravo en mi mente como fuego en madera. Recuerdo su intensa mirada ambarina sobre mi y como desconfíe de él.

Es increíble como persiguió su sueño, tal como dijo, se convirtió en una estrella. Todo en un año, que rápido se pasó el tiempo desde aquel día que llegué a esta nueva ciudad. Estoy feliz por él, pero, no quería encontrármelo.

Ahora, lo más probable es que lo vea en menos de media hora.

Suelto un improperio por lo bajo mientras veo a Kristen entrar y lanzar órdenes a quien se le cruce en el camino. Unos cuantos mechones se han escapado de su coleta alta y parece estar enloqueciendo.

—Necesito a todos lo meseros afuera en este instante —ordena ella. Tomo un lito y una bandeja, además, una libreta para las anotaciones de los pedidos.

Salgo rápidamente detrás de Skyler, quien luce segura de si misma y lleva una gran sonrisa en su rostro. Suspiro y entramos al comedor.

Sólo hay cinco mesas llenas, mientras más personas entran en la estancia.

Me acerco a una mesa junto a la que se acercó Skyler y imito lo que hace. Ella sonríe y entrega la carta.

—¿Desean ordenar algo de beber mientras deciden?—inquiero y la mujer de edad avanzada con su pareja me dedican una sonrisa.

Me relajo, todo se ve tan sencillo de hacer... Por ahora.

—Ambos tomaremos jugo de fresa natural —responde el esposo de la mujer. Veo el anillo en su mano izquierda. Me pregunto cuantos años llevaran casados.

Asiento y me alejo de la mesa dirigiéndome a la cocina pido los dos jugos mientras me dirijo a otra mesa, donde hay una familia, les doy la carta y tomo nota de sus bebidas. Entro de nuevo en la cocina.

Le llevo a la pareja mayor sus bebidas y ellos ordenan. Todo es sencillo por ahora, sonrío, atiendo, la gente me sonríe de regreso, entro en la cocina, salgo de la cocina, con la bandeja llena de comida, que luce apetitosa, o platos sucios.

...Todo va bien hasta que escucho a Skyler jadear mientras atiende a un grupo de chicos. La respiracion se atora en mi garganta y mi corazón martillea en mi pecho mientras me giro y en la entrada del restaurante veo a cinco chicos.

Black Queen.

Giro mi rostro vertiginosamente hacia la pareja que estoy atendiendo, quienes se han quedado observando lo que hay a mis espaldas, me aclaro la garganta y ellos regresan su atención a mi, tomo su pedido con una sonrisa... Y me escabullí en la cocina tomando una bocanada de aire.

Coincidencia.

Él no debe recordarte.

Sólo eres una chica con la que compartió taxi hace un año. Chris un mesero con el que tropecé hace unos minutos, me ve respirando entrecortadamente y se acerca a donde estoy.

—¿Todo bien?¿Necesitas un respiro? —me limpio la frente, asiento y luego niego, contestando ambas preguntas, la tranquilidad se asienta en su mirada y toma una bandeja llena de bebidas gaseosas.

Tomo una bandeja que contiene un pedido que tome de una familia y salgo de la cocina. Inmediatamente ubico el lugar en donde están sentados y evito mirar en esa dirección.

Pero están en la sección que debo atender y en este momento sé que mi suerte se ha ido al otro lado del mundo.

Mascullo una blasfemia.

Dejo los respectivos platillos frente a cada integrante de la familia y veo como Skyler me sonríe desde el otro lado del restaurante y hace una seña hacia la mesa donde esta Black Queen.

Lanzándose bromas los unos a los otros.

Regreso a la cocina y tomo un lito limpio, el mío se ensucio cuando un niño pequeño lanzo una cucharada de pasta en mi dirección.

Salgo y me dirijo directamente a la mesa donde están ellos antes de que el miedo me domine y me decisión se quiebre.

Me paro ante ellos con la espalda recta y evito que mi mirada se cruce con la de Jace. Un chico de cabello rubio platino casi blanco me observa con sus intensos ojos azules, tan claros como el agua.

—Hola, soy Haley y los atenderé. —entrego las cartas y dejo que mi mirada se deslice sobre todos los miembros de la banda menos sobre el dueño de ojos ambarinos que siento sobre mi, inspeccionandome de arriba a abajo.—Por ahora, ¿Qué desean beber?

—Hola, Cariño—dice el infame rubio y luego suelta un grito seco—¿Por qué demonios me pateaste?—gruñe mirando al otro lado de la mesa, un chico de cabello castaño se ríe entre dientes y enfoco mi mirada en él.

Escucho como Jace se aclara la garganta pero no lo miro y trago saliva nerviosamente.

Evitalo.

—Bueno, Suertuda. Yo quiero una limonada de cereza—dice un chico con increíbles ojos verdes. Él abre una de las cartas y la inspecciona detalladamente.

—Que sean dos—agrega el rubio rodando los ojos y anoto en la libreta.

—Una corona—dice él castaño recostándose en su silla y balanceándose, casi espero que se caiga de espaldas y contengo una risa mordiéndome el labio. Él me guiña un ojo y en arco una ceja

—Agua—contesta secamente un chico cabello oscuro mientras se inclina sobre la mesa y me observa con sus ojos marrones. Tiene matices miel en ellos. Son hermosos.

... Y me mantengo ensimismada en sus ojos hasta que...

Escucho de nuevo como él se aclara la garganta y por fin, hago lo que evitaba, y lo miro directo a los ojos.

Esta observándome de pies a cabeza con el reconocimiento grabado en sus facciones y una sonrisa escondida en la comisura de sus labios.

— Una gaseosa de lima— dice Jace acariciando su barbilla con su dedo índice. Luce mejor, mayor y me esta sonriendo pícaramente como la vez que nos conocimos. —Eso es todo, Haley.

Él saborea mi nombre cuando lo pronuncia.

Sé que debo lucir anonadada.

Que ridículo.

Me giro en dirección a la cocina.

—Espero que recuerdes mi nombre, pequeña. —escucho que Jace dice a mi espalda.

Se acuerda de mi claramente.

Jace Carter.

Un integrante de una reconocida banda.

Estoy ahogándome.

Letras de JaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora